Invierte u$s8 M para comprarle la parte a una multi y va por todo en Oil&Gas

El tropezón no fue caída para Sica Metalúrgica; al contrario, derivó en crecimiento. La firma de Esperanza compró la parte de una sociedad que compartía -a partir de una joint venture- con la española Haizen Winds para fabricar torres de energía eólica. La apuesta falló por falta de mercado en ese segmento, y la firma decidió hacerse de los 15.000 m2 que tenían en conjunto con la multinacional y escalar la producción de su core business: la fabricación de tanques y equipos para la Industria del Oil & Gas. 

Para salir de la alianza, cerraron trato por u$s8 M a pagar en 5 años. Y la inversión está rindiendo frutos: con la demanda en pleno auge, están cerrando el año con un 25% de incremento en la producción de grandes equipos para las petroleras más importantes que operan en el país.   

Desde aquella sociedad sellada en 2017, que implicó una inversión conjunta de u$s25 M, el escenario cambió por completo. “Se habían anunciado grandes inversiones, pero finalmente no hubo mercado para las torres eólicas. No sé por qué no se generan oportunidades en este sector, cuando el país tiene vientos óptimos gran parte del año, pero la realidad es que no iba más y decidimos cortar por lo sano”, resumió Simonutti. Tras meses de negociación, en febrero de este año cerraron la salida ordenada del negocio y la recompra de la parte de la española.

La operación tuvo un efecto inmediato puertas adentro: los 15.000 m2 que ocupaba el joint venture pasaron a integrarse al complejo industrial de Sica Metalúrgica. “Hoy tenemos 30.000 m2 de superficie productiva”, explicó el industrial. Aprovecharon ese salto en capacidad para reforzar el negocio que hoy tracciona: Oil & Gas.

Desde Santa Fe hacia la cuenca neuquina

Los tanques para transporte de gas licuado fueron el histórico caballito de batalla de la empresa de Esperanza, que tiene 41 años de trayectoria. En el último tiempo creció fuerte la fabricación de grandes equipos para la extracción petrolera. A mitad de año había aflojado, pero después de las elecciones se empezó a mover de nuevo”, detalló.

Los equipos se fabrican completos en la planta y luego se despachan a Vaca Muerta, donde se terceriza el montaje final y las terminaciones. Entre los últimos hitos, Simonutti destacó el despacho del segundo separador trifásico de una serie construida para Spark Energy: un equipo clave para separar petróleo crudo, gas y agua, que demandó más de ocho meses de trabajo y fue diseñado bajo código Asme.

Con el negocio petrolero en plena expansión, la empresa hoy negocia de manera directa con las principales petroleras que operan en el país y ya tiene trabajo tomado hasta julio del año próximo. “Entiendo que para 2026 y los años que siguen la demanda va a ser muchísima. ”, proyectó, aunque aclaró que también están buscando alternativas para diversificar.

En paralelo, Sica mantiene un perfil exportador activo. Brasil es hoy uno de los principales destinos, al que se suma una infraestructura propia en Paraguay. En 2025 también enviaron tanques de gas licuado a Cuba y a California, además de equipos de almacenaje para clientes históricos en distintos mercados de la región.

El cierre del capítulo eólico también supuso reordernar el frente laboral. De los 130 empleados que había en el joint venture, algunos emigraron a España y otros regresaron con el tiempo. Hoy el holding emplea a 240 personas y mira el corto plazo con optimismo. “Hay buenas expectativas. El equipo petrolero de la empresa va a estar muy fuerte por al menos cuatro años”, sintetizó Simonutti.