Financiera pidió la quiebra por no poder pagar sueldos en tiempo y forma

El caso de Credife SA, la financiera con base en la ciudad de Santa Fe que hasta hace algunos años operaba con más de una decena de sucursales en distintas provincias, sumó un nuevo y decisivo capítulo: la propia empresa solicitó la quiebra ante la Justicia, argumentando incapacidad para afrontar el pago de sueldos y otras obligaciones básicas.

Dedicada históricamente al otorgamiento de créditos de bajo monto a familias de ingresos medios y bajos, la firma había ingresado en concurso preventivo de acreedores en abril. La causa se tramita en el Juzgado de Primera Instancia de Distrito de la 3ª Nominación de la ciudad de Santa Fe, que había fijado inicialmente el 15 de mayo como plazo para la presentación de pedidos de verificación de créditos por parte de los acreedores.

Sin embargo, en las últimas horas la empresa presentó un escrito solicitando formalmente la apertura de su propia quiebra, en el que expone la imposibilidad de sostener su operatoria, incluso en lo mínimo indispensable como el cumplimiento de los salarios del personal. La decisión representa un cambio drástico en el expediente judicial y podría acelerar el proceso de liquidación de activos.

Según datos aportados por los abogados de la sindicatura, Credife arrastraría un pasivo superior a los $400 M, con una estructura de deudas ampliamente distribuida entre pequeños ahorristas y proveedores. Durante sus años de mayor actividad, llegó a contar con 13 sucursales en Santa Fe, Entre Ríos y  la provincia de Buenos Aires.

La situación financiera crítica de la firma se debe, en buena parte, a una profunda caída en la cobrabilidad de los créditos otorgados y fuertes deudas fiscales con organismos recaudadores de distintas jurisdicciones. Estas condiciones minaron la sostenibilidad del negocio y empujaron a la empresa a un callejón sin salida.

En off the record, fuentes cercanas a la sindicatura confirmaron que la resolución judicial que aprueba la quiebra sería inminente, lo que marcaría el inicio del proceso de liquidación formal. De concretarse, quedará bajo responsabilidad de la sindicatura la administración de los bienes de la firma, el resguardo de los derechos de los acreedores y la eventual ejecución de activos para cubrir el pasivo.

La caída de Credife representa un nuevo caso testigo del deterioro que enfrentan las financieras no bancarias que operan en segmentos de alta vulnerabilidad, presionadas por el aumento de la morosidad y la falta de respaldo estructural para afrontar escenarios adversos.