Los corrieron del negocio de los arándanos y ahora apuestan a los viñedos

Los Drovetta ni se imaginaban, cuando encararon un duro pleito con una terminal portuaria que se instaló justo al lado del campo que alquilaban y les complicó la plantación de arándanos, que terminarían incursionando en el negocio de la vid.

El objetivo de desarrollarse en el mundo de las producciones alternativas es el que los llevó a fundar el segundo viñedo de la provincia de Santa Fe, con miras a gestar una mini bodega boutique y ofrecer comodidades para que los visitantes puedan tomar contacto con la producción vitivinícola y hasta alojarse en el campo ubicado en Serodino, a pocos minutos de auto desde Rosario.

“El predio destinado al viñedo tiene una hectárea, pero en rigor de verdad desarrollamos la obra de riego para la mitad de la superficie. Coloqué el doble de densidad de ejemplares con miras a trasplantar algunos al resto del terreno el año que viene”, relata Pablo Drovetta, el técnico agrónomo de 33 años a cargo del emprendimiento familiar que está montado en un sector de un campo de 220 hectáreas que les pertenece.

Los arándanos tuvieron que levantarse en 2004, cuando Dreyfus compró el lote que los Drovetta alquilaban frente al río en Timbúes. “En ese momento nos desanimamos, pero en los últimos años volvimos al ruedo, esta vez con los viñedos, luego de la visita a una  bodega instalada en Victoria”, mencionó en contacto con Punto Biz el emprendedor que mixtura el dedicado trabajo que demanda la vid, con los cultivos extensivos que también están presentes en el establecimiento familiar.

“La apuesta es a largo plazo y según los asesores mendocinos con los que nos conectamos y a quienes les compramos los plantines, recién en tres años vamos a cosechar la uva necesaria para producir la primera partida”, sumó Drovetta. Se calcula un litro de vino por barbecho, es decir, que si logran darle batalla a las enfermedades a las que están sometidos los ejemplares en un clima húmedo como el local, habrá 400 botellas luego de la primera vendimia.

En plena zona núcleo hay que olvidarse del malbec. “Sembramos espaldares de tannat y tempranillo”, indicó.

El programa apunta así a una oferta muy exclusiva para quienes se arrimen a Serodino una vez que las comodidades lo permitan. “Es el puntapié inicial de un plan de turismo bodeguero que solo tiene un antecedente en Arteaga”, referenció el agropecuario sobre lo que vendrá.

Del proyecto trunco de los arándanos -que no obstante logró un par de cosechas en la que salvaron la inversión- quedaron los insumos para el riego por goteo que se montó en el flamante viñedo.