Vitrofin, la cristalería recuperada que volvió a vivir

Una década larga transcurrió desde que del derrumbe de la convertibilidad se llevó puesto un sinnúmero de empresas y catapultó a cifras inéditas los indices de desocupación. Por aquel entonces surgió el fenómeno de las empresas recuperadas, a partir de grupos de trabajadores que se agruparon para resistir la crisis y sostener por medio de cooperativas a las firmas quebradas. 

Los nuevos emprendimientos tuvieron suerte diversa. Algunos tuvieron que bajar definitivamente las persianas, pero uno de los casos íconos, el de la Cristalería Vitrofín de Cañada de Gomez, tiene motivos para el orgullo: celebra su primeros 10 años, y lo hacen con el doble de trabajadores que en los 90 y concretará para fin de año una inversión de $ 1,6 M para sumar un nuevo horno a la producción.

En 2004 y tras adquirir la planta en un remate, los trabajadores de Vitrofín comenzaron a cristalizar un sueño. Consiguieron lnversores y reactivaron una industria que no tiene demasiados exponentes en el país. La semana pasada festejaron una década de existencia bajo el régimen de la economía social como sistema de gerenciamiento y celebraron con anuncios. 

“Estamos en proceso de reparación a nuevo de uno de los dos hornos con los que contamos y planeamos para finales de año invertir $1,6 M para la adquisición de otro nuevo, con miras a ampliar la producción”, le confirmó a punto biz Oscar Pelli, presidente de la Cooperativa.

Cuando bajó sus persianas en medio de denuncias de vaciamiento la industria tenía 30 empleados, pero hoy nuclea a 73, que son socios. “No descartamos la posibilidad de sumar 30 puestos más si entra en operaciones el nuevo horno”, amplió. La compañía es líder en la fabricación de copas de cristal en base a dos calidades, una premium y otra de menor valor.

“También avanzamos en un plan para formar nuevos artesanos cristaleros, ya que los empleados tradicionales se están poniendo grandes. A los que tenían más experiencia, algunos cerca del retiro, los convocamos para la reapertura de la planta. Vinieron gustosos y hoy les enseñan a los más nuevos”, esgrimió.

La fórmula para ganar mercado fue apostar a la calidad de producto, valorada por maestros del cristal que dicen nunca antes haber visto un acabado tan correcto. “Los antiguos dueños operaban grandes volúmenes pero con terminación regulares. La política de la cooperativa es la de crear copas, carameleras y floreros que se destaquen por sus finos detalles. Lo estamos logrando y permitió consolidar una oferta que hoy es distribuida en casi todo el país”, sumó.

Con distribuidores propios y tercerizados, Vitrofin envía mercadería a todas las provincias. “Entre 2006 y 2011exportamos a México y Paraguay, Colombia, España y EE.UU, pero hoy el mercado interno se lleva todo nuestra capacidad de abastecimiento. De ahí la necesidad de un nuevo horno”, dijo Pelli.

Vitrofin también sumó nuevos productos a través de joint ventures, como la fabricación de mosaicos venecianos. “Es un acuerdo con la empresa Fusso de Buenos Aires, mediante el cual ellos ponen la maquinaria y nosotros la mano de obra y la experiencia en el manejo del cristal para producir el material que sirve como revestimiento para baños, cocinas y demás ambientes”, agregó.

El mercado del cristal está integrado por tres compañías, entre las que se encuentra Vitrofín. Otra fábrica emblemática es la de San Carlos Centro, mientras que una tercera firma, en Buenos Aires, se concentra en el rubro proveer al rubro gastronómico.