Fabricantes de máquina agrícola piden créditos que dejen de ser cautivos de las exposiciones

Superada la sequía del 2023, se esperaba que el 2024 reportara una reactivación de la maquinaria agrícola, pero las expectativas se fueron desvaneciendo con el paso de los meses. Es que la incertidumbre económica marcó gran parte del año, y los productores se plantaron sobre sus mercaderías, por las expectativas de una devaluación que nunca se terminó de concretar. 

Los resultados a noviembre de patentamientos de maquinaria agrícola dan cuenta de una baja interanual del 17,4%, y el acumulado de los once primeros meses de 2024 fue de 5.971 unidades, un 9,2% menos respecto de las del año anterior. 

Con todo, los fabricantes de origen extranjero de la maquinaria agrícola nucleados en la Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros equipamientos Agrícolas e Industriales (Afat), entidad que nuclea a firmas de la talla de John Deere, New Holland, Claas, Stara, Case, Jacto y Otmis, previeron números positivos para el 2025 -hablan de un 15%-, pero advirtieron sobre una situación que afecta el mayor despliegue del sector: el crédito para vender las máquinas es sólo de ocasión, y aparece en serio sólo cuando se desarrollan las muestras agropecuarias. 

Por ese fenómeno, las fábricas sólo registran pedidos en marzo y en junio, cuando las estrategias comerciales de los bancos privados y públicos se esmeran para colocar sus líneas de financiamiento para las muestras agropecuarias. Pero las líneas que se ofrecen se agotan y el resto del año las ofertas crediticias que perduran dejan de tener su atractivo. 

Leandro Brito Peret, gerente de Relaciones Institucionales de Afat, resaltó que “el 2024 termina mucho mejor a lo esperado luego de un primer semestre muy negativo” y subrayó que las expectativas para el nuevo año son mejores ya que se observa una estabilización de la tasa de interés, un factor que el productor está obligado a atender porque la inversión en maquinaria -en particular los equipos de mayor porte- obligan a efectuar desembolsos significativos.

El parque de maquinaria argentino está envejecido: un 80% de las cosechadoras tiene más de 10 años y el 70% de los tractores ya recorrieron más de siete años de su vida útil. Desde Afat apuntan que el sector podría estar por encima de los u$s2.000 M anuales, pero para ello se necesitan líneas de crédito que sean estables en el tiempo, con tasas competitivas y que no requieran de subsidio estatal alguno”.

Con el dólar calmado, desde Afat destacan también que los productores se están volcando a tomar créditos en dólares. “Es un cambio estructural y cultural -destacó Brito Peret- y acotó: “Claro que tiene que tiene que quedar habilitada a pleno la posibilidad de comprar dólares”. 

En tren de ganar competitividad, los fabricantes de origen extranjero plantean otras cuestiones clave a resolver por la Argentina. Desde los anticipos de IVA “que son abusivos”  y con un sistema de devolución que tarda seis meses, el impuesto a los ingresos brutos provinciales, el impuesto al cheque, la imposibilidad de girar dividendos, etc. 

La industria trabaja hoy con un porcentaje bajo de capacidad instalada pero la falta de competitividad argentina le impide exportar. De hecho, las únicas exportaciones significativas son los motores que fabrica John Deere en Granadero Baigorria. Y el problema no pasa por la calidad de producto, porque toda la maquinaria argentina evolucionó en la cresta de la ola de la siembra directa, es estrictamente una cuestión de costos.