Con el sueño chino pinchado, la producción porcina afronta nuevos escollos

¿Nuestro país perdió una oportunidad importantísima o la promesa de grandes inversiones en el sector porcino terminó siendo un cuento chino? Hace poco más de un año, en Argentina se debatía la posibilidad de hacerle lugar a los inversores del gigante asiático, que prometían desembolsar importantes dividendos en suelo argentino para montar megafactorías que fueran capaces de comcompensar la abrupta caída del stock que había provocado la peste porcina africana en China. En esa ocasión, productores y dirigentes del sector ganadero insistían en que el esquema debía emplear mano de obra local, algo que, a priori, no convencía a los inversores orientales.

El brote de aquella enfermedad en China dejó una importante merma del stock de cerdos, que pasaron de 428 millones de cabezas a finales de 2018, a 310,4 millones a finales de 2019. En este sentido, sufrieron una pérdida de 117,5 millones de animales (-27%) afectando fuertemente la producción local y, en consecuencia, las posibilidades de abastecimiento interno para satisfacer la demanda del tipo de carne que más consume la población china.

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