La reutilización de los residuos se impone, de la mano de las regulaciones ambientales, generando nuevos emprendimientos de gestión pública y privada. La mayor expresión del fenómeno dentro de la geografía santafesina se sitúa en Rafaela, que cuenta con un parque tecnológico dedicado a empresas de reciclaje, y donde a la vez se consolidan otras industrias que ya tienen un camino recorrido.
El Parque Tecnológico de Reciclado es el punto de encuentro de los sectores públicos y privados que procesan desechos urbanos. “Es la primera experiencia en Argentina de un perímetro exclusivo para el tratamiento de los residuos. El objetivo, además de generar alternativas de negocio, es el de reducir el enterramiento, generar valor agregado y fomentar la consolidación de un polo de procesamiento que tenga a Rafaela como centro”, destacó Gustavo Pieroni, titular de la cartera de Desarrollo Productivo de la ciudad. Cuando el parque, proyectado hace 12 años esté funcionando a pleno, desde el Municipio esperan haber creado 200 nuevos empleos relacionados con la economía verde.
La empresa CyG, una pyme productora de biodiesel de capitales rosarinos hace algunas semanas firmó la posesión de uno de los lotes del complejo rafaelino para radicarse a partir de un desembolso de u$s 0,5 M. “Nosotros ya venimos trabajando en la región cercana a Rafaela recolectando aceite mineral y vegetal y procesandolo en otras plantas, como la de Albardón en Puerto San Martín. Con la inversión que tenemos previsto habilitar en 2015 vamos a reducir gastos de flete en un área en la que trabajamos activamente para acceder a los residuos que son nuestra materia prima”, explicó Juan Leguizamón, apoderado de la firma, en diálogo con punto biz.
La idea de los gerenciadores de CyG es producir 100 toneladas al mes desde el nuevo establecimiento en Rafaela. “Si bien no esperamos una ganancia exorbitante producto de los gastos de recolección y el tratamiento previo del residuo, etapas que se llevan mucho de la rentabilidad, la idea es la de generar un modelo autosustentable que deje algún margen”, repasó Leguizamón.
Deisa, también de Rafaela, apuntala esa marca registrada local. Desde hace 15 años se dedica al diseño, fabricación a medida y montaje de maquinaria para la distribución de fertilizantes, residuos forestales y plantas para la clasificación y tratamiento de residuos sólidos urbanos (RSU). “Hay dos factores que confluyeron para llevarnos a este presente de liderazgo en el país y en la región. Por un lado un trabajo basado en la visibilización de nuestro portfolio de productos y servicios, por el otro en relación al desarrollo cada vez más intenso de políticas ambientales para la disposición de residuos sólidos urbanos, cuando antes sólo los gobiernos reparaban en el empleo responsable de los efluentes cloacales”, repasó Andrés Ferrero, socio y presidente del directorio de Deisa.
La clasificación y procesamiento de residuos sólidos urbanos explotó en los últimos años, y esto llevó a Deisa a ganar más de un centenar de licitaciones para proveer de maquinaria a municipios pequeños y grande metrópolis. “La estrategia del municipio es clara en torno a fomentar la industria asociada a la sustentabilidad ambiental. Aúna sí, la política oficial no quita que haya que seguir trabajando sobre todo en materia regulatoria para incrementar el horizonte productivo de la economía asociada al reciclaje”, manifestó el ejecutivo.
