Pullaro apuesta a diferenciarse con su plan de obra pública 

Lo anticipó en campaña, lo ratificó tras ser electo como presidente y lo puso en práctica al asumir el cargo. Dispuesto a ejercer un profundo plan de recortes que le permita cumplir con el “mandamiento” del déficit cero, Javier Milei decidió detener todos los proyectos de obra pública que se ejecutaban en la gestión anterior. De acuerdo a un informe del Sistema Nacional de Inversiones Públicas, el Estado nacional congeló entre diciembre de 2023 y febrero de este año 2.117 proyectos sobre un total de 2.417 que estaban en ejecución: una caída del 87,6%. 

Ese recorte provocó, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la pérdida, hasta marzo pasado, de 52.387 puestos de trabajo. El tema podría ser todavía más severo: la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) estima que entre marzo y junio se perdieron otros 50 mil empleos formales. Serían, en total, unas 100 mil bajas en el sector. Consecuencias del profundo ajuste.

Como Milei, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, adhiere a la idea de un Estado más austero. Pero busca marcar diferencias con el libertario. Una de ellas es el manejo de la obra pública. El radical está convencido de que la construcción de rutas, colegios, salas para la atención médica y hasta pabellones carcelarios se constituyen en herramientas valiosas para enfrentar la recesión que golpea a la economía. Convencido de utilizar ese recurso, la provincia proyecta invertir este año, en ese tipo de trabajos, u$s 500 M.

En el centro de la escena

Esta semana el tema de la obra pública ocupó un lugar central en la agenda del gobernador. El miércoles pasado anunció el “Acuerdo Rosario” junto al intendente Pablo Javkin, un paquete de obras que se financiará con dinero de la provincia. Algunas debían ser sostenidas por las arcas nacionales, pero la motosierra de Milei lo impedirá. 

Pullaro montó en el teatro La Comedia un acto potente para anunciar el plan made in Santa Fe. No faltó ninguno de los actores centrales de Unidos, la coalición gobernante. Estuvo el Gabinete en pleno, pero también Clara García, Mónica Fein, Antonio Bonfatti, Ciro Seisas, María Eugenia Schmuck, Miguel Tessandori y hasta el rector de la Universidad Nacional de Rosario, Franco Bartolacci, siempre crítico con la gestión de Milei. El gobernador quiere darle su impronta al tema, convirtiendo a la obra pública en una de sus pilares de su gestión.   

Pullaro, como otros gobernadores, inició hace semanas gestiones con Nación para que le permitan continuar aquello en lo que el presidente no piensa destinar un centavo. El radical mantiene, como con tantos otros asuntos, una línea abierta con el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos. Está pautada, para la semana próxima, una reunión entre ambos en la que acordarán qué sigue Nación y de qué se hace cargo la Provincia. 

Escuelas, centros para la infancia, planes de vivienda y rutas figuran entre las que pasaría a financiar Santa Fe. Por el contrario, Francos anticipó que se quedarían con los trabajos para la protección de la cascada del Arroyo Saladillo, en el sur de Rosario; la ampliación de la planta potabilizadora de Granadero Baigorria, y el acueducto San Javier-Tostado. 

Pullaro insiste, y aún no tuvo respuesta, para hacerse cargo de las rutas que desembocan en las terminales portuarias. Hay un interés especial en ello porque se trata de un aporte que la producción espera. Ese proyecto cuenta, incluso, con el aval de capitales privados. La Bolsa de Comercio está involucrada, pero también las cerealeras, que se comprometieron a participar con los bonos que la provincia emitirá para financiar esos proyectos. 

“Si los fondos nacionales no están, la obra la vamos a hacer con fondos provinciales”, aseguró el ministro de Obras Públicas de Santa Fe, Lisandro Enrico, en el acto que reunió a la plana mayor de Unidos. El funcionario fue un poco más allá: aunque habló de un diálogo fluido con Nación, opinó que la gestión libertaria ha tenido una política “hostil con la obra pública”.

Algo de eso le marcó también Pullaro a Milei en medio de la celebración por el Día de la Bandera. “Señor Presidente, mire a este país. Mire al interior productivo. Nos faltan obras de infraestructura para desarrollarnos y poder desplegar todo el potencial que tiene nuestro país”, lanzó mientras algunos asistentes al acto le respondían con silbidos, sus funcionarios aplaudían con entusiasmo y sus pares de Nación permanecían en sus asientos con gesto imperturbable. Fue un momento incómodo, pero que el gobernador consideró necesario. Pullaro hace sus propias cuentas: 43 mil personas, según sus cálculos, viven de la obra pública en Santa Fe. Si todos los proyectos permanecen detenidos provocaría una sangría laboral que incomodaría, también, a su gestión. Eso explicaría su interés por financiar obras que debía realizar Nación, aun cuando el dinero no es algo que le sobre. Una vez más, como con la seguridad o la producción, el radical busca mostrarse activo, exhibirse como un gestor eficaz. Todos los pasos son calculados. Se evalúa la coyuntura, claro, pero también el futuro. Pullaro busca proyectarse en otros escenarios, trascender los límites de la política provincial. Construir ese objetivo, asfaltar ese camino, es también un trabajo de todos los días.