La reforma constitucional se vota pero no se debate

La campaña para la primera elección santafesina del año sigue sin despegar. Llana, pobre y vacía, apenas comenzaron a emitirse spots que intentan ilustrar a la población sobre qué se elige y cómo debe votar el próximo 13 de abril. Muy poco para todo lo que se pone en juego. Hay, en el tema de la difusión, un motivo de disputa entre el oficialismo y la oposición. Distintos candidatos creen ver detrás de esa magra tarea de divulgación una conducta intencionada de parte del gobierno provincial, que ha decidido hacer campaña difundiendo actos de gestión más que ofreciendo ideas sobre lo que pretende para la nueva Carta Magna. 

A una semana de la compulsa electoral, por izquierda y por derecha le achacan a Maximiliano Pullaro –titular de la Casa Gris, pero también candidato a convencional constituyente e impulsor de una reelección que podría beneficiarlo– no haber machacado con la insistencia adecuada, utilizando los canales y las herramientas formales con las que cuenta el Estado, sobre los alcances de un comicio que será histórico. 

La crítica la comparten, apenas para citar dos ejemplos ubicados ideológicamente en polos opuestos, el libertario Nicolás Mayoraz y el líder de Ciudad Futura y candidato por el PJ, Juan Monteverde. El concejal realizó, incluso, una presentación ante la justicia electoral para que se publiciten detalles que permitan a la población concurrir a las urnas con la información necesaria.

Es lógico el reclamo: no sólo es importante saber los colores de las distintas boletas o dónde colocar una cruz. La inmensa mayoría de los electores no tiene claro cuáles son los 42 artículos que se modificarán o el conjunto de 19 derechos que estarán sujetos a debate para ser incorporados por la Asamblea Constituyente reformista.

“La ciudadanía conoce lo que se vota. No es un debate nuevo en la provincia de Santa Fe. Hace años que se viene debatiendo la importancia de reformar la Constitución”, replicó el viernes Pullaro al ser consultado por los cuestionamientos que recibe. Es cierto que se habla desde hace mucho tiempo de una posible modificación. Concluir que eso por sí solo permite que la gente esté al tanto de los alcances que tendrán esos cambios es de un optimismo extremo. 

Pero no todo pasa por la difusión del sistema electoral. Las propuestas, vale decirlo, tampoco florecen. Quizás los candidatos han advertido que a una franja del electorado no le interesa escucharlos y prefieren, siguiendo las lógicas actuales del discurso político, decir poco, sin profundizar demasiado y con algún título más efectista que esclarecedor sobre los proyectos que impulsan. 

Es la seguridad, estúpido

La disputa electoral tuvo esta semana un capítulo saliente con la visita, con tono de campaña, de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. La funcionaria llegó a Rosario con la excusa de repasar detalles del Plan Bandera, el despliegue del comando unificado que Nación y Provincia lanzaron a fines de 2023 para contener los efectos de una violencia endémica. No hubo invitaciones cursadas a la Gobernación. Tampoco a la Intendencia. Una puesta en escena con exclusivo color libertario. Nada que pueda capitalizar Pullaro. 

Bullrich se mostró en un destacamento de Gendarmería junto a Nicolás Mayoraz y Juan Pedro Aleart, candidatos a la constituyente por La Libertad Avanza. La ministra habló “del programa que el presidente Milei planteó”, buscando que los logros en materia de seguridad que se consiguieron en Rosario queden asociados con el aporte nacional. La funcionaria reclamó, además, “terminar con la doctrina garantista de socialistas y kirchneristas”. La mención al socialismo fue un golpe directo para el principal socio que tiene Pullaro dentro de Unidos, la coalición oficialista santafesina. 

También hubo una estocada para el radical. Al ser consultada por la reforma constitucional, Bullrich no sólo pidió el apoyo para los candidatos libertarios. Además, le achacó al gobernador su ímpetu reeleccionista. “Queda como único objetivo cuando la sociedad necesita objetivos mucho más profundos”, chicaneó. Tal como vienen haciéndolo Mayoraz o Aleart, puso las tintas sobre los gastos de la política y reclamó que se avance en Santa Fe con la unicameralidad. 

Pullaro intentó bajarle la espuma a esos dichos y al desaire de una visita que nunca fue comunicada y en la que se difundieron los avances de un plan del que es parte. El gobernador dijo que el miércoles habló con Bullrich y que no le llamó la atención que no le cursara invitación porque la funcionaria bajó en Rosario para respaldar a los candidatos de su espacio. 

La declaración fue elegante, pero en los hechos el radical batalla con Nación por los dividendos favorables que deja el plan de seguridad. Nadie regala nada. Para mostrarse activo con el tema, en los últimos días anunció la compra de pistolas de electroshock para la policía, dispuso el despliegue de más patrulleros y efectivos en las calles y puso en marcha la construcción de la cárcel para presos de alto perfil, en Coronda. Junto a ese paquete de medidas dejó, además, una declaración de principios: “La seguridad es la única política sin límite presupuestario”. 

La seguridad es un elemento de peso en esta elección marcada por la apatía. Roque Cantoia, responsable de la consultora Doxa Data, relevó que al menos la mitad de la población en Rosario sostiene que la seguridad “está mejor o mucho mejor” que en el pasado. En esas encuestas el gobernador es mencionado como el principal responsable, aunque Bullrich también es identificada como “un actor asociado a esa mejora”.

La batalla entre Provincia y Nación se recalentó en la previa de la elección no sólo por el reparto de los logros en materia de seguridad. La obra pública también generó contrapuntos. Hubo idas y vueltas con la construcción de un puente que une a Santa Fe con Santo Tomé. Se dijo que Nación se oponía al avance de las obras que encaró la gestión provincial. Desde la Gobernación advirtieron que no detendrían la construcción. Finalmente la sangre no llegó al río: desde Vialidad Nacional confirmaron que podía avanzarse y que todo se había tratado de un error administrativo en la presentación del proyecto. 

Aquello pudo tratarse de un equívoco. Lo que no tiene nada de ambiguo es la disputa que mantienen las dos administraciones por el tema de la obra pública. En los últimos días tres senadores departamentales y un diputado –tres de ellos pertenecientes al oficialista Unidos; el cuarto, un perottista que podría pensarse como aliado– presentaron recursos de amparo ante la Justicia para que Nación retome obras olvidadas en rutas que atraviesan la provincia. 

Podría pensarse que cumplen con su tarea como legisladores. También, que responden a una estrategia del gobierno provincial. “Permanentemente hacemos reclamos, pero lamentablemente no tenemos respuesta”, dijo Pullaro en la semana respecto de esos trabajos demorados y del traspaso que reclama desde hace meses para hacerse cargo de las tareas de reparación y mantenimiento.

Alguna tensión se advierte en la superficie. Pero no todo es disputa. Pragmático, Pullaro ha decidido desde el primer día de su gestión tener asfaltado el puente que lo une con Milei. Acompañó más de una vez, con el voto de los suyos en la Legislatura, las necesidades del Gobierno nacional. Defendió incluso al libertario cuando estalló el escándalo de la criptomoneda. 

Esta semana volvió a tenderle una mano cuando se votaron los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para la Corte. Desde el gobierno provincial trabajaron para enviar una señal amistosa al garantizar el voto favorable de Eduardo Galaretto, senador radical por Santa Fe. Queda un largo camino por recorrer después de la elección del 13 de abril y, aunque puedan asomar algunas disputas ocasionales, lo que menos quiere el radical es dinamitarlo con una rivalidad inconveniente.