La Corte y Pullaro libran una batalla a cielo abierto

Se contaron la semana pasada, en este mismo espacio, detalles de los últimos capítulos en la embestida que el Ejecutivo santafesino protagoniza para renovar a la Corte Suprema provincial. Ya no hay maquillaje ni disimulo en la disputa. Las cartas están echadas. Y los principales actores ya no evitan la refriega directa, a cielo abierto.

Si desde el Gobierno es el propio Maximiliano Pullaro el que advierte que busca una justicia “moderna, eficiente y efectiva”, algo que “la pirámide judicial no está en condiciones de dar”. Del otro lado no es un juez o un camarista el que responde. En absoluto. Es el presidente del máximo Tribunal el que se calza el traje de contendiente. Rafael Gutiérrez aseguró está semana que “lo único que le interesa –a Pullaro– es poner a algún amigo en la Corte”. Ya nada se maquilla. 

La pulseada entre dos poderes del Estado es a la vista de todos. Si había alguna intención de moderar el enfrentamiento, algo que parecía advertirse en las últimas semanas, esa estrategia quedó definitivamente atrás. 

Pullaro le pidió a la cúpula del Poder Judicial que no “mienta” respecto de los reclamos que viene impulsando, por ejemplo, con la cobertura de vacantes. En el Ejecutivo insisten en que reclamaron el detalle de cómo funciona cada juzgado de la provincia para verificar si los pedidos de cargos, ascensos y contrataciones son necesarios y que nunca recibieron esos informes.

El gobernador se envalentonó esta semana, durante una recorrida por la capital santafesina, al decir que no arruga para dar los debates, que irá contra aquellos que pretenden mantener sus privilegios y que lo hará aun cuando reconoce que quizás esté gastando capital político detrás de esa disputa. 

En la Corte no ven en esa cruzada buenas intenciones. Insisten en que el gobernador quiere una Justicia a su medida y que con sus acciones interfiere en otro de los poderes del Estado. Gutiérrez quiere conservar su cargo y le sugirió al gobernador que le inicie, de ser necesario, un juicio político para removerlo. Es algo en lo que pensó el Ejecutivo provincial en algún momento y que luego tamizaron. Hay un costo a pagar detrás de eso. Y es, además, internarse en un camino incierto. 

El respaldo orgánico de Unidos 

En Unidos para Cambiar Santa Fe, la coalición de Gobierno, empezaron a dar pasos formales para acompañar al gobernador en su idea de renovar a la Corte. Quizás advertidos de que la remoción de Gutiérrez, Eduardo Spuller y Roberto Falistocco –todos con más de 75 años de edad, superando el límite que permite la Constitución Nacional– los empujaba a recorrer un sendero sinuoso, desde el socialismo propusieron un camino alternativo, elevando a siete –hoy son seis– la cantidad de miembros del máximo Tribunal. Eso le permitiría al Gobierno, en caso de aprobarse ese proyecto, cubrir tres vacantes: la que se suma y las que dejarán en breve María Angélica Gastaldi y Mario Netri, quienes ya anunciaron su retiro, en parte esmerilados por el avance del Ejecutivo para renovar la Corte. 

Lo que esta semana quedó claro es que la idea del socialismo se concretará, más temprano que tarde. Quizás en algunas semanas. No sólo hubo un guiño del radicalismo para respaldar esa iniciativa. 

Pullaro consiguió algo más importante. Que todo Unidos, de manera orgánica, se sume a la disputa. Esta semana la coalición emitió un comunicado donde expone sin fisuras su apoyo a los cambios que pretende el gobernador en el ámbito de la Justicia.

Un incidente del que participaron trabajadores judiciales, quienes repudiaron con insultos la presencia de los ministros Fabián Bastía y Pablo Cococcioni en el edificio del Tribunal santafesino, fue el disparador para que diez de los partidos que integran el oficialismo se abroquelen detrás de las medidas con las que busca avanzar Pullaro. Ese documento dejó en claro que ya no hay retorno ni en la relación con la mayoría de los miembros de la Corte ni en el proyecto para renovar ese cuerpo.  

Unidos planteó que los cambios son necesarios para conseguir un Tribunal “que esté a la altura de los tiempos históricos”. Pero además, marca la necesidad de terminar con “privilegios injustificados” y aclara que “la garantía de estabilidad de los magistrados” no significa que deban tener cargos “vitalicios”. Habla de las transformaciones “necesarias” en el servicio de justicia, habla de la modernización y de los niveles de transparencia. Y para que no queden dudas del interés de fondo propone una nueva composición de la Corte donde se respete la diversidad de género, de origen geográfico y de especialidad. Por si fuera poco le pone un límite a la edad de los cortesanos para que ocupen un cargo allí: los tan mentados 75. 

En la refriega abierta y decidida de esta semana hubo de todo. Gutiérrez le sugirió a Pullaro  que lea la Constitución y Bastía, un ministro central en la gestión, le devolvió el embate con munición gruesa. 

El funcionario dijo que los jueces se sienten “vitalicios” y aseguró que Gutiérrez y Spuler ingresaron al máximo Tribunal por sus relaciones, tanto personales como laborales, con Carlos Reutemann. Para 

Falistocco se guardó otra estocada: sugirió que lo elevaron a cortesano como “premio” por encargarse de la Ley de Lemas, el sistema electoral que el peronismo utilizó con pericia en Santa Fe durante años. Como se ve, nadie cuida ya las formas en una disputa encarnizada y con final abierto.