Javkin construye puentes hacia la Casa Rosada

El miércoles, en la cena anual de la Fundación Libertad, aguardó que el presidente Javier Milei ofreciera su discurso de cierre para saludarlo. Paciente, Pablo Javkin se quedó a un costado y aprovechó el momento en el que lo tuvo a corta distancia para extenderle la mano. El libertario repartía gestos protocolares, desdén o abrazos efusivos, de acuerdo a la simpatía que le provocaba el personaje que pretendía compartir un instante con él. Al intendente de Rosario le tocó un saludo breve, de ocasión. Sin feeling. Está claro que no existe relación entre ellos. Javkin nunca ocultó esa distancia. Consumada la victoria del libertario, admitió que no tenía llegada al economista, tampoco con sus funcionarios de primera línea –con excepción del ministro del Interior, Guillermo Francos–, por lo que debía trabajar para tender puentes. Su cargo, más allá de las distancias ideológicas, se lo exigía. En eso anda por estos días.

El jueves estuvo en la Casa Rosada. Cerca del intendente confirman que visitó a funcionarios de segunda línea, pero evitaron dar detalles de esos encuentros. Algunas fuentes aseguran que fue a tratar el tema de los subsidios al transporte, recortados en el interior del país por la administración Milei, en febrero pasado. También, la adhesión de Rosario a la Red Sube, un beneficio que permitiría a los pasajeros pagar un costo menor por el boleto. 

Lo que en Seguridad tiene algo más aceitado por su antigua relación con Patricia Bullrich, debe trajinarlo en otras áreas. En especial con todas las cuestiones que hacen a otro rubro central de la gestión: la economía. Con esa necesidad a cuesta, Javkin encontró en una plataforma, la que conforma junto a una red de intendentes, un canal posible para llegar a la Rosada con algunas de las demandas que lo inquietan. 

La política vive hoy un tiempo de acuerdos y negociaciones febriles para aprobar las leyes que pretende Milei. Ese es un elemento que le juega a favor al rosarino. A él y al variopinto ejército de jefes municipales que tuvieron que amontonarse, unidos amargamente por los recortes de la motosierra libertaria. 

Esa confluencia le ha dado al grupo algo de músculo. La administración nacional atendió hasta ahora las demandas de los gobernadores. Era prioritario. Ahora, parece, sería el turno de escuchar a los intendentes. Mientras Milei vocifera en público para disciplinar, sus funcionarios tejen en privado buscando consensos.

El presidente está obsesionado en lograr, con el Pacto de Mayo del 25, una foto amplia, ancha y potente. O exhibir un documento avalado por buena parte de la dirigencia política argentina. Ese día, el del aniversario de la Revolución independentista, Milei quisiera tener en el retrato a dirigentes de todas las latitudes e ideologías, aun cuando en público insista con que logrará sacar las leyes que pretende “a pesar de la política”. 

En ese espacio de negociación en el que pesan las conveniencias más allá de las simpatías ideológicas, es que Javkin ha encontrado, junto a Daniel Passerini, de Córdoba, Julio Alak de La Plata o Ulpiano Suárez, de Mendoza, una llave para abrir puertas del Gobierno y discutir temas troncales de la gestión. Habrá que ver si ese resquicio les permite conseguir algo.

Anfitrión de un encuentro con peso nacional 

El intendente de Rosario necesita activar la economía local. Dotarla de flujos. También, aliviar el bolsillo de los ciudadanos. Todo es parte de una misma película. El lunes Javkin será el anfitrión de un encuentro en el que tiene en agenda, junto a sus colegas, abordar un puñado de cuestiones: subsidios recortados al transporte del interior, financiamiento externo y obra pública están en la agenda. Ya hay consenso para que nadie se descuelgue con pedidos particulares que convertirían a la reunión en un lamento interminable. 

Javkin quedará al frente de una foto que sus colegas buscan también tenga algo de simbólico respaldo en medio de la violencia que, como ocurre desde hace mucho tiempo, castiga a Rosario. La sumatoria de municipios que estarán presentes, y el peso de algunas ciudades densamente pobladas, le dará al cónclave cierto relieve nacional, a tal punto que confirmó su presencia el ministro Francos. Estarán, incluso, colaboradores de Luis Caputo, el mandamás de la cartera económica. 

El responsable de la cartera Interior es uno de los encargados de aceitar el diálogo con los opositores dialoguistas. Se sentó en la mesa con los gobernadores para pulir necesidades, demandas y apoyos. Camina los pasillos de la Legislatura para ajustar la estrategia parlamentaria y hasta comparte charlas con los dirigentes sindicales, que le muestran los dientes al Gobierno por algunas reformas, pero no dejan de escuchar lo que tienen para decir –y ofrecer– los colaboradores de Milei. 

Francos llegará a Rosario como una ofrenda de diálogo y de paz. Quizás, como sucedió hace pocos días en Santa Fe, cuando participó de la ceremonia en la que Maximiliano Pullaro asumió la titularidad de la Región Centro, dirá que no hay plata, pero que el futuro puede ser prometedor. Tal vez logre sedar a los intendentes con promesas para el futuro. 

Pero Francos no viene sólo a escuchar. Necesita llevarse algo. Pedirá, como lo ha hecho ya con otros dirigentes, el respaldo al mentado Pacto de Mayo. El ministro va sumando porotos. Algunos intendentes ofrecerán ese apoyo con gusto y otros con reparos. Javkin ha decidido ser pragmático y acompañar. El manual de supervivencia impone muchas veces tareas que, en otros tiempos, eran impensadas.