Sumas, restas, multiplicaciones y divisiones en la previa a las elecciones

El laboratorio electoral santafesino ya entró en funcionamiento. Los comicios de 2025 están a la vuelta de la esquina y es variado el botín en disputa: hay bancas en juego para la Cámara de Diputados de la Nación, intendencias, comunas, concejos municipales y hasta la posibilidad de elegir convencionales constituyentes en caso de que se avance con la proyectada reforma de la Carta Magna provincial. 

En ese combo explosivo muchos ya proyectan lo que está por venir. Piensan fórmulas y escenarios posibles. Evalúan disputas de toda clase. Miden candidaturas y elucubran, incluso, sobre posibles alianzas. 

En ese marco no es extraño que, de alguna manera, Javier Milei y Maximiliano Pullaro terminen enfrentándose y jugando parte de su capital político en un duelo local. El nombre del presidente no estará en ninguna boleta provincial, claro está. Quizás sí el del gobernador. La reforma de la Constitución podría ubicarlo como una de las opciones.

La Casa Gris analiza desde hace días el ímpetu con el que Romina Diez se involucró en la escena santafesina. Está claro que detrás de la diputada aparece la figura de Karina Milei alentando un discurso que tiene a Pullaro como principal enemigo. 

Pesa la idea de que La Libertad Avanza jugará a fondo el año próximo. Entre otros objetivos los libertarios buscan ganar diputados, ensanchar su base territorial en Santa Fe y tallar en la reforma de la Carta Magna, si ese proyecto avanzara. Ya dejó claro Diez que se opondrá a cualquier intento reeleccionista de Pullaro. 

En Unidos ven que la imagen de Milei decae algún punto respecto del favor popular, pero admiten también que a once meses de iniciada su gestión cuenta aún con altos niveles de aceptación. El sello de La Libertad Avanza pesa. El tema, entonces, es ver cuántos votos acompañarán una propuesta libertaria en la elección de convencionales constituyentes. ¿Será tal el peso del oficialismo nacional en una disputa con sesgo local? ¿La posibilidad de que se involucren opciones opositoras de peso –Amalia Granata, Marcelo Lewandowski, Diez– podría disgregar el sufragio a tal punto que impidiera al oficialismo santafesino conseguir el 51 por ciento de los votos necesarios para imponer sus ideas y su voluntad en la reforma?

Cerca del gobernador saben que podría poner en juego parte del amplio respaldo que consiguió al ser electo, en septiembre pasado. A diferencia de lo que sucedió el año pasado, ahora podría competir con figuras con las que comparte una porción del electorado. Sin embargo, confían en los números que registran algunas encuestas que llegan a su despacho. 

Una circuló en público en los últimos días y muestra los altos niveles de aprobación que tiene la gestión de Pullaro en Rosario. Un 67% la aprueba. Un 70% le destaca que durante su mandato logró domar el drama de la inseguridad y la violencia urbana. Ese mismo relevamiento de la firma Innova exhibe, por el contrario, un retroceso de Milei en el respaldo de la ciudadanía: un 52% reprueba su labor como presidente. Se trata de un 3% más respecto del último relevamiento que realizó la misma empresa, en julio pasado. 

Esos números –y otros que manejan– entusiasman al interior de Unidos. Creen que, aun cuando Milei se involucre o le otorgue todo el respaldo a Diez o a cualquier candidato propio para dar la pelea, Pullaro o la marca del oficialismo provincial podrán imponerse. Se verá si es suficiente para tener el 51%. No conseguirlo habilitaría a que la oposición juegue en tándem para derrumbar, por ejemplo, el sueño de la reelección. 

Rival, pero sin peleas

Unidos es una coalición amplia. Conviven allí, por citar apenas un ejemplo, los socialistas y el PRO. Un mejunje hasta hace tiempo impensado. El propio Pullaro es una figura que atraviesa las simpatías de distintos sectores sociales y partidarios. Es claro que, aun cuando a alguno de sus integrantes le haga ruido, Unidos y La Libertad Avanza comparten una porción del electorado.

Ese elemento no es menor para entender la relación que Pullaro ha decidido tener con Milei: oscilante y pragmática. Llevan ya once meses, uno presidiendo la Nación y otro la Provincia. Once meses arduos, complejos. Once meses que, por momentos, parecieron haberse extendido mucho más allá de lo que marcan los calendarios. Más de una vez el gobernador debió contar hasta mil para no responder a las bravatas del presidente, quien ha dicho del santafesino que destinaba pautas millonarias en los medios de comunicación para que “hablen bien de él” o que se abrazaba a un “salvavidas de plomo” al reunirse con Axel Kicillof. Usuario habitual y reincidente de las redes sociales, desde donde muchas veces marca postura, Milei llegó en el pasado a darle un like a un tweet en el que se vinculaba a Pullaro con el narcotráfico. 

Ese estilo, desacostumbrado para un presidente en períodos democráticos, volvió a colocar en veredas opuestas a Milei y a Pullaro en los últimos días. El libertario involucró a Raúl Alfonsín con lo que definió como un golpe de Estado contra Fernando De la Rúa. El gobernador se lo marcó en la reunión que mantuvieron esta semana en la Casa Rosada. El presidente minimizó lo sucedido y se justificó recordando que son las mismas formas con las que ha tratado a opositores, sindicalistas o economistas. 

Por conveniencia, Pullaro evita confrontar con Milei y con los libertarios. Más que eso: su vicegobernadora, Gisela Scaglia, no descartó en los últimos días reflotar la idea de una alianza provincial que contenga bajo el mismo paraguas a Unidos y a La Libertad Avanza. El propio mandatario santafesino lo hizo también la misma noche del encuentro en la Rosada. Dijo que no sería sencillo, pero no lo desestimó. La que se encargó de decir que eso no se materializará fue la diputada Diez. “Jamás sucederá. ¡Estamos en la vereda diametralmente opuesta!”, advirtió la legisladora. Un paso más para demostrar que los libertarios quieren jugar un mano a mano con Pullaro. Les sobra confianza. ¿Les alcanzarán los votos?