Reforma constitucional: Pullaro cabalgó sobre la diáspora del peronismo

Maximiliano Pullaro celebró el viernes algo más que su cumpleaños número 50. La ley que declara la necesidad de reforma de la Constitución provincial finalmente fue aprobada, tal como se lo planteó el oficialismo desde el comienzo mismo de su gestión, hace exactamente un año. 

El gobernador tiene motivos para la euforia. El primero, logró superar los escollos que sus antecesores –Carlos Reutemann, Jorge Obeid, Hermes Binner, Antonio Bonfatti o Miguel Lifschitz– no lograron sortear. Es histórico lo que su espacio ha logrado. El segundo, el cronograma de cambios profundos que se propuso como parte de una agenda compleja y osada, ha llegado a buen puerto: el 2024 finaliza con cambios de peso en el sistema jubilatorio, en la Justicia y ahora con la Carta Magna. El tercero de los motivos lo involucra directamente: finalmente se abrió el camino para que se ponga en debate la posibilidad de que un gobernador sea reelecto. Podría tocarle a él mismo ser el primero. Deberá, primero, superar el escollo electoral para tener una mayoría en la Constituyente o al menos tejer una red de alianzas para lograr competir en 2027. Si es que quiere. Y si es que las circunstancias se lo permiten, claro. Al menos Pullaro contará con una chance de pelear por algo que los anteriores mandatarios no tuvieron nunca a su alcance. 

Son días de entusiasmo en Unidos para Cambiar Santa Fe. Lograron con una estrategia sólida negociar hasta alcanzar en la Cámara de diputados 37 votos de aprobación al proyecto de reforma. Podrán decir que la compañía de dos legisladores del Frente Amplio por la Soberanía y de otros dos de Somos Vida, además de cinco del peronismo –cuatro del perottismo y un outsider– le otorgan al proyecto la pretendida amplitud y el necesario respaldo ideológico que un proyecto de semejante envergadura institucional merecen. Es una conclusión algo optimista, que podría debatirse, aun cuando tiene argumentos válidos por lo curioso de un acompañamiento de sectores liberales y de la centroizquierda.

Enojos, quiebres y expulsiones

Vale detenerse en todo lo que ha sucedido alrededor de la votación, en especial en Diputados. Lo del senado era un trámite donde Unidos iba a imponer su mayoría sin exponerse a ningún tropezón. 

Cuando entendió que los tiempos no permitían votar la necesidad de la reforma en sesiones ordinarias, Pullaro se dispuso a llamar a extraordinarias y las principales espadas del oficialismo –legisladores, ministros y secretarios– profundizaron las negociaciones con sectores de la oposición. Una vez más, Omar Perotti se convirtió en la llave para que el oficialismo avance. Los votos que podía conceder su espacio eran vitales. Hubo emisarios de Unidos que trabajaron con el peronismo para abrir, si no era posible un acuerdo formal con el partido, al menos un atajo para que el rafaelino tuviera libertad de acción. 

Aunque el lunes pasado el justicialismo sugirió que no se acompañara la iniciativa, al menos esquivó lo que reclamaban las voces internas más encendidas: la expulsión de los dirigentes que levantaran la mano para sumarse a la reforma. Así, Perotti y tres de los legisladores de su bloque se sumaron a la voluntad de Unidos, aun cuando desde las otras tribus del PJ los acusaron de traicionar al partido y a la voluntad popular que les permitió ocupar una banca. 

El peronismo volvió a exhibir su interna a cielo abierto. Determinar ahora mismo cómo afrontará el proceso electoral que viene es un imposible. Las divisiones son profundas y la elección de constituyentes supone una enorme dificultad, toda vez que se dispuso que no haya primarias en ese proceso. ¿Cómo se logrará un acuerdo entre las distintas corrientes para armar una lista? Hoy asoma como posible un escenario que profundizaría la diáspora: candidaturas por fuera de la estructura partidaria. En el perottismo piensan en esa alternativa. El senador Marcelo Lewandowski también. Quizás se sumen otros.  

No es el único lugar en el que tendrán que resetear estrategias. En el espacio de Amalia Granata el proceso ha dejado heridas profundas. Podría decirse que todo fue pérdida para la ex animadora de televisión. La ley que habilita la reforma y que ella rechazaba de plano se aprobó y sus proyectos –por caso, la unicameralidad– jamás se plantearon como una alternativa. Por si eso fuera poco perdió a dos de sus siete legisladores en la votación. Edgardo Porfiri y Omar Paredes acompañaron la iniciativa de Unidos. Fueron tildados de traidores y expulsados de Somos Vida. Granata avaló la teoría de que fueron “comprados por los empleados de Pullaro”. Una acusación gravísima. 

La semana de tropezones de la diputada celeste se completó con un error no forzado: cuando la política santafesina negociaba un paso institucional histórico, Granata viajó para ver al Papa Francisco. Aunque pueda entenderse que la agenda del Sumo Pontífice es apretada y estricta, y que la cita estaba pactada desde hace tiempo, la ocasión elegida parece inconveniente para la construcción que pretende solidificar la imagen opositora de la legisladora. Su ausencia le restó toda legitimidad a sus reclamos.  

¿Cuándo asomará la nueva Constitución?  

El 13 de abril próximo, junto a las elecciones primarias provinciales, se elegirá a los convencionales constituyentes. Finalmente, como sucede con la legislatura, se votarán 50 por distrito único y otros 19 por cada uno de los departamentos que integran la provincia. Se estableció un piso del 2,5% del padrón –serán necesarios algo más de 70 mil votos–, un número que permitió tener el acompañamiento del Frente Amplio por la Soberanía. El perottismo pretendía un 3% como mínimo, pero finalmente cedió. La jugada del ex gobernador buscaba dejar en el camino a varios espacios internos del peronismo que en la diáspora pueden jugar lejos de la estructura partidaria y que, al no alcanzar el mínimo de votos requeridos, pueden quedar afuera de la Convención Constituyente.

El de las candidaturas es un capítulo jugoso que empezará a trabajarse ya mismo. No hay mucho tiempo que perder: el cierre de listas será en febrero. Preguntas, a dos meses de ese momento crucial, hay muchas. ¿Será el propio Pullaro quien encabece la lista de Unidos? ¿Perotti cederá a las presiones de su espacio y será candidato, algo que por ahora dice no querer ser? Granata va a jugar, está claro. El interrogante es si su acercamiento de las últimas semanas con Javier Milei, y la potencia que una alianza con La Libertad Avanza puede darle, la llevará a tejer una alianza con los libertarios. ¿Romina Diez lo permitirá o, en su estrategia para comenzar a posicionarse para 2027 buscará encabezar la lista de ese espacio? Lewandowski es otro de los que ya toma carrera para revalidar su imagen y su lugar dentro de la política provincial. 

Los 69 constituyentes elegidos debatirán sobre cambios en casi la mitad de la constitución, además de la posibilidad de incorporar unas 30 temáticas nuevas. La discusión será abierta, ya que no se utilizará en ningún área la alternativa de votar por sí o por no, como en la reforma nacional de 1994. El gobernador convocará a la Convención por decreto y el plazo es de un año desde la elección del 13 de abril próximo. Es decir que el punto final al nuevo texto podría llegar a conocerse, si los tiempos se estiran, en 2026. Santa Fe entra en un tiempo histórico. Es menester que sus representantes estén a la altura de semejante mandato.