Preparaba recetas para su bebé y ahora llega a Funes con nuevo local

Santé es una marca que empezó como el emprendimiento de una mamá preocupada por la alimentación de su hija, y hoy se perfila como una cadena de alimentación saludable. En 2017, Antonela Di Gregorio comenzó a vender budines, panes y materia prima orgánica; una salida económica que le permitía, además, brindarle una buena nutrición a su primera hija.

En poco tiempo, de la cocina de casa pasó a inaugurar dos locales propios, y hace un mes anunció el lanzamiento de su propio modelo de franquicias. Hoy ya está confirmado el desembarco de la marca con sucursales en Funes y Granadero Baigorria. 

Tras el lema “cocina consciente”, Santé acumula casi 40.000 seguidores en Instagram, donde Antonela supo formar una comunidad muy activa con la que comparte tips y recetas de cocina. "No quiero que la alimentación saludable sea elitista, me gusta que la información llegue a todos", aseguró. Por eso, cuando por medio de un reel anunció a sus seguidores que se expande con un modelo de franquicias, los interesados no tardaron en llegar. Actualmente, hay más de cincuenta personas interesadas en franquiciar.

Según la emprendedora, los franquiciados son clientes que confían y consumen el proyecto, lo cual les suma puntos a favor. “Lo que nos distingue es la calidad de atención que damos, el saber empatizar con el otro, asesorarlo y también el poder decir 'no sabemos'. Si no entienden el negocio les digo que no, ya tuve que rechazar dos ofertas”, explicó Di Gregorio. 

Los nuevos franquiciados ya están buscando local en Funes y Baigorria. Una vez que alquilen, firmarán el contrato definitiva como franquicias. “No es un sistema llave en mano porque creo que de esta manera es mucho más transparente”, comentó la emprendedora a Punto biz.

Condiciones para franquiciar

La inversión inicial para abrir una franquicia de Santé se estableció en $3 M más IVA, y luego los números varían según la superficie del local seleccionado. En 85 m2, que es la superficie máxima, se calculan $11 M de infraestructura, más $9.5 M de mercadería y un aproximado de $1 M de alquiler, que va a depender de la localidad y zona donde se sitúe. “La inversión se recupera entre los primeros 12 a 18 meses de estar funcionando”, contó Antonela. Además, ella se encarga del evento de inauguración de cada local y las capacitaciones de quienes estarán a cargo.

Luego de iniciarse en este proyecto, Antonela comenzó a estudiar Nutrición y este año ya obtendrá su título, aunque más allá de sus conocimientos técnicos, destaca la relación con los clientes. “Tengo una empatía con la gente que genera una conexión. Hay clientes que me dicen ‘Yo vengo desde Funes especialmente para comprarte’, y para mí esa es la esencia de Santé”. Constantemente se está capacitando con cursos y también a sus empleados, ya que la asesoría es una parte importante del negocio: “Tratamos de que los alimentos siempre sean reales, pero a veces hay galletitas o agregados con azúcares que también vendemos pero se lo decimos al cliente”.

La conexión con quienes consumen Santé impulsó las primeras franquicias, pero la emprendedora sueña en grande: "La idea es lanzar nuestro plan de expansión al mercado de manera sólida. Si tuvimos tanta repercursión solo anunciándolo a nuestros seguidores en redes, imagino que si lo abrimos al resto de la comunidad de negocios la respuesta va a ser grande. Estamos listos para eso", concluyó.