Nuevo destino para un histórico inmueble de campo que hoy está cerrado

No hay vecino en Oliveros y Maciel que no conozca la “Casa del Encuentro”, espacio que nació a finales de la década del 30 como sitio religioso y que terminó  funcionando como hotel hasta no hace tanto. El lugar hoy está cerrado y aunque ya no es explotado turísticamente, es posible recorrer el parque y caminar por las galerías que fueron testigo de cientos de historias a lo largo del tiempo.

En un amplio terreno a orillas del río Carcarañá, el edificio que incluye una capilla y acceso pavimentado parece que va camino a un relanzamiento en el marco de un proyecto inmobiliario que está en ciernes.

“El edificio nació como una pequeña casa de campo pensada como sitio de retiro por parte de un grupo de damas bajo la advocación de Nuestra Señora de la Misericordia y hasta 1954 generaban actividades en el lugar. Fue allí que el espacio fue adquirido por la congregación del Sagrado Corazón de Jesús constituyendo allí un seminario”. Quien hace el relato es Matías Fantín, heredero de una familia con fuerte arraigo en la zona y quien junto a su hermana gerencia el complejo de cabañas Carcaraes, la firma que hoy alquila el terreno a la congregación y quienes a su vez hasta antes de la pandemia explotaron con fines turísticos el inmueble nacido como sitio religioso.

Fue hasta el año 2004 que la “Casa del Encuentro” operó como seminario, pero al mismo tiempo prestando su predio como sitio de recreación para cientos de familias que llegaban al lugar los fines de semana. Unas décadas antes, en los ‘80, un subsidio le había permitido a los curas del Sagrado Corazón pavimentar el sector central del camino de acceso desde la ruta 11 -una rareza para la época- y construir una segunda planta en la estructura.

“Terminamos alquilando el seminario porque mi abuelo tenía una relación casi familiar con los integrantes de la congregación. Él era médico y tenía su casa de fin de semana pegada al terreno del espacio religioso. Los curas se atendían con mi abuelo y fue así que terminaron alquilando las instalaciones cuando la agrupación decidió marchar a otra sede”, precisó Fantin´, en contacto con Punto biz.

Los lotes a orillas del Carcarañá entre Oliveros y Maciel constituyen una geografía singular, con pequeñas cuchillas y lomas, que para los Fantin fueron elementos centrales en la decisión de explotar desde el punto de vista inmobiliario el lugar. Fue así que ya como empresa -Grupo Fantin- primero gestaron el barrio Solares del Carcarañá, lindero hacia el sur del terreno de la Casa del Encuentro, para luego terminar arrendando el predio.

“La Casa del Encuentro fue refuncionalizada en un 60% como el denominado Hotel de Campo de Carcaraes, el centro turístico que el grupo fundó alrededor del seminario y que lo terminó integrando”, precisó Matías Fantin. Las viejas instalaciones se pusieron en valor y hasta incluso recibieron a decenas de contingentes de estudiantes como alternativa al viaje de egresados de 7mo grado.

Lo cierto es que las puertas del hotel quedaron bajo llave con la irrupción del coronavirus. Si bien el parque sigue integrado a los paseos que pueden hacerse si uno está alojado en Carcaraes o en alguna de las viviendas de los loteos que desarrolló el Grupo Fantin, los viejos salones edificados con fines religiosos hoy dan cuenta del paso del tiempo.

Un nuevo proyecto

Ahora bien, lo que parece en principio un lugar abandonado, para los Fantin es la plataforma de un nuevo proyecto del que apenas largan prenda. “Hay una idea, con el aval de los integrantes de la congregación que son los propietarios del lugar, de avanzar con un desarrollo inmobiliario que sirva además para reciclar las viejas instalaciones y darles nuevo uso, aunque todo está sujeto a aprobación”, adelantó Matías Fantin. 

Más allá de los usos que están previstos, hoy es posible recorrer el sector externo del viejo seminario. El lugar está pegado al complejo Carcaraes para el cual hay que desviarse por el acceso pavimentado a la altura del kilómetro 363 de la Ruta Nacional 11, entre las localidades de Oliveros y Maciel.