Milei presidente: arquitectura de un nuevo e incierto modelo al poder

Con la consagración de Javier Milei como presidente de la Nación, el orden político y económico ya no será el que se conocía hasta ahora. Esa certeza tiene su contraparte: tampoco se sabe cómo será ese nuevo orden. La figura del libertario, cargada de extravagancias en sus pensamientos y acciones, dejó patas para arriba el escenario político nacional que empieza obligadamente a acomodarse ante los nuevos vientos y ante el novedoso aparato presidencial libertario que, por ahora, no tiene los límites bien definidos y está en plena metamorfosis. Si el propio Milei planteaba que el modelo sería sin casta, la realidad se encargó de dejarle en claro que sin la raza política probablemente ni siquiera podría haber ganado las elecciones. El acercamiento del macrismo a La Libertad Avanza después de las generales en las que Sergio Massa ganó por siete puntos, acorralando al libertario, fue clave para levantar 25 puntos en el ballotage.

Pero claro, Mauricio Macri no sólo vio una oportunidad para barrer al peronismo, sino para tomar por asalto el poder, uno nuevo, de mayorías distintas, legitimado para hacer acomodar estructuralmente los desacoples económicos que ya se han vuelto insoportables para la actividad comercial, el ambiente de los negocios y el bolsillo de los ciudadanos. El segundo tiempo de Macri coincide con el primer tiempo de Milei, y allí radica la forma de este nuevo aparato. ¿Será más de lo mismo, un Frankenstein o una síntesis superadora? 

El aparato y la gobernabilidad

Se habló y escribió muchísimo acerca de la carencia de aparato político de Milei en el que valerse a la hora de lograr gobernabilidad, un insumo clave para llevar adelante el ajuste que prometió en pos de arreglar la crisis económica. Milei subió la vara al hablar de una “reconstrucción de la Argentina”. Su plan “motosierra” en lo fiscal, con la sangría que arrastra –el mismo mandatario electo habló de una “estanflación”--, depende en primer lugar de que pueda concretarlo y, luego, mantenerse en el poder con cierto equilibrio. En esa construcción empieza el primer inconveniente de Milei: la conformación desde cero de los equipos de gobierno. Está característica despertó una disputa política con el macrismo porque el ex presidente se apropió de la palanca y logró acomodarse en una posición de vetar e imponer nombres para el Gabinete, generando que suban y bajen ministros. En esa tensión también se coló Patricia Bullrich, quien intentó negociar por la suya sin someterse a Macri.

El punto neurálgico del gobierno quedó para Macri colocando a Luis Toto Caputo como ministro de Economía. Un lobo de Wall Street, un timbero, un mesadinerista o el ‘Messi de las finanzas’, como el propio macrismo lo catalogó cuando asumió durante el gobierno de Cambiemos en la secretaría de Finanzas. Todo eso puede ser Caputo, designado en principio para desarmar la bomba de las Leliqs que Milei interpreta como el germen que hay que limpiar al comienzo de la gestión. Curiosamente es el instrumento que el propio nuevo ministro inventó en 2018 para deshacerse de otra bomba, la de las Lebac. El agite ha sido tan intenso que hasta pocos días antes de asumir, y con un viaje de Milei a Estados Unidos, Caputo no había sido confirmado en el ministerio ni en el Banco Central, de donde salió eyectado Emilio Ocampo con la misma velocidad con la que quería dolarizar la economía, cueste lo que cueste. Ese ha sido un punto de conflicto: la promesa de volar el Central y dolarizar se chocó con la racionalidad política del equipo económico de Macri, incluso del propio Caputo, quien les susurró a los bancos garantías en ese sentido. Caputo parece que convenció en Estados Unidos y se calzó el traje de ministro.

El organigrama del Poder Ejecutivo nacional del libertario estará conformado por ocho supraministerios: Defensa (Patricia Bullrich), Justicia (Mariano Cúneo Libarona), Economía, Capital Humano (comprende Educación, Salud, y Desarrollo Social, que estarán a cargo de Sandra Pettovello), Relaciones Exteriores (Diana Mondino), Infraestructura (comprende Energía, Minería, Transporte y Obras públicas a cargo de Guillermo Ferraro), Seguridad e Interior (Guillermo Francos). Por ende, se pasará de 19 a 8 carteras. Se verán afectadas Ambiente, Ciencia, Tecnología e Innovación; Cultura; Desarrollo Territorial y Hábitat; Mujeres, Géneros y Diversidad; Educación; Transporte, y Turismo y Deportes. Algunas eliminadas, otras convertidas en secretarías, como Transporte, que quedó para Franco Mogetta. El funcionario desempeña ese cargo en la provincia de Córdoba, como parte de la gestión de Juan Schiaretti. Como parte de esa tarea, en innumerables oportunidades pidió equidad para el interior, en relación al AMBA, con los subsidios al sistema de colectivos. Como mínimo, curioso y contradictorio.

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