Maquinaria agrícola, la industria que dio el gran paso

Con el nuevo milenio llegó una oportunidad para que la maquinaria agrícola nacional dejara atrás la crisis de la década del ‘90, durante la cual se importó la mayor la parte de los equipos. Tras la devaluación de 2002, se produjo una fuerte reactivación del sector y muchas empresas que habían reducido su actividad la retomaron acompañando el crecimiento y reconversión del sector agropecuario. 

Así se embarcaron en importantes inversiones para incorporar los cambios tecnológicos que supuso, especialmente, la difusión de la siembra directa. En el caso de las cosechadoras y los tractores, comenzaron a incorporar equipamiento informático y prestaciones satelitales de la mano del avance de la agricultura de precisión. Todo esto en un contexto global marcado por el incremento del precio de los principales granos.

En abril de 2003, Punto biz consignaba que la santafesina Senor, fabricante de la primera cosechadora argentina, volvía al mercado de la mano de los tataranietos del fundador. Fabricaban dos cosechadoras por mes y aseguraban tener pedidos de productores de 300/400 hectáreas que antes nunca habían pensado en su propia máquina. Ese era el clima que se respiraba por entonces. Aunque la máquina se vendió escasamente y cesaron su producción, en la actualidad siguen fabricando variedad de implementos.

Por esos años, Vassalli,  junto con otras reconocidas empresas de capital nacional (Marani-Agrinar -desde la planta de Materfer en Córdoba-, Metalfor -que sumó una planta de Agco Argentina en Noetinger-, y Agroindustrial San Vicente -dueños de la marca Bernardín), le hacían frente a gigantes como John Deere, Case-New Holland o Agco Allis en el mercado de cosechadoras.

Más adelante las multinacionales comenzaron a recuperar terreno, aunque en el caso de las sembradoras y los distintos implementos agrícolas predomina la industria nacional en la oferta. 

Santa Fe se destaca en el rubro: concentra el 44% de las empresas del sector y junto con Córdoba suman el 77% de firmas. Le sigue Buenos Aires (14%) y en el resto del país se registra el 9% restante.

Los datos surgen del “Relevamiento estructural del sector de fabricantes de maquinaria agrícola y agropartes en Argentina” publicado por el Ieral (Fundación Mediterránea) en 2021, que identificó 533 empresas en la provincia: 211 agropartistas, 277 fabricantes de maquinaria agrícola exclusivamente y 45 de maquinaria agrícola y agropartes. Los principales agrupamientos son los siguientes: 47 empresas fabricantes de acoplados, 43 de tolvas, 29 de sembradoras (de grano fino, grueso y combinado) y 25 de mixers y dosificadoras.

Aunque la mayor parte de las empresas se concentra en el sur santafesino, en 17 de los 19 departamentos de Santa Fe hay producción de maquinaria agrícola. Belgrano es el que alberga la mayor cantidad de empresas con 166, el 13% del total. Le siguen en importancia los departamentos cordobeses de San Justo y Marcos Juárez (106 y 100 empresas, respectivamente, y alrededor del 8% del total). Luego, se destacan los departamentos santafesinos de General López (86, el 7%), Rosario (84, el 6,9%) y Caseros (56, el 4,6%).

La importancia de estas zonas se repite en el análisis de la distribución de empresas por localidad. Las primeras tres en importancia son santafesinas: Armstrong (74 empresas, que representan el 6,1% del total), Las Parejas (73) y Rosario (54). Les siguen las localidades cordobesas de San Francisco (49), Marcos Juárez (39) y Córdoba Capital (38). 

Luego de la pandemia, el sector de maquinaria agrícola tuvo dos años récord en 2021 y 2022, cuando a nivel país se vendieron casi 22.000 unidades entre tractores, cosechadoras, sembradoras e implementos. La suba de los precios internacionales de los principales commodities y la inversión en equipos ante la dificultad de comprar dólares y la inflación creciente incidieron en esos resultados que hoy, con la foto de la sequía, parecen tan lejanos. 

Una ley que se demora 

Desde hace una década, los fabricantes de maquinaria agrícola impulsan una ley de fomento para aumentar la producción, sustituir importaciones de agropartes, y promover la innovación y la generación de nuevos empleos. En la actualidad, hay un proyecto que está en la Comisión de Industria y también espera su análisis en las de Agricultura y Presupuesto, pero los tiempos electorales suelen demorar los acuerdos legislativos más que apurarlos.

En el marco de la última edición de Agroactiva, los representantes del sector aprovecharon para reclamar la aprobación de la norma. El eje principal tiene que ver con establecer un porcentaje de componentes -piden un 50%- que diferencie los equipos nacionales de los importados. La queja es que las multinacionales se limitan a ensamblar con pocos empleados las partes que importan, sin el agregado de valor y el trabajo que aportan los locales.