La clase media pasa la tijera: ¿en qué ajusta el cinturón? 

La política de ajuste del gobierno de Javier Milei empujó a la inflación al borde de la híper y complicó aún más el panorama para el consumo. Las remarcaciones en los precios de los productos de la góndola se volvieron moneda corriente y el cliente perdió toda referencia. La clase media pasa la tijera: ¿en qué ajusta el cinturón? En los supermercados el nuevo consumidor empieza de a poco a mostrar sus cartas; la llamada “compra del mes” fue archivada, las segundas marcas y sellos locales empiezan a ganar en consideración sobre las marcas top y aparecieron curiosas estrategias para disimular la malaria.

Las ventas en el canal de consumo masivo finalizaron el 2023 con un crecimiento de 2,4% anual e hilvanaron dos años consecutivos de crecimiento. Sin embargo, el efecto de la inflación sobre los ingresos viene marchando y para 2024 se espera un desplome histórico de la demanda interna.

En efecto, los primeros números de consumo de enero dan para atrás. La información se desprende del informe que anticipa la consultora Scentia, el cual es utilizado por empresas y analistas para medir el termómetro del consumo de los bienes más cotidianos. “Las proyecciones anticipan para 2024 una retracción en torno al 7% para el consumo. Eso implicaría quedar en niveles 6% por debajo de los de 2019, el peor año de la serie histórica que medimos nosotros”, explicó a Punto biz Osvaldo Del Río, titular de Scentia.

Del 1 al 7 de enero, el índice de consumo fue de -19,2% para el canal supermercado total nacional. “Es muy probable que en 2024 lo que se recuperó en los dos años anteriores se vuelva a perder. Es un pronóstico basado en que el poder adquisitivo se verá afectado y en función de eso siempre nosotros hacemos una serie donde mezclamos una línea con la inflación y otra línea que son los ingresos”, opinó Del Río. 

El nuevo paisaje de los súper

El boom de “stockearse”, que disparó años atrás la pandemia y que trajo cuantiosas ventas al sector de los súper, quedó lejos y en el recuerdo. La aceleración del alza de los precios en diciembre que llevó a la inflación de 2023 por encima del 200%, empeoró un escenario económico que ya venía con el rumbo torcido. El presidente borró del mapa los controles de precio y congelamientos –fórmula que tampoco consiguió bajar la inflación en el gobierno anterior– y dejó todo librado a la suerte de la oferta y la demanda. En este marco, emergen nuevos hábitos de consumo en los súper que deben adaptarse al convulsionado escenario. 

En relación a la forma de consumo, desde el sector aseguran que prácticamente no se realizan compras mensuales, sino que los consumidores deciden hacer compras más chicas y volver varias veces al supermercado ya que no pueden afrontar el costo del carro lleno. Sin planes como Billetera Santa Fe –dejó de otorgar reintegros en enero– las promos bancarias de las grandes cadenas y los descuentos por pagar con aplicaciones como Mercado Pago, son las estrategias más usadas para cuidar el peso. Otra que creció es la de efectuar el pago con tarjeta de crédito una vez que cerró el resumen y así ganarle (unos puntitos) a la inflación del mes siguiente.

Además de los elementos lógicos que siempre aparecen en tiempos de crisis, como las segundas o terceras marcas que ocupan cada vez más lugar en la góndola, también asoman tristes situaciones como los canastos en la línea de cajas para la gente que tiene que dejar productos que no puede llevar. Todo un signo de época.

“Los que pueden hacer compras más importantes son los menos. Los demás visitan el súper seguido ya que no pueden hacer compras en conjunto en un solo momento. Los gastos son cada vez menores y se opta más por marcas chicas”, afirmó resignado Sergio López, integrante de la Cámara de Supermercadistas de Rosario. Sin controles ni congelamientos, comerciantes locales preparan nuevo programa de precios para salir a capear la inflación. El plan vendrá con productos de marcas locales y precios competitivos acordados por toda la cadena. 

Microgastos, out

El desayuno de la mañana en el bar, la botella de agua que compramos en el kiosco, el delivery cuando no tenemos ganas de cocinar, o cualquier tipo de compra “impulsiva” encajan en el denominado “gasto hormiga” y empezó a mirarse de reojo por el consumidor 2024. En la era del “no hay plata”, cualquier gasto que no es esencial puede pasar por la motosierra en la carrera para llegar a fin de mes. 

La pérdida de los salarios ante la alta inflación augura un 2024 complicado para distintos sectores, que vienen registrando una caída desde hace tiempo. Los taxistas, por lo pronto, aseguran que se realizan la mitad de los viajes que hace un año atrás. “La caída que tuvimos es del 50%, producto del proceso inflacionario. La gente no recibe un aumento de salario en la medida que suben los precios, entonces restringe los gastos que no sean esenciales. En otros eneros, no hemos notado la diferencia porque la gente que no se va de vacaciones, y se queda acá, sale a los clubes, al cine o al shopping y se moviliza en taxi. Ahora los que se quedan acá no gastan porque no tienen plata”, explicó a Punto biz Marcelo Díaz, titular de la Cámara de taxistas de Rosario. 

Mejor, quedate en casa

En el sector gastronómico y de las salidas, el impacto es -por ahora- dispar y se siente distinto según el segmento de poder adquisitivo. Aunque con menos consumo, los restaurantes y bares top mantienen la clientela, mientras que la oferta más masiva de los clásicos corredores como Avenida Pellegrini ya sufren la retracción. “Todo lo opcional queda en un segundo plano y para segmentos populares como el de Pellegrini esa situación se nota. Sobre todo los días de semana hay una merma bastante considerable de público”, describió Alejandro Pastore, presidente de la Asociación Hotelero Gastronómica de Rosario (Ahegar) y referente de Paseo Pellegrini. Claro, en los primeros días del año, la devaluación impactó en los productos de la carta que treparon un 50%  en promedio.

“La venta cayó de manera estrepitosa, tenemos la mitad de los clientes que hace un año”, apuntó Leo Santero, al frente de El Gran Chopp, uno de los establecimientos gastronómicos más populares de la Avenida Pellegrini. Otro referente del rubro, con posiciones en Pichincha, la costa central y Fisherton, ve un escenario complejo para este año: "Hay que estar atento, no se pueden cometer errores". 

El fantasma de las persianas bajas

Electrónica Megatone SA, dueña de la marca Musimundo, decidió bajar la persiana del local que tenía a la altura del 1200. El ajuste ya estaba previsto en la hoja de ruta de la empresa, que optó por no renovar el alquiler del inmueble que ocupaba en el corazón de la peatonal. Sin embargo, el contexto de crisis de consumo y el hecho de que la firma ya cuenta con sucursales a escasos metros de distancia, pesaron la decisión de cierre. El último relevamiento de vacancia de locales comercial que el Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario presentó en diciembre arrojó números alentadores, pero la foto quedó viejo ya que se trata de una radiografía el segundo semestre del 2023. En cambio, para este año corrredores abren el paraguas y ya advierten que "lo que viene será muy distinto y es probable nos encontramos con registros similiares a los de la pandemia".