Hay que estar dispuesto a caminar arriba de las brasas o cruzar el río

Más allá de ser un referente internacional en el negocio del mobiliario de estilo para el hogar, el empresario Raúl Scarpeccio es un activo difusor de sus ideas y de sus experiencias. El empresario santafesino lleva escrito varios libros y de temáticas diversas, cuyos títulos se exponen en la plataforma Amazon. 

En uno de esos libros, titulado “Experiencias de un gran emprendedor: emprender es más que administrar”, el autor seleccionó historias útiles para emprendedores y las diferencias entre ser un emprendedor o ser un empresario. En otro de sus textos, “RS 516, Pequeña empresa !Ahora serás grande!, Scarpeccio incursiona en el terreno de las políticas económicas aplicadas al impulso de las pymes y es una propuesta “para que sea utilizado por un gobierno para impulsar la pequeña empresa del país. “Al pequeño empresario hay que darle la tecnología en forma directa, no crédito. El empresario tiene que pagar por la tecnología, pero el Estado puede hacer valer su mayor peso para comprarla a mejor precio”, destaca Scarpeccio.  

En diálogo con Punto biz, el empresario relata dos de sus experiencias en el mundo de los negocios, que sirven para pensar en lo que hay que tener a la hora de lanzarse a emprender. 

La primera de ellas fue el consejo de un dirigente político. “El me decía: ’te tenés que organizar: primero lo que querés hacer, segundo cómo lo querés encarar, y por último, organizarte para cruzar el momento’. Y para el momento de cruzar, me recomendó que comprara unos rollitos de amianto en la ferretería”. Los rollitos eran para ponerlos debajo de los zapatos, ‘porque vas a tener que caminar arriba de la brasas sin quemarte los pies y cuando cruces vas a tener una diferencia importante, porque los otros no lo van a hacer’, terminaba el consejo. 

Scarpeccio reflexiona: “Yo viví inundaciones, sequías, pandemias, y muchas cuestiones adversas por motivos diversos. El tema es cómo uno va a enfrentarlo, sabiendo que tiene empleados y otros tantos compromisos a pagar. Y la clave es estar preparado para resolver la adversidad, para así resolver bien”. 

La segunda experiencia remite a una etapa fundacional de su negocio en la industria del mueble. Vecinos de su pueblo de Los Cardos, fabricaba sofás y buscaba galpones para guardar mercadería, porque estaba con sobrestock. Los vecinos vendían en Corrientes y Entre Ríos, pero una crecida del río Paraná había afectado la transitabilidad por los puentes disponibles, cuando aún no existían ni el Zárate-Brazo Largo, ni el Rosario-Victoria y tampoco estaba el Túnel Subfluvial.  

“Del otro lado estaban correntinos y entrerrianos con plata en el bolsillo pero sin mercadería disponible. Yo me puse los pantalones largos y lo encaré al dueño. Yo había cumplido los 21 y recién había comprado uno de los primeros Torino, el Torino 380W,  ya se había inaugurado el puente de Resistencia a Corrientes, que no estaba tan afectado por la crecida y se podía transitar entre las 13 y las 16”. Y allí fue cuando les propuso a quienes estaban destinados a ser sus socios planificar un circuito alternativo. Recalculó costos de flete -los productos iban a costar hasta un 20% más- y con el ok dado se lanzó a recorrer todas las ciudades al otro lado del Paraná. En una excursión de tres días pudo colocar la producción de tres meses. Así fue como comencé y nunca más salí abandoné el rubro.

- La misma lección, ante la adversidad hay que estar dispuesto a atravesar el río o por encima de las brasas. 

- Aquella vez fue atravesar el río, otra vez fue la sequía. Pero cuando las cosas son anormales, son anormales para todos. Y es el momento para jugar al límite, ver realmente que se puede hacer y qué se debe hacer.