Clima de rupturas en el PJ y el PRO, en vísperas de las elecciones

El peronismo santafesino expuso este sábado su proceso de dispersión y fractura interna. Aquella estrategia de acercar a las partes a través de la mesa de acción política, un órgano que se creó en agosto pasado y con el que se buscó unificar posiciones para confrontar con el gobierno de Maximiliano Pullaro, fracasó definitivamente. El congreso del PJ terminó de fracturar al partido, al menos para la elección más pesada que tendrá la provincia en 2025, la de los 69 convencionales constituyentes que deberán reformar la Carta Magna. 

Convocado para discutir la política de alianzas, pero también la forma de integrar la lista que competirá en el comicio reformista del 13 de abril, el encuentro cristalizó distancias irreconciliables: los sectores que lideran Omar Perotti y Marcelo Lewandowski, además del Movimiento Evita, definieron competir por fuera de la estructura partidaria. Los tres espacios se retiraron del encuentro, convocado de forma virtual, todo un símbolo de la lejanía que mantienen sus dirigentes.

Mantendrán los pies adentro del plato justicialista los senadores –representados por el presidente partidario Guillermo Cornaglia, pero en especial por Armando Traferri–, Alejandra Rodenas, el rossismo, La Cámpora y Vamos Santa Fe, el espacio que cobija a los intendentes y jefes comunales. Podría sumarse a esa confluencia el massismo. Muchos piensan, incluso, en el nombre del diputado, ex ministro de Transporte y actual presidente del Frente Renovador, Diego Giuliano, para encabezar la propuesta electoral. Es parte de lo que trabaja el laboratorio justicialista. 

Luis Rubeo encabezó –él y un grupo, de forma presencial– el congreso partidario provincial. En la escenografía dispuesta para que coordine el debate se colocó un telón que bregaba por la idea de “el peronismo unido”. Nada más lejos de eso. 

Para evitar la fractura el Movimiento Evita proponía, al no haber Paso para la elección de constituyentes, que se habilite la presentación de distintas listas con dirigentes propios. Esa idea, un remedo de los viejos neolemas, tenía la aprobación de los sectores comandados por Perotti y Lewandowski. 

La conducción del PJ evaluó que eso no haría más que atentar contra la oferta electoral del partido, por lo que la propuesta no fue considerada. “Los que conducen pretenden manejarnos el armado de las listas”, se quejaban los que pegaron el portazo y jugarán por afuera, al menos en la elección de constituyentes. 

El encono podría escalar aún más. La conducción partidaria propuso debatir en las próximas semanas la reconfiguración de la mesa de acción política, lo que podría dejar afuera a todas las tribus que decidieron abandonar el congreso y hacer la suya.  En el peronismo local se repiten desde hace semanas críticas contra Perotti, al que se acusa de jugar a favor de todas las estrategias que impulsa Pullaro. 

En los últimos días ese encono se profundizó tras la decisión de Roberto Mirabella –un alfil del ex gobernador– de abandonar el bloque de Unión por la Patria en la Cámara de diputados. “Perotti hace todo para dañar al peronismo”, aseguran varios dirigentes que manejan el partido en la provincia. Postales de una peronismo que no logra recomponerse tras la derrota más desdorosa que sufrió en la provincia desde el retorno de la democracia. 

El PRO también cruje

No es la del PJ la única postal de encono y división que exhibe la política provincial. Por estos días volvió a recuperar cierto brío la puja que mantienen distintas facciones del PRO. La posibilidad de una ruptura está latente. Algunos de sus dirigentes cuestionan la conducción de la vicegobernadora Gisela Scaglia y coquetean con un salto a La Libertad Avanza. Nadie lo expone tan abiertamente como Gabriel Chumpitaz. El diputado alienta una alianza con los libertarios, asegura que el PRO perdió identidad y espacios en Santa Fe. “Es como un Blockbuster en la era de Netflix”, suele repetir. 

Scaglia se embarcó hace algunos meses en una disputa con Federico Angelini por la conducción partidaria provincial. Finalmente ganó la pulseada. Aunque se impuso, nunca logró sosegar a los más díscolos, que le reprochan no haber conseguido para los propios lugares de importancia dentro del gobierno de Pullaro ni haber impuesto temas en la agenda de gestión. Algo de eso se advierte, por ejemplo, en la elección de los nuevos cortesanos: radicales, socialistas y hasta el perottismo impusieron, cada uno, un nombre. El PRO miró esa partida desde afuera. 

Chumpitaz fue el primer dirigente del PRO en apostar por la candidatura de Pullaro. Fue un adelantado. Ahora, sin embargo, le confiere a Unidos el único valor de haber sido una herramienta para obtener un triunfo electoral. Nada más. El legislador asegura que el socialismo le ganó al PRO la pulseada interna dentro de la coalición oficialista y que las políticas del gobierno no dan cabida a las ideas de los amarillos.

Angelini, que lidera el espacio que cuestiona internamente a Scaglia, trabaja con Patricia Bullrich en Seguridad. Es leal a una de las ministras más valoradas por Javier Milei. Algo más: la mayoría de los diputados nacionales santafesinos del PRO le responden a él. El subsecretario de Intervención Federal juega su cuota de poder y coquetea con un posible acuerdo para competir en Santa Fe dentro de LLA. Lo mismo que plantean Chumpitaz y el diputado José Núñez, por citar sólo a algunos. El tema inquieta al gobierno de Pullaro. También a Unidos. Como se ve, no es el peronismo el único que debe resolver problemas internos.