El empresario que edifica su empresa con una mirada solidaria

Detrás de MSR Inversiones y Desarrollos hay un empresario de 56 años, que tiene seis hijos y que se levanta todos los días pensando que su empresa tiene un rol “fundamental” en la sociedad. Gabriel Redolfi se encarga de difundir una filosofía relacionada a que las compañías tienen que involucrarse en su propio contexto y hacer algo al respecto.

Desde que se recibió de arquitecto y comenzó a trabajar en la firma ya pasaron más de 20 años. Pese a que MSR mutó con el tiempo de ser una contratista a una empresa sólida que construye a gran escala, lo que nunca cambió en Redolfi fue el deseo de llevar a cabo proyectos de beneficencia.

El último emprendimiento en tal sentido es el nuevo plan para retomar las obras de remodelación del Museo Estévez. Mediante un convenio público-privado, del que participa MSR, se prevé la ejecución de trabajos de saneamiento pluvial y nuevas estructuras de hierro y madera. Solo resta el aval del Concejo.

Lo que lleva a que Redolfi se involucre en este tipo de proyectos es que cree que “la empresa es un actor social”, ya que entiende que aquella que solamente se enfoca en ser un actor económico, “es una firma que no cumple con todas sus funciones”. No solo debe servir para generar riqueza, sino que debe tener “una función social dentro de su contexto”, contó a Punto Biz.

“A las personas que sólo realizan donaciones -lo cual no está mal-, les falta el hecho de poder dar trabajo a favor de la comunidad y lograr cosas positivas dentro de la misma. Nosotros siempre lo hicimos y colaboramos con entidades sin fines de lucro, ONGs de asistencia como merenderos, escuelas, entre tantas otras. Es nuestra filosofía”, aseveró el empresario.

Lejos de achicarse por el encierro de la cuarentena, el año pasado, en pleno confinamiento desde MSR realizaron un museo virtual. El objetivo era poner a disposición de la comunidad sus redes para que los artistas emergentes, complicados por la pandemia, pudieran exponer sus obras y mostrarse. Fue un éxito con más de 700 inscriptos.

Redolfi contó que la empresa realizó toda la difusión y ofició de nexo de forma “totalmente gratuita”. Según su óptica, se trata de acciones que “no cuestan nada, pero valen mucho”. Además, afirmó que son ideas que generan un “buen clima dentro de la propia compañía, porque todas las áreas” se vuelcan a querer colaborar en algo”.

Pese a que los proyectos benéficos conllevan responsabilidad, por ende, tiempo de compromiso, el empresario destaca que cuando se embarcan en algo logran armar equipos de trabajo con el mismo grado de compenetración que en el aspecto comercial. “Ambas motivaciones pueden ir de la mano, porque se complementan”, puntualizó.

El desarrollador destacó que busca llevar a cabo iniciativas benéficas porque “motivan” y logran salir un poco de las preocupaciones diarias de la vorágine laboral que tienen este formato de compañías. “Este tipo de acciones enriquecen”, enfatizó.

Lejos de ser egocéntrico, Redolfi admitió que el compromiso que hay con proyectos sociales es “un fenómeno que se extiende en varias empresas”. “Quizás, muchas firmas pasan desapercibidas como nos sucedía a nosotros, pero la filosofía está instalada. Es un aspecto muy positivo que se siga expandiendo el factor social”, apuntó.