Deuda argentina en comercio exterior: una pesadilla para el Gobierno entrante

La escasez de dólares fue una marca del último año de la gestión de Alberto Fenrández y en esa dinámica la que pagó los platos rotos fue la importación. El cuello de botella es contundente y quienes exponen las dificultades para incorporar mercadería del exterior no son sólo los despachantes de aduana. También lo hacen los propios empresarios, que necesitan de insumos para garantizar la concreción de sus procesos productivos a nivel local, así como áreas clave del sector servicios, como las prestadores de salud. En el medio, gerentes y consultores en importaciones hacen malabares con funcionarios del Estado y a la pasada se escucha el “Habilitame la Sira” como frase de cabecera de aquellos que necesitan se liberen los permisos implicados en el denominado Sistema de Importaciones de la República Argentina (Sira), plataforma que aglutina las habilitaciones para ingresar mercadería de afuera.

El fenómeno es claro. En la previa del recambio presidencial, Argentina afronta una crisis cambiaria. No hay dólares en el Banco Central (BCRA) capaces de sustentar una alta tasa de importaciones que, a su vez, sirvan de fundamento para un crecimiento sostenido de largo plazo