Del marketing y la hotelería a fabricar juegos artesanales de bambú

Yanina Menichina y Álvaro Garavaglia construyeron gran parte de su historia en Rosario gerenciando un hostel y un bar, pero decidieron cambiar de aires y se volcaron de lleno a la fabricación de mobiliario Montessori, haciendo punta en el país. Desde hace ocho años realizan juegos artesanales de madera que estimulan la autonomía y el libre movimiento bajo la marca Kaia: Creciendo en Libertad. La innovación es que hace muy poco incorporaron como material la caña de bambú. “Es un material noble, poco visto en el mercado, original, sustentable y además crece rapidísimo”, comentó Yanina a Punto biz. 

Al principio, la pareja -ella de Capital y él de Villa Constitución- empezó cultivando sus propias cañas de bambú. Las cosechaban, las estacionaban por 60 días, las sumergían en ácido bórico y luego las quemaban. Este proceso generaba el barniz y el color particular en las cañas. El paso final era el secado, que tardaba entre 15 y 30 días. Cuando la demanda creció y para acelerar los tiempos, comenzaron a comprar la materia prima en Misiones. El emprendimiento ofrece varios productos: desde juegos para infantes y mobiliario hasta composteras. Venden a jardines y escuelas, pero también a particulares a lo largo y ancho del país. 

Hace una década, no había la variedad que existe hoy en día de estos juegos y esa fue la causa directa para que el emprendimiento creciera en escala. De construir los mobiliarios en el patio de los padres de Álvaro pasaron a montar su propio taller en San Javier, Traslasierra, lugar donde hoy vive la pareja junto a sus dos hijos Lola y Milan. “Los juegos que Álvaro empezó a fabricar para Lola le salían increíbles. Nos basamos en el mismo mobiliario que usaban en Loczy, el orfanato que trabajaba Pikler en 1946, y pudimos descargar unos manuales de internet donde especifican medidas y detalles para hacerlos exactos”, señaló Yanina. 

El impulso del emprendimiento tiene su propia historia. La pareja vivía en Rosario y se dedicaban a la administración de un hostel y un bar; es que Yanina viene del palo de marketing y la hotelería y Álvaro del turismo. El proyecto en conjunto no prosperó por la necesidad de buscar nuevos caminos y vivir en otro lugar. En la búsqueda de nuevos aires decidieron irse a la selva misionera, donde se encontraron con autoras como Emmi Pikler y una filosofía de vida que los atravesó y que generó cambios significativos en su cosmovisión. En Misiones, Yanina quedó embarazada de su primera hija, Lola, y al año decidieron volver a Villa constitución y hospedarse por un tiempo en la casa de los padres de Álvaro.

Con el primer año de su hija, habiendo sido interpelados por la pedagogía Montessori y sumando principalmente la necesidad de construir juegos para su hija, fue que surgió Kaia como emprendimiento. Al respecto, Yanina compartió: “Queríamos que nuestra hija creciera con todos los mobiliarios que tanto había leído en libros y en ese momento poco se conseguían en el mercado”.