De vender bikinis en Cariló a tener una marca con fanáticas en todo el mundo

Viajera y con destino incierto, Guadalupe Cid es la cara detrás de la marca. Emprendedora estrella (su caso fue contado por Punto biz en 2015), arrancó desde muy pequeña confeccionando bikinis que les vendía a sus amigas en Rosario y que luego llevó a las playas de Cariló cuando se iba de vacaciones con su familia. Hoy, sus diseños son de los más buscados. Tanto que hasta Antonela Rocuzzo, la pareja de Lionel Messi, los eligió para su luna de miel. Las plataformas la ayudaron a despegar y a ganar mercado fuera de Argentina, y hace poco lanzó su última colección que promocionó por redes.

Color, estampa y buenas vibras caracterizan al emprendimiento, una estética que Guadalupe mantiene desde el día uno y que lleva como mantra. Tiene 28 años y mucho rodaje pese a ser tan joven, y sabe cuáles son las fortalezas de la marca y cómo hacerla crecer.

El primer local que abrió en Rosario estaba ubicado por calle Balcarce entre Catamarca y Salta. Y aunque sorprende verlo cerrado, hay una razón: está pensando en ampliarse y próximamente cortará cintas en otro inmueble más grande. A ello se suma un ambicioso plan de expansión que ya trasciende las fronteras locales. Su principal punto de ventas sigue siendo Argentina, pero logró penetrar gracias al poder de las redes en otros mercados como Estados Unidos y Europa. 

“Vendemos más que nada acá, aunque podés comprar desde la web internacional si vivís en cualquier parte del mundo”, confió Guadalupe en contacto con Punto biz. De hecho, la nueva colección fue presentada en redes con todo una estética e impronta que se unificó para Instagram, Facebook y su página web. El traje de surf es el nuevo producto estrella y una apuesta que hace para un deporte con el que siempre conectó.

“Esta colección que lanzamos es de trajes de surf y bikinis. Me gustan mucho los deportes acuáticos. Hice kitesurf y surf, y siempre me pareció lindo hacer algo que después me gustara usar a mí”, refirió la emprendedora. Y se mantuvo fiel a la gama de colores y su inconfundible sello “good vibes” que siempre manejó para los trajes de baño. La colección es 100% reciclada y ahora suma una nueva línea para niños y adolescentes. "No sólo es hacer algo lindo, sino que también estamos limpiando el mar y destinamos el 10% a organizaciones con las que colaboramos", explicó. 

Guadalupe es la menor de la familia y mamó de dos de sus hermanas el amor por el diseño. Siempre estaba atrás de ellas y las copiaba todo el tiempo. Desde chiquita entendió qué quería hacer y de a poco se fue abriendo camino. Supo apoyarse en las redes y pudo potenciar la marca, a punto tal de casi llegar al millón de seguidores en Instagram. Se define inquieta y "buscavidas", y su espíritu aventurero fue un plus para el despegue. 

“En las vacaciones me aburría tres meses sin hacer nada, por eso empecé a vender las bikinis en Cariló. Creo que ese contacto con el público fue una de las cosas más lindas. La gente me ofrecía mate y les iba contando sobre el proyecto. Después, nuestros catálogos se fueron haciendo conocidos acá y afuera más que nada por el buen uso de las plataformas ", resumió.