Con abundante agenda en Caba, Pullaro apuesta a los armados nacionales

Maximiliano Pullaro trajinó en los últimos días buscando curar las heridas que el resultado del 26 de octubre provocó en Provincias Unidas, la criatura que conformó junto a un grupo de gobernadores y que pensó como una alternativa de poder en el futuro cercano. 

El gobernador de Santa Fe recorrió la ruta hacia Buenos Aires con frecuencia. Mantuvo múltiples reuniones. Empujó, en definitiva, para buscar robustecer al espacio federal que lo tiene como una de sus principales figuras y por el que apostó fuertemente. 

Obtuvo dos logros en esas gestiones complejas, acaloradas. El primero, lograr ubicar como cabeza del bloque que armará Provincias Unidas en la Cámara de diputados a su ex vicegobernadora, Gisela Scaglia. Era una deuda que tenía con ella y que la líder del PRO santafesino estuvo a punto de facturarle semanas atrás, cuando amagó públicamente con no asumir su banca. 

Scaglia pretendía, comprensiblemente, no diluirse políticamente en la Legislatura. Abandonar el segundo lugar en la cadena de mando de la provincia para pasar a ser una más entre 257 representantes no resultaba muy apetecible. Mucho menos como parte de un bloque que, tras la derrota electoral de octubre, estaba cargado de incertidumbre sobre la dirección que iba a tomar y el peso que podría llegar a tener. 

Para lograr contener los reclamos de Scaglia, Pullaro trabajó en tándem con Ignacio Torres, su par de Chubut. Las reuniones buscaron darle cohesión y potencia al bloque y confirmar el liderazgo de la presidenta del PRO santafesino. La movida generó la resistencia de Miguel Ángel Pichetto, el jefe de Encuentro Federal

La sangre no llegó al río y el espacio del excandidato a la vicepresidencia de la Nación y ex integrante de la Auditoría General de la Nación finalmente conformará junto a Provincias Unidas un interbloque que tiene en la Coalición Cívica a otra de sus patas. 

Esa alianza permitió alcanzar un número nada desdeñable para terciar en proyectos y votaciones con 22 representantes, convirtiéndose en la tercera minoría junto al frente que decidieron integrar un grupo de radicales y dirigentes del PRO que no dieron el salto a las filas del oficialismo. 

En la tarea de lobby constante para dotar de fortaleza al interbloque federal, Pullaro trabajó para convencer a José Núñez. El diputado, que llegó a esa banca de la mano de Patricia Bullrich, abandonó Unidos para Cambiar Santa Fe por discrepancias con el socialismo y con Scaglia. En su momento hasta criticó a Pullaro.

Como la política es el arte de lo posible, y a Núñez además La Libertad Avanza no le cumplió con algunas promesas deslizadas durante las campañas electorales desarrolladas este año –las locales y la nacional–, finalmente decidió regresar al amparo de sus ex y ahora nuevos aliados. 

El diputado PRO es parte del interbloque, aunque ya avisó que apoyará todo lo que el Gobierno impulse y que él crea que es valioso. El que avisa, pensará, no traiciona. 

La tarea de fortalecer a Provincias Unidas en Diputados no ha terminado. Se avecinan días de rosca intensa. El espacio explorará la chance de sumar algún miembro más al interbloque, pulseará por la vicepresidencia tercera y batallará para lograr cuotas de poder en las distintas comisiones. 

El mismo ahínco que puso en la Cámara baja se volcará también al Senado, donde buscará conformar una alianza federal. No le resultará sencillo a Pullaro y a sus socios provinciales. Creen poder llegar a una docena. Es un número que, como en diputados, podría servirles para terciar en distintas discusiones. 

Si se pone la lupa en los representantes santafesinos con los que el gobernador tiene vínculo, se verá que la empresa no es sencilla: Eduardo Galaretto es un correligionario cercano al mandatario, pero ya no podría decir lo mismo de Carolina Losada, aun cuando la hermana de la senadora es parte del gobierno de Pullaro. 

La ex modelo y panelista mantiene un vínculo de estrecha cercanía con Javier Milei desde los tiempos en los que compartían estudios de televisión, por lo que suena extraño que juegue en contra de la administración libertaria. De hecho, fue la elegida dentro del Senado para integrar el Consejo de Mayo. 

Las otra batallas del gobernador

Mientras redobla esfuerzos para empujar su herramienta electoral nacional, Pullaro juega otras partidas. En los últimos días mantuvo reuniones con referentes de la flamante Confederación General del Trabajo (CGT) y por estas horas tiene un nuevo objetivo: incidir en la conducción de su partido, la Unión Cívica Radical (UCR). 

El próximo 12 la convención partidaria debe resolver el liderazgo del Comité Nacional. Pullaro pretende que ese lugar lo ocupe el gobernador saliente de Corrientes, Gustavo Valdés, quien resiste el convite. Si no logra convencerlo pretende que sea algún otro correligionario que esté enrolado dentro de Provincias Unidas. 

Pullaro piensa en un radicalismo pragmático, pero ubicado como parte de la oposición a Milei. Se verá lo que resuelva el comité en una semana, pero es claro que el santafesino también pretende tallar en ese asunto. 

La agenda provincial también lo obliga a moverse. En las últimas semanas hizo un nuevo intento para avanzar en la remoción de los jueces de la Corte Suprema que superan los 75 años de edad. Tuvo un contacto con Rafael Gutiérrez, quizás el principal apuntado y el que más resiste. Le pidió que, al menos, otorgue como una prenda de paz una fecha de retiro, tal como ya lo hizo Eduardo Spuler, quien anunció que se marchará el 1 de septiembre de 2026. La respuesta de Gutiérrez lo descolocó: lejos de anticipar un posible adiós dijo que no tiene en sus planes marcharse.

Habrá que ver si Pullaro decide avanzar con la firma de un decreto para que se aplique el tope de edad que aprobó la reforma constitucional, lo que dejaría fuera de juego no sólo a Gutiérrez, sino también a Roberto Falistocco, otro de los cortesanos en la mira. Es una batalla abierta que el gobernador pretende cerrar, definitivamente, el año próximo.