Reconvierten histórica casona de Bv. Oroño en una heladería gourmet

Los helados de Américo ganaron fama en un pequeño local de calle Jujuy 2100, en pleno barrio de Pichincha y de ahí en más la marca no paró de crecer. Sumó cafetería y se instaló en pleno Paseo del Siglo, llegó a Funes, luego a La Florida y hasta desembarcó en Buenos Aires con una sucursal en el coqueto barrio de Puerto Madero. Ahora, a fines de marzo próximo tiene previsto inaugurar un nuevo local en un antiguo inmueble de Bv. Oroño al 100, donde hasta hace poco funcionó una zapatería. 

Quien está al frente es Jorge Echeveste, que en diciembre de 2017 le dio vida a Américo después de haber hecho escuela en Estados Unidos y Francia. Si hay algo que siempre caracterizó a Américo es la calidad de sus productos y la procedencia de los ingredientes. Esta vez además apuntará al acondicionamiento y puesta en valor de un edificio histórico, el mismo que ocupó durante décadas el bar Victoria. La obra corre por cuenta del estudio de arquitectura Adc Arquitectos, encargado del diseño de muchos de los más destacados locales gastronómicos en Rosario. 

Los helados se elaboran a partir de materia prima natural traída de distintas partes del mundo y sin aditivos ni productos artificiales. “Tratamos de elaborar un helado que sea totalmente fiel al producto de base que queremos replicar. Por ejemplo, si elegimos el pomelo intentamos que, bajo cualquier punto de vista, sea lo más parecido a comer la fruta en sí. Nacimos con ese objetivo y seguimos siendo fieles a eso”, había referido Echeveste a este medio cuando comenzaron a expandirse.