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Negocios

"Zara" de las gafas

Marca europea desembarcó en Rosario pero duró dos días, ¿por qué?

Showroom de Polette en Europa.
Milagros Oliver

A poco de la apertura, una regulación local los obligó a dar marcha atrás. ¿Otro caso Farmacity?

Polette, una marca bien posicionada en Europa con locales de venta de gafas de diseño a precios de fábrica, desembarcó con un showroom exclusivo en el Paseo del Siglo en mayo, pero la alegría les duró muy poco. A pocos días de la apertura, el Colegio de Ópticos de Santa Fe le bajó el pulgar, y la marca cerró persiana definitivamente.  

La iniciativa había partido del emprendedor Gonzalo Miquel, que se había entusiasmo con traer a su ciudad natal al "Zara de las gafas", una marca que había conocido mientras vivía en Ámsterdam (Polette tiene varias sucursales en esa ciudad, así como en una decena de países del Viejo Continente; además de presencia en Asia y Estados Unidos).

Miquel ya había invertido cerca de u$s100.000 para franquiciar la marca y poner a punto el local rosarino (ubicado en Córdoba 1859), pero el Colegio de Ópticos de Santa Fe 2da dejó sin efecto una habilitación provisoria que tenía el emprendedor. Según argumentaron, Polette incumplía el reglamento vigente a nivel local para comercios del rubro.

¿En qué regulación se ampararon? En principio, la ley les exige a las ópticas que cuenten con un técnico óptico recibido como responsable del negocio, algo similar a lo que se les exige a las farmacias en Santa Fe (en virtud de esa norma fracasaron todos los intentos de Farmacity por llegar a Rosario).

“Hay un error de concepto. Desde el Colegio nunca entendieron que no pretendíamos abrir una óptica porque los de Polette son showrooms. Es decir, en el local se exhiben las gafas y luego el cliente las compra a través de la página web de la marca", explicó Miquel. Y agregó: "El Colegio considera que cualquier local que comercialice productos que tengan algo que ver con el rubro es una óptica”. 

Asimismo, existen otras normas que chocan contra la propuesta que pretendía traer el rosarino: “Está prohibido hacer cualquier tipo de promoción, no se puede ofrecer 2x1 en lentes, y tampoco se puede tener venta online”, enumeró Miquel. Sobre este último punto se generaba un sinsentido: Polette sí hubiese podido vender online, porque la sede de la marca es Países Bajos, con lo cual la plataforma virtual no se considera local y queda fuera de la prohibición. Sin embargo, las ópticas rosarinas tienen vedado el ecommerce. 

Además, desde 2014, debe haber una distancia mínima de 200 metros entre cada negocio del rubro: “Son leyes súper primitivas y conservacionistas”, opinó el emprendedor.

De qué lado estás

Para Pablo Schellhas, titular de la reconocida óptica que lleva su apellido, la desgracia de unos es la oportunidad de otros. “Yo podría poner un negocio en algún lugar que me parece bueno y no puedo porque el colegio no me deja, y en ese caso me siento perjudicado. Pero por otro lado, quizá justo cerca nuestro se ocupa otro local y si no tuviera esta regulación se me vendría un competidor. Entonces si beneficia o perjudica depende del lado en qué lado estés”, apuntó. “Yo creo que en general no es bueno. Pero nosotros no hacemos las regulaciones, nosotros nos adaptamos y en función de eso tratamos de desarrollar el negocio”, dijo.

Sobre la imposibilidad de vender online, los comerciantes locales coincidieron en que la regulación está desactualizada y propicia escenarios ilógicos. “Si te vas a San Nicolás y abrís una tienda online ahí, entonces sí podés vender a los rosarinos”, indicó Pablo Viso, cofundador de Mercado de Gafas, a este medio, y agregó: “La provincia de Santa Fe queda desprotegida contra el resto del país. Quedó media atrasada esa parte, porque al ley se hizo en el ‘94, cuando no había internet”.

Miquel también protestó por la disparidad entre provincias: “Si empezaba por Buenos Aires iba a ser muy exitoso, pero yo quería empezar acá y hacer algo positivo por mi ciudad. Finalmente fue imposible”, cerró el emprendedor.

A Polette ya le cerraron la puerta, y el local que habían acondicionado para la marca de anteojos ahora será ocupado por una agencia de viajes. Lo que permanece abierto es el debate: ¿Las normas desalientan inversiones y desfavorecen la competitividad, o protegen a las empresas locales y garantizan la competencia leal? La discusión está vigente.

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