Naves, casas y hasta edificios llegan en barco desde Asia. Los precios son imbatibles, qué pasa con los plazos, el financiamiento y el know how local.
El lobby antichino se encendió esta semana. El reclamo por protección a la industria local ante la irrupción de las importaciones asiáticas fue el núcleo del mensaje de Paolo Rocca en la Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA), pero el zar del acero no está solo en su cruzada: desde los CEO de Acindar y Mercado Libre hasta las pymes textiles de Santa Fe le reclamaron protección al Gobierno.
En ese contexto, se viralizó una noticia que contaba que Vidalac, una industria alimenticia de Sauce Viejo, trajo desde China su nuevo centro logístico llave en mano, listo para montar. Lo cierto es que la santafesina no es, ni de lejos, la única en traer naves de China. Los galpones empezaron a llegar al país desde finales de 2024, y las cargas van in crescendo. De hecho, hay empresas chinas que promocionan en sus plataformas los proyectos "llave en mano" realizados para Argentina (por ejemplo, QHHK anunció en noviembre que ya viaja a nuestro país "una fábrica de estructuras de acero con una superficie total de 6.156 m2").
Es que, además del riesgo que señala Rocca, para los industriales los precios chinos también son una oportunidad de negocio.
Según pudo averiguar Punto biz, el galpón propiamente dicho (es decir, los materiales puestos en un contenedor) cuesta, en promedio, un 30% menos (valor FOB) en China que en Argentina. Claro que ese porcentaje de ahorro disminuye en el costo total de la instalación. Teniendo en cuenta que los materiales representan cerca de un 30% de la inversión completa (incluyendo obra civil, montaje, mano de obra, etc.) el descuento en la inversión total por comprar en Asia termina siendo cerca del 10%, le dijeron fuentes del rubro a Punto biz.
Pasándolo a números gruesos: teniendo en cuenta que la construcción industrial en Argentina cotiza un promedio de u$s300 el m2, traer de China un galpón de 1.000 m2 representa u$s30.000 de ahorro; y en 10.000 m2, son alrededor de u$s300.000 menos. En esa línea, construir una nave de 10.000 m2 en Argentina cuesta u$s3 M y traerla de China, u$s2,7 M.
“Cuando tenés que hacer una obra grande, no es para nada despreciable el ahorro. Para un galpón chico, es toda una movida que tenés que evaluar si vale la pena”, admitió Miguel Fantinatto, titular de Mecall, la constructora especializada en construcción modular, industrial y obra civil. Fantinatto viene estudiando el mercado chino de cerca. Hizo varios viajes de exploración a la feria de Cantón para conocer proveedores, evaluar posibilidades de fabricación y productos disponibles. Para las empresas de su rubro, dice el empresario, la tajada que les puede sacar China vendiendo productos terminados es significativa, pero no todo es fierros en su negocio y China, dice el ingeniero, "tampoco es el país de las maravillas".
Pros y contras
Comprar un galpón llave en mano en una fábrica de Guangzhou no se resuelve en un par de clics, como pedir un vestido en Shein. Hay que pagar el 100% de la torta de inversión en el momento en que los fierros se suben al barco, tener plazo, coordinar el negocio con una diferencia horaria de 13 horas (cuando en Argentina son las 8 de la mañana en China las 9 de la noche), hay que reinterpretar las normas chinas para cálculos estructurales y, sobre todo, hay que encontrar un proveedor confiable, porque los hay de todo tipo, y, según los industriales consultados, las experiencias negativas también se multiplican.
“Montamos una estructura tubular traída de china para una multinacional y tuvieron muchos problemas por un error en la conversión entre las normas de allá y la Cirsoc, que es la que se utiliza acá. La estructura no terminó soportando lo que tenía que soportar y hubo que volver a encargar e instalar la estructura. Terminó llevando muchísimo más tiempo, y muchas veces el tiempo vale más que una diferencia de precio en el material”, advirtió Facundo Sciolla, titular de Scimaca.
Según comentó Sciolla, su empresa no trabaja con materiales chinos sobre todo por una cuestión de tiempos de entrega, “Nosotros trabajamos muy a medida y el fuerte de los chinos es el estándar. Es factible fabricar a medida en China, pero el ida y vuelta con los proveedores más el flete, que suelen ser 40 días, requiere de un tiempo y una gestión que no amerita en nuestro caso”, evaluó.
Los industriales consultados por Punto biz estimaron que traer una nave de 10.000 m2 de China puede demorar 4 meses. Y tiene que estar todo pago al momento del embarque, porque sin pago no salen del puerto.
El financiamiento es otra desventaja respecto de los proveedores de acero locales que, ante la competencia china -imbatible en precios- tuvieron que salir a ofrecer el oro y el moro, y hoy están concediendo pagos a 90 días y en tres veces. “Esa flexibilidad era impensada en 2023. Nos teníamos que anotar en una lista para recibir mercadería, rezar que lleguen las entregas y aceptar pagar precio abierto. Hoy las siderúrgicas están visitando las fábricas y constructoras y ofreciendo beneficios para pedirnos que les compremos”, contó un industrial del Gran Rosario.
El precio del acero, además, cayó en tobogán en Argentina. “A principios de 2025 pagábamos u$s1,40 el kg de perfil W y hoy u$s1.15 dólar”, dijo el mismo empresario. En Cantón, el kg del mismo perfil cotiza u$s0,50 aprox., valor FOB.
"Por la tecnología que tienen, la calidad china es muy alta, pero tampoco es el país de las maravillas. Es fundamental saber a quién le comprás, porque hay de todo. Ellos están abiertos a recibir gente en sus fábricas, y siempre es más fácil construir confianza con alguien que vos puedas corroborar que fabrica miles de toneladas por año que con un proveedor muy pequeño. Y después está el know how local, que no se reemplaza. Los chinos a veces no saben donde queda Argentina, menos van a estar al tanto de qué requisitos hay que tener en cuenta para que te habilite un municipio o una provincia", aclararon los constructores locales.
Llegan edificios y casas en barco
No solo se embarcan naves. Un constructor le reveló a este medio que esté cotizando un edificio de 12 pisos en China, para instalar en Rosario.
También llegan de Asia las llamadas “casas cápsula”, viviendas industrializadas que se exhiben en un showroom de Nordelta y se despachan desde China a todo el país (por ejemplo, están construyendo un complejo turístico en Salta enteramente con casas cápsula).
El avance hizo que aparecieran empresas que se encargan específicamente de vincular empresarios argentinos con fábricas chinas. Hacen el trabajo largo de exploración in situ para acortar el trecho de las firmas locales en la búsqueda de un proveedor. Las naves traídas de China llave en mano parecen ser la punta del iceberg.
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