Falta de abastecimiento de insumos para la industria de la construcción

La industria de la construcción aporta entre un 5 y un 8 % del producto bruto nacional y ocupa a más de 500.000 trabajadores entre directos e indirectos. La construcción en altura, que necesita sistemas de transporte vertical, se encuentra en este momento en una situación crítica por la falta de ascensores, debido a las continuas trabas a las importaciones ejercidas en conjunto entre el BCRA, la Afip y la Secretaría de Comercio. Esto destacan desde Federación de Asociaciones y Cámaras de Ascensores de la República Argentina (Facara). 

Esto se debe a que en el 85% de las obras que son provistas por la industria local de ascensores, los proveedores habituales se encuentran desabastecidos de partes que son importadas, como las guías de cabina y contrapeso que aseguran su desplazamiento a lo largo de todo el edificio, los controles de velocidad o variadores que controlan el motor del ascensor, las barreras infrarrojas que impiden el cierre de las puertas automáticas cuando el pasajero ingresa, los motores de imán permanente para los ascensores denominados sin sala de máquinas, los botones de llamadas, los insumos importados para la fabricación de puertas automáticas o los componentes electrónicos de los controles de los ascensores, que brindan seguridad a los pasajeros transportados.

El 15% restante del mercado son obras complejas en altura que precisan ascensores de alta velocidad con equipos de diseño específico para el edificio. No existe la disponibilidad de los mismos en el mercado local, por lo que se importan en forma completa por empresas multinacionales, ya que son de tecnología compleja y con poca cantidad importada por año.

El problema de la falta de ascensores en las obras no impide solo la entrega del edificio terminado a los compradores, sino que paraliza las obras, pues, las constructoras requieren que los ascensores se instalen en forma temprana en obra para usarlos para transportar a los trabajadores de la construcción y de los múltiples gremios que trabajan en ellas y para mover materiales.

El ascensor es un insumo esencial para esta industria y los problemas de importación mencionados provocará la parálisis total de las obras afectando a todos los trabajadores del sector que es mano de obra intensivo e impactará severamente en la economía del país.

Los ascensores de todo el país quedarán detenidos por falta de repuestos

Las severas restricciones en la importación, debido a las continuas trabas ejercidas en conjunto entre el BCRA, la Afip y la Secretaría de Comercio, provocarán paulatinamente y sin pausa la detención de los ascensores por la falta de repuestos.

Esto es así porque los ascensores, al no ser una industria completamente integrada verticalmente ni en Argentina ni en ningún país del mundo, necesita de insumos importados como los motores de imán permanentes usados en las máquinas de ascensor y en los mecanismos de las puertas automáticas, los componentes electrónicos de los tableros de control, de las barreras infrarrojas que impiden el cierre de las mismas cuando ingresan los pasajeros a la cabina, los pulsadores de las botoneras de cabina y pasillo, los controles de velocidad del ascensor (variador o inverter), los amortiguadores hidráulicos del pozo, etc., etc. Y, además, el poco stock de repuestos hoy no tiene precio pues los proveedores no saben a qué precio podrán reponerlo, dada la incertidumbre en el mecanismo de importación.

En la mayoría de las ciudades, existen estrictas regulaciones en la conservación de los ascensores, que es un medio de transporte y que debe ser seguro, por lo cual la única posibilidad que tiene las empresas es sacarlos de servicio para no incumplir con las mismas.

Recordemos que los ascensores no solo se usan en las viviendas, que ya de por sí será un problema para las 15.600.000 personas, que según el último censo del Indec viven en departamentos, sino que transportan enfermos y personal de salud en sanatorios y hospitales, trabajadores de oficina en las torres comerciales, pasajeros en los subtes y en los aeropuertos, huéspedes en hoteles, estudiantes en colegios, Universidades, etc.

Y lo mismo sucederá con todas las escaleras mecánicas y rampas en shoppings, supermercados, aeropuertos, subtes, etc.

Qué solución proponemos

Sabemos que la situación del BCRA en cuanto a disponibilidad de divisas para la importación es crítica y debido a los pronósticos climáticos, continuará siéndolo durante todo el 2023, pues las previsiones en las distintas cosechas no son buenas.

Desde el sector lo que proponemos como solución es que se disocie el trámite aduanero de la importación del pago de la misma, pues hoy la SIRA integra ambos conceptos. Si la SIRA no es aprobada, no solo no se puede pagar al exterior, tampoco se puede despachar la mercadería que ya se encuentra en territorio argentino. Esto podría resolver sin más trámite, todas las importaciones que se encuentran varadas en los distintos depósitos fiscales de la Aduana Argentina, no incrementando los costos de almacenaje para el importador que ya trajo la mercadería al país, generando recaudación adicional por el pago de derechos y de los distintos impuestos de importación e incrementando el abastecimiento al mercado local.

Y para el pago de importaciones lo que proponemos es que se levanten las dos penalidades  que hoy pesan sobre las empresas si quisieran pagar las importaciones con acceso al mercado de bonos (Contado con liquidación). Estas dos penalidades son la imposibilidad de operar en el mercado de bonos si la empresa tuvo acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC –BCRA) en los últimos 90 días y la prohibición de operar en el mismo por 90 días desde la última operación con Bonos. Estas penalidades afectan también a las empresas que tienen deuda emitida en el exterior (Obligaciones negociables, etc.) que hoy solo pueden ser honradas accediendo al MULC y por lo tanto no pueden importar nada.

Además, el período de vida de las SIRA no sirve para la importación de ascensores ya que el plazo de ingeniería, fabricación y transporte supera largamente los 90 días de la misma, generando una incertidumbre contractual que hace que no se puedan firmar los contratos de provisión.