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Economía

Informe L y P

Antes y después: cómo evolucionó la deuda pública desde que asumió Milei

Antes y después: cómo evolucionó la deuda pública desde que asumió Milei

Por Redacción

   

Las líneas de crédito que recibiría el gobierno argentino del Tesoro de EE.UU. volvieron a reavivar los reclamos de algunos sectores políticos opositores por el aumento de la deuda del sector público nacional. Sin embargo, durante esta gestión la deuda ha caído. Lo que sí ocurrió fue un cambio de acreedores, pero esto no es sinónimo de incremento de deuda. Este cambio responde a que muchos no quieren prestarle más al Estado argentino. Así como la deuda de una familia o de una empresa se incrementa cuando se gasta más de lo que ingresa, con el Estado debería suceder lo mismo. Esto, de hecho, es lo que se hizo durante varias décadas, salvo en períodos muy cortos.

Por esta razón, Argentina entró nueve veces en cesación de pagos y se reestructuró la deuda a argentinos y extranjeros. En concreto, a cambio de “papelitos” impagos se otorgaron bonos de menor valor que el monto prestado originalmente. En algunos casos, ni siquiera representaban la mitad. La actual gestión quebró esa tendencia y comenzó a gastar menos de lo que ingresa, incluyendo el pago de intereses. Por lo tanto, no es posible que la deuda esté aumentando. Entonces, ¿por qué durante el primer semestre de 2024 se verificó una suba de los pasivos de la administración nacional? Como se señaló, durante décadas el Estado argentino se consolidó como un despilfarrador y estafador serial, perdiendo gran parte de sus posibilidades de financiamiento.

Así, la alternativa no fue ajustar el gasto a los ingresos —como haría una familia o un empresario responsable—, sino financiar sus excesos de erogaciones con el Banco Central (BCRA). Al principio, el BCRA transfería recursos mediante emisión monetaria, muchos más pesos de los que la gente quería. El resultado fue la pérdida de poder adquisitivo y la generación del impuesto inflacionario. No obstante, la magnitud de la demanda de financiamiento de algunos gobiernos hubiera derivado en niveles de emisión que podían llevar a una inflación aún más alta o incluso a otra hiperinflación, como amenazaba hacia el final de la gestión de Alberto Fernández–Cristina Fernández.

Para evitar ese desenlace, y dado que tenían mayor acceso que el Tesoro, algunas autoridades del BCRA optaron por tomar crédito en el mercado local —particularmente el bancario— y transferirlo al gobierno. De esta forma, se acumuló una enorme deuda remunerada que, por la necesidad de refinanciar los vencimientos de intereses, tomó dinámica propia y se transformó en una “bola de nieve” que, hacia finales de la gestión del ministro Sergio Massa, amenazaba con arrasar al BCRA. Por suerte, esto se frenó con la decisión del actual gobierno de impedir que el BCRA siguiera financiando al Tesoro y de ordenar que éste gastara menos de lo que ingresaba. A partir de allí, se comenzó a cancelar pasivos en la medida en que la demanda de pesos permitía emitir, y se tomó una decisión clave: si la deuda del BCRA había sido generada por el Tesoro, entonces debía ser absorbida por éste para sanear a la entidad monetaria y devolverle su función esencial: garantizar una moneda confiable y estable para los argentinos.

El Tesoro, entonces, le compró pasivos al BCRA con Letras del Tesoro (Lefis), con las que el Banco Central canceló su deuda remunerada con los bancos. Desde ese momento, el Tesoro pasó a ser responsable del pago de intereses, como correspondía, dado que había sido quien utilizó esos fondos. Teniendo en cuenta lo anterior, si se incorporan estos pasivos transferidos a la deuda pública total del Estado Nacional —haciéndola comparable en el tiempo—, se observa lo siguiente:

1. Hubo una caída inicial producto de la licuación en los primeros meses.

2. Luego, un alza que no llegó a los niveles previos.

3. Finalmente, una estabilización en esos valores, con un nivel que en agosto de 2025 resultaba USD 29.086 millones menor al de noviembre de 2023.

Entonces, ¿por qué el gobierno sigue tomando deuda? Porque el pasivo heredado, de USD 491.000 millones, genera intereses que esta administración paga con ingresos genuinos, es decir, con impuestos. Sin embargo, también vencen cuotas de capital y, dado el prontuario de incumplimientos de la Argentina, muchos acreedores se niegan a renovar préstamos, a diferencia de lo que ocurre en países normales. Por eso, el Tesoro debe buscar nuevos inversores privados u organismos internacionales que presten para cancelar los vencimientos con aquellos que ya no quieren seguir financiando al Estado argentino. De esta manera, se explica la toma de nueva deuda en el mercado local, con bancos internacionales, el FMI y otros organismos multilaterales.

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