De manejar fundición a invertir en la mayor planta de compostaje de la región

Cuando en 2008 los Schonfenld vendieron la fundición familiar, poco se imaginaban que años después iban a cortar cintas de una de las plantas de compostaje más grande del país con el objetivo de producir biofertilizantes. La inauguración en cuestión ocurrió sobre el cierre del año pasado cuando el complejo consiguió la habilitación formal de la Municipalidad de Rafaela, tras un desembolso de u$s400.000 que corrió por cuenta de EnBio, tal el nombre de la compañía con el que los Schonfeld producen enmiendas orgánicas líquidas y sólidas derivadas del procesamiento del guano generado por el ganado vacuno y porcino.

Justamente el desafío que representa la disposición final de los residuos pecuarios de la crianza de vacas, cerdos y pollos, es el elemento que motivó a los rafaelinos a interesarse en la producción de bioproductos que ahora desarrollan en serie. “Estamos muy entusiasmados y plena producción que se agiliza en el invierno en nuestra planta de compostaje que es de las más grandes del país con ocho hectáreas de superficie y que demandó un desembolso nuestro de u$s400.000”, precisó Daniel Schonfeld, que con 38 años y una licenciatura en administración de empresas sobre sus espaldas, se convirtió en un experto en regeneración de suelos con bajo contenido orgánico.

“El centro de compostaje vio la luz a partir de un acuerdo con Las Taperitas SA y el complejo está montado en el establecimiento de dicha sociedad que genera 90.000 toneladas de guano al año, el equivalente a 5.000 camiones, a partir de la producción de leche”, explicó Schonfeld en contacto con Punto biz. Las Taperitas es la firma que conforma la cuarta generación de otra familia con fuerte tradición en Rafaela, los Williner, quienes abastecen de leche a Ilolay, otra de las marcas del grupo, además de criar ganado porcino.

“Todo el guano que se genera en Las Taperitas se procesa en la planta que montamos desde EnBio. Parte de la materia prima transformada en compost la emplean los Williner para nutrir sus suelos y el resto lo comercializmaos a través de EnBio como compost sólido y como té de compost, de color café y olor agradable”, mencionó Schonfled.

Validación y nuevos usos

Lo cierto es que con la planta recién habilitada en EnBio nunca parecen estar quietos, la compañía logró $2,5 M de parte de la Agencia Santafesina de Ciencia, Tecnología e Innovación para avanzar en el proceso de validación sus bioproductos para su uso como fertilizantes y fitosanitarios.

“La innovación viene por el lado de la microbiología. Puntualmente vamos a trabajar sobre el té de compost que desarrolla EnBio ya que a partir de una evaluación preliminar detectamos que el producto tiene una serie de hongos y bacterias que inoculadas en cultivos intensivos posibilitan una mejor absorción de nutrientes por parte de la planta”, trató de explicar Marcos Derita, docente universitario e investigador del Instituto de Ciencias Agropecuarias del Litoral (Iciagro), entidad que tiene doble dependencia: Conicet y la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Lo cierto es que los avances que EnBio está desarrollando no son aislados. “Durante muchos años asistimos al debate entre producciones agropecuarias orgánicos versus las químicas. El escenario cambió y hoy cada vez conocemos más ejemplos de fertilización mixta. El mercado va a hacia una disminución progresiva de químicos tanto en la fertilización como en la pulverización, sobre ese modelo queremos seguir desarrollándose”, puntualizó Schonfled.