La ingeniería fue su segunda opción, pero terminó su carrera con honores

Cuando se emprende un proyecto, no siempre se logra dar en la tecla al primer intento. Muchas veces es necesario tomar rumbos nuevos para encontrar el camino adecuado. Y Lara Couvert es un ejemplo de ello, ya que luego de cursar dos años una carrera que no era la suya, comenzó Ingeniería en Tecnología de los Alimentos en la Ucel, donde no sólo se recibió, sino que lo hizo con el mejor promedio (9,17).

Lara nació hace 26 años en Carcarañá. Allí jugó al hockey y asistió a un mismo colegio desde los 4 años. “Apenas salí del secundario hice dos años de otra carrera, pero me di cuenta de que no era lo mío. Mi interés estaba en ingeniería química, para luego hacer una especialidad en alimentos.

No sabía que dictaban la Ingeniería en Alimentos en Rosario, así que cuando vi el programa en la Ucel, me inscribí sin dudar y comencé los cursillos”, indicó la ingeniera.

La familia de Lara tiene tradición universitaria, ligada a las distintas ingenierías. “Mi papá es ingeniero civil, además de profesor. Mi hermana también siguió el camino de la ingeniería, pero Ingeniera ambiental. Y mi mamá era docente”, señaló. Y a renglón seguido destacó el apoyo que le brindó su familia: “Fueron mi sostén en todo momento e hicieron que todo sea más fácil. Esto es tan mío como suyo”, aseguró, al tiempo que valoró el hecho de haber podido dedicarse exclusivamente a estudiar, sin tener que trabajar.

Lara también consideró fundamental la relación con sus compañeros: “Éramos un curso de pocas personas, y eso nos unió y eso para mí fue muy importante. Formamos un grupo muy lindo de amigas irreemplazables”.

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