Aprendió a valorar la unión ruralista cuando estuvo con el agua al cuello

Soledad Aramendi se crió en Villas Cañás, provincia de Santa Fe, como única hija de una familia abocada al campo. Desde muy pequeña mamó el trabajo de la siembra, la cosecha y la cría de animales, por eso, a la hora de forjar un camino propio, tomó las riendas del campo familiar y honró los valores que trae desde la cuna. Hoy se desempeña como presidenta de la Sociedad Rural de Rosario (SRR), cargo que la convirtió en una mujer influyente de la región núcleo y en la portavoz de las necesidades de los productores de la zona.

“Vengo de una familia completamente dedicada a la producción agropecuaria, tanto de parte de mi madre como de mi padre. En la mesa de mi casa, el tema de todos los días era lo que sucedía en el campo; se debatían las soluciones para las enfermedades de los animales o las inclemencias del clima. El trabajo rural es parte de mi vida desde que tengo uso de razón”, confió Aramendi a Punto biz. Sin embargo, siendo más joven probó torcer el rumbo que le había marcado la cuna.

Cuando tuvo la libertad de elegir qué estudiar, todavía no vislumbraba su destino y se instaló en Rosario para inscribirse en Medicina. Al tiempo, sus planes de vida cambiaron y decidió enfocarse en otra carrera universitaria, pero de nuevo esquivó la herencia y fue por Arquitectura. Llegó a graduarse y a dar sus primeros pasos en el sector de la construcción pero la crisis económica que sacudió al país en 2001 la obligó a dar un cimbronazo, y tomó la decisión de hacerse cargo de la administración del campo familiar.

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