El cordón oleaginoso del Gran Rosario, antes conocido por sus millonarias inversiones industriales, hoy es noticia por la
seguidilla de medidas de fuerza que no tienen como objetivo sólo mejorar las condiciones laborales de los trabajadores sino dirimir una interna entre caciques por el control de la estratégica zona productiva.
El problema es que el récord de huelgas y piquetes que se vivió en 2012 y que se repetiría este año de seguir la alta conflictividad podría convertir a la región en un “puerto sucio”, caracterización que en el comercio internacional se traduce en tarifas más caras para llevar los barcos a los muelles.
Pero los empresarios, que ahora se quejan, también tienen parte de su responsabilidad. Las precarias condiciones laborales con las que tenían a los estibadores a principios de los 90 y preferir negociar con un sólo cacique gremial, incidieron notablemente entre las razones que derivaron en el crecimiento exponencial de la cooperativa de estibadores.
Lo cierto es que cuando San Lorenzo recupera las industrias del cordón cerradas en los 90, comienza una fuerte conducción sindical y los gremios recuperan el poder perdido y comienzan a asomarse los nombres fuertes que hoy se disputan el poder gremial de la región. Actualmente la confederal regional, quedó bajo la conducción de dos figuras como Edgardo Quiroga, secretario general del sindicato municipal de San Lorenzo y Herme Juárez, titular del Sindicato Unido Portuarios Argentinos (SUPA), quienes fueron tomando poder desde la normalización de la CGT en el 2010; hoy en soledad, con el apoyo de 4 o 5 gremios con poco peso a la hora de tomar decisiones como comercio, autonconvocados de SOMU, el sindicato de la carne y el de conductores de remisses.
El resto de los gremios de peso, como camioneros, marina mercante, patrones fluviales urgara y carga y descarga, dejaron de asistir a las asambleas de la CGT, por considerar que las decisiones que se tomaban no los incluían.
La lucha por el control de la CGT San Lorenzo es histórica y tuvo varios episodios en los últimos años. En 2010, la confederal tuvo un proceso de normalización, cuando la conducción nacional a cargo de Hugo Moyano avaló la designación de una nueva comisión directiva encabezada por el metalmecánico Walter Cabrera, el titular de papeleros José Aguirre y el municipal Edgardo Quiroga como adjunto.
Aquella reunión en la que asistieron autoridades nacionales de la CGT marcó una nueva conducción gremial y política que reemplazaba al aceitero Pablo Reguera, quien junto a otros gremios conformó otra CGT, la 17 de Octubre.
Desde entonces las luchas por el poder en el
cordón oleaginoso del Gran Rosario se reflejaban a través de medidas de fuerza, exigiendo a las empresas salarios acordes a las necesidades del trabajador, pero también en una disputa interna de ver quien “le sacaba más a las aceiteras”. La nueva CGT creó el COPA, un convenio para el complejo oleaginoso donde se discutirían salarios para todos los trabajadores de las cerealeras.
En menos de un año de formación, la nueva CGT tuvo 3 secretarios generales, Walter Cabrera quien pidió licencia médica y nunca regresó, José Aguirre y Edgardo Quiroga, quien fue puesto al frente de la nueva confederal por diferencias con el anterior, un hombre más conciliador, frente a la figura de Quiroga, quien iba más al choque contra las empresas.
Este último había creado en 2011 la Intersindical Marítimo portuaria, que agrupaba a los gremios SUPA, Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, Marina Mercante, SOMU, Urgara, Carga y Descarga, vigiladores, Dragado y balizamiento, camioneros, serenos de Buques, Seamara (apuntadores y encargados marítimos y Sitram (municipales), marcando una diferencia conceptual con el resto de la CGT a la hora de negociar el COPA, como una fuerza de choque ante una actitud más conciliadora de José Aguirre.
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Esas internas, quedaron expuestas en 2012 ante un paro agroexportador en reclamo del Copa, mientras Aguirre quien todavía era secretario general quiso posponer la medida, Quiroga junto a la Intersindical resolvió negociar por su cuenta con las aceiteras e imponer el paro sindical.
La feroz disputa termina con la Intersindical desconociendo a Aguirre como secretario general, ocupando ese cargo Edgardo Quiroga, provocando el alejamiento de gremios históricos del cordón de la CGT, como Papeleros, Sutracovi (peaje), Aduana, Sitratel (telefónicos) y la Uocra que simpatizaban con el primero.
Un año después, las cuestiones internas retornan con mayor fuerza y cinco gremios como camioneros, urgara, marina mercante, patrones fluviales y carga y descarga, decidieron irse de la central obrera por diferencias con Quiroga, y armar una unidad propia para plantearle al líder sindical una CGT ordenada donde todos tengan voto y decisión, cansados de que las medidas sean tomadas por dos personas.
Junto a Quiroga, el otro hombre fuerte de la CGT es el presidente de la cooperativa portuaria y secretario general del SUPA, Herme Juárez, quien junto al primero, toman las decisiones más importantes de la organización sindical.
Pero no sólo la CGT San Lorenzo, afronta sus peores horas como organización debido a sus diferencias internas, sino que también, se enfrentan nuevamente al aceitero Pablo Reguera, líder de la organización opositora, quien decretó el segundo paro en contra de las industrias esta vez no de 24 horas como el de semanas atrás, sino por 48 h con bloqueos en las industrias aceiteras y químicas. La causa es un reclamo de mejoras en la salud hospitalaria y en apoyo a los trabajadores de Petroquímica Capitán Bermúdez, cerrada hace tres meses y con salarios adeudados a 40 trabajadores.
La CGT oficial no se adhirió a la medida y Juárez fue el primero en salir al cruce de Reguera sosteniendo que no iba a parar y que mandaría a los estibadores a trabajar, al tiempo que señaló: “el paro es consecuencia de la doble derrota recibida por el líder aceitero (Reguera): la encarcelación del abogado del gremio (Pedro Rodríguez) y la mala performance del candidato al que apadrinaron en las internas sanlorencinas”, con suma dureza”, es que en la semana previa a la medida de fuerza, el letrado del gremio Rodriguez era condenado a 8 años y medio de prisión por delitos de lesa humanidad y el domingo, la lista que apoyó el gremio salió tercera en la interna del PJ, sin chances electoralistas.
“La CGT y yo peleamos mucho por el COPA y ellos (aceiteros) aseguraban a todas las empresas que no lo íbamos a poder sacar, no hay que hacer paro por hacer paro, no se puede convocar hoy porque se levantó caliente y decidió hacer un paro, donde no nos convocan como tampoco ni nos invitaron a participar del plenario donde decidieron la medida”, agregó el estibador.
La respuesta de Reguera no tardó en llegar: “Herme Juárez es un empresario, tiene todo arreglado con las aceiteras para traer a los helicópteros, una lancha-ambulancia y andá a saber cuánto va a facturar, por eso no podemos medir lo que dice Juárez sobre los trabajadores; no podemos pensar igual que él, yo tengo otra política y otra forma de proceder, como vive él y como vivo yo, el nunca fue gremialista, usa los trabajadores del gremio SUPA para que el facture más sobre los servicios que cumple la cooperativa, nadie lo quiere decir pero es así”, apuntó Reguera.
Por otra parte, esta semana, Edgardo Quiroga, confirmó un llamado a elecciones para el mes de noviembre para designar un delegado, con la particularidad de dejar la decisión electoral a los trabajadores de los gremios apareados con esta CGT, que sufragarán con boleta única, en un hecho inédito en esta confederal.
La idea de que voten todos los trabajadores sonó algo descabellada para los titulares de los cinco gremios últimos en irse: “Nos vamos a adecuar a las ordenes de nuestra conducción nacional y a lo que la misma nos dice que tengamos que hacer, hay un estatuto que cumplir, las elecciones las debe convocar la CGT nacional”, señaló Diego Bonard, secretario general de camioneros.
En el
cordón oleaginoso del Gran Rosario, así están dados los antagonismos entre las figuras más representativas del sindicalismo regional, quienes se disputan la representatividad gremial y el poder de convocatoria, lejos parece quedar la unión de los gremios en pos de la defensa de los derechos de los trabajadores.
