Una balacera puso a Rosario ante los ojos del mundo y sacudió a la política

El ataque a balazos contra el supermercado Único de la familia Roccuzzo generó un terremoto político desde Rosario hasta el corazón de la Casa Rosada. Y obligó a Alberto Fernández y su ministro de Seguridad a abordar el tema de manera más protagónica como no lo hicieron hasta ahora, pese al récord de crímenes en 2022 con 288 asesinatos en el Gran Rosario. 

El protagonismo no garantiza un abordaje serio. “Están ganando (los narcos en Rosario)”, dijo en tono derrotista Aníbal Fernández. “Algo habrá que hacer en Rosario”, sumó con algo de liviandad y sin precisiones el presidente, a sólo 9 meses de terminar su mandato. 

Algo dejó en claro la embestida contra el comercio del suegro de Messi: a la política también le entran las balas. Fernández, Omar Perotti y Pablo Javkin sintieron el cimbronazo, cambiaron sus agendas y montaron cada uno a su estilo una réplica a la noticia de alcance mundial. 

Un acontecimiento que no fue aislado: Rosario tiene una tasa de 22 homicidios por cada 100 mil habitantes, cinco veces más que la media federal. Y en lo que va del 2023 hubo tres heridos graves de arma de fuego por día y casi un crimen por jornada. 

Javkin y Perotti aprovecharon la oportunidad para marcar más distancia del gobierno nacional. La respuesta fue acotada y tardía: apenas un compromiso de debatir el martes próximo en un plenario de comisiones el proyecto que suma jueces y fiscales federales para Rosario para perseguir el narcodelito. 

La balacera contra el súper de Lavalle al 2500 ya tuvo un efecto político inmediato: Aníbal fue corrido del abordaje de la violencia narco en Rosario. En su lugar, la Casa Rosada designó a Agustín Rossi por mayor conocimiento del territorio y diálogo con todos los actores. 

En realidad desde que desembarcó hace unos días en la jefatura de Gabinete Federal, Rossi ya venía trabajando por encima de Aníbal. Mantuvo diálogo diario para mejorar operativos conjuntos, controlar mejor a los jefes narcos que siguen cometiendo delitos desde la cárcel y avanzar con planes de infraestructura en las zonas más vulnerables. 

Rossi era visto con recelo por el círculo íntimo de Omar Perotti. El ex titular de la Agencia de Federal de Inteligencia (AFI) había criticado con dureza la gestión del rafaelino en la Casa Gris y lo enfrentó en las primarias legislativas de 2021, cuando compitió contra Marcelo Lewandowski por la senaduría nacional. Perdió por paliza casi 7 a 3. 

En la ciudad tampoco tenían tantas ilusiones de cambio. Su sector, referenciado en la ciudad por el ex ministro de Gobierno Roberto Sukerman que aspira a llegar a la Intendencia, no para de lanzar dardos al gobierno de Pablo Javkin. 

Pese a todos los reparos primó la cordura y la racionalidad. Rossi puso entre sus prioridades abordar con más eficacia el combate a la violencia narco que padecen los rosarinos. Y convenció al presidente de que no hay margen para dilatar apoyos federales para Rosario.

Las conversaciones entre el Ministerio de Seguridad provincial, la Intendencia y la Jefatura de Gabinete pasaron a ser frecuentes. Se designó un nuevo jefe de los operativos de Gendarmería, Policía Federal y Prefectura en la ciudad. Y se puso bajo la lupa el escaso aporte que venían haciendo para prevenir la narco criminalidad. 

Los datos que llegaron a lo más alto de la Casa Rosada preocuparon a Alberto Fernández: en los barrios más violentos, donde se producen a diario hasta dos o tres crímenes, hay presencia de fuerzas federales. Están a pocas cuadras de donde se producen las balaceras y no logran prevenir el derrame de sangre. Al menos por negligencia son parte del problema y no de la solución. 

La carrera por la Casa Gris

Mientras la gestión se concentró en bajar la saga de crímenes en la ciudad, la política entró en fase de definiciones en la provincia. El decreto 236 que firmó Perotti a mediados de febrero le puso fechas al calendario electoral y arrancó la carrera por su sucesión. 

En apenas dos meses vence el primer gran plazo, la conformación de alianzas. El frente de frentes opositor entre macristas, radicales, socialistas, Coalición Cívica y seguidores de Javkin ya es un hecho. Atrás quedaron los reparos ideológicos y los recelos mutuos. La necesidad de polarizar con el panperonismo pudo más que los principios. 

El PJ también tiene por delante un armado similar. Entre kirchneristas, rossistas, perotistas, camporistas y la vieja guardia deben definir un esquema de competencia interna sin agravios que les permita no dejar heridas imposibles de restaurar tras las Paso. Y resolver si suman a la izquierda de Ciudad Futura a su competencia abierta, aún con la nariz tapada. 

La fecha bisagra será el 12 de mayo. Ese día vence el plazo para presentar las candidaturas y dejar atrás semanas de intensa rosca, ofrecimientos y negociaciones. 

En la política santafesina hay al menos dos grandes enigmas en la carrera por la gobernación: Carolina Losada y Marcelo Lewandoski. Son los dirigentes con mayor intención de voto en cada uno de los frentes políticos y cuya decisión haría bajar a más de uno de la competencia mayor. 

La blonda periodista fue la gran sorpresa de 2021. Con más de 730 mil votos se quedó con las dos bancas por la mayoría en el Senado para Santa Fe y puso al radicalismo nuevamente con chances de llegar a lo más alto del poder provincial como no se daba desde la época de Horacio Usandizaga. 

La semana que pasó Losada se mostró activa en sus recorridas por la bota. Con referentes nacionales del PRO como Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal y potenció sus críticas al gobierno nacional por la inseguridad en Rosario y la crisis del campo. No descartó ninguna candidatura y aclaró que todavía hay tiempo para definirse. 

Si Losada juega en la interna del frente de frentes varios candidatos bajarían su candidatura y quedarían pocos en pie para enfrentarla. Entre esos pocos está anotado hace tiempo el también radical Maximiliano Pullaro que la enfrentó y perdió en las Paso 2021 por la senaduría nacional. El macrismo aún no reveló sus cartas, si es que las tiene.

El caso de Lewandowski es similar al de Losada, aunque parece algo más decidido a competir. Depende de una llamada: la de Cristina Fernández de Kirchner. Si la vicepresidenta lo apoya, el kirchnerismo, La Cámpora y otras tribus justicialistas harán lo propio, y el senador por Rosario también irá por el sillón del Brigadier López. Probablemente enfrentando al delfín de Perotti, Roberto Mirabella.

Ambos, Losada y Lewandowski, analizan los pro y contra de ir por la gobernación. El resto los observa, a sabiendas de que lo que definan impactará de manera decisiva sobre el tablero político santafesino. 

Pero menos que la saga de crímenes y balaceras, más cuando aparece el apellido más famoso del mundo en un mensaje intimidando. Un imán garantizado para estar bajo la lupa del mundo entero. Y dejar a la política en estado de shock.