Tratando de compartir un lugar para atravesar el invierno

La relación entre el Gobierno nacional y las provincias parece transitar hoy un tiempo de acercamiento. En muchos casos, está claro, no los une el amor. Sí, quizás, el espanto de un tiempo económico complejo que, de una u otra manera, deberán transitar juntos. Javier Milei y los gobernadores protagonizan desde hace meses una disputa en la que miden fuerzas, se ponen a prueba e intentan tirar de la cuerda para ver hasta dónde es posible pujar para imponer condiciones.

Unos y otros saben que la intransigencia, muchas veces, no es el camino adecuado para la defensa de sus propios intereses. El presidente lo intentó en el comienzo de su gestión: buscó aprobar sin consulta previa una catarata de leyes y advirtió, entre tropezones amargos, que el poder presidencial requiere de otros respaldos. Lo saben también los gobernadores, que buscaron abroquelarse detrás de sus propias conveniencias, pero que entienden que si Nación no afloja algunos torniquetes será complejo avanzar con sus gestiones. Hay un juego de conveniencias. A fuego lento, y con muchas charlas de por medio, han comenzado a entenderlo.  

Algo de esas señales cruzadas de distensión, necesarias e inevitables, se advirtió esta semana en el acto que formalizó a Maximiliano Pullaro como nuevo titular de la Región Centro. Primer detalle saliente: Milei habilitó la presencia de uno de sus colaboradores más salientes y cercanos, el ministro del Interior Guillermo Francos. Tres de los gobernadores con más peso del país –el propio Pullaro, el entrerriano Rogelio Frigerio y el cordobés Martín Llaryora– lo recibieron con reclamos, pero le dejaron claro que apoyarán los ejes centrales que hoy reclama el presidente: la aprobación de la nueva ley de bases, el pacto fiscal y su adhesión a la convocatoria para el encuentro amplio y plural que fue convocado hace ya cincuenta días días para ser concretado el próximo 25 de mayo.   

No pesa sólo el nombre de tres provincias industriales, productivas, agropecuarias en ese respaldo que Milei exige. Hay, detrás, otra lectura significativa: Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos representan hoy a buena parte del arco partidario opositor. Pullaro es radical, pero mantiene en su territorio una alianza con los socialistas. Frigerio es un hombre del PRO más puro. Llaryora pertenece al ala más dialoguista del peronismo, aquella que llegó a poner como opción presidencial a Juan Schiaretti.

Francos se llevó esas promesas del acto en Santa Fe. No es poco en tiempos en los que el presidente busca sumar las piezas para avanzar con su política de recortes y ajuste fiscal. Lo necesita para acumular poder interno, lo que de alguna manera habilitará también que se abran algunas canillas de financiamiento externo, algo sobre lo que viene machacando con evidentes complejidades el ministro de Economía, Luis Caputo.
Los tres gobernadores aprovecharon la presencia del ministro para endulzar sus oídos con la idea del apoyo, aunque pidieron a cambio algunas retribuciones.

¿Cuáles fueron los reclamos que le dejaron al titular de la cartera Interior? En un encuentro privado, breve por la apretada agenda de Francos, le marcaron que la obra pública y la deuda de las cajas de jubilaciones deben ser dos cuestiones a atender. Hubo, de parte de los mandatarios provinciales, una tercera advertencia vinculada con el tema retenciones. Pullaro, Frigerio y Llaryora evalúan que extender los tributos contra sectores de la industria o del campo podría ser una bomba atómica en una economía ya demasiado erosionada. Insistieron en que avanzar en ese punto es, para ellos, inaceptable.  
Acicateado por esos reclamos, Francos se permitió advertencias y alguna humorada durante la ceremonia celebrada para poner en funciones a Pullaro como nuevo titular de la Región Centro. El ministro repitió en un breve discurso uno de los eslogan preferidos de la administración libertaria. Dijo que “no hay plata”, pero abrió una puerta para “poder conversar otras cosas” en el segundo semestre, cuando la gestión de Milei espera se logre estabilizar a la economía. Un poco en broma, algo en serio, aprovechó para tirarle un dardo cargado de ironía a los tres gobernadores: “No saben lo que es lidiar, sin plata, con esta gente”. Aunque jugaba de visitante logró arrancarle una sonrisa al auditorio.

Frigerio fue el más componedor en su discurso. Llaryora mostró su costado peronista –y un poco también los dientes– cuando advirtió que el aporte del capital privado es importante, pero reclamó delante de Francos “tanto Estado como sea posible”. No solo eso: le devolvió al ministro la estocada sobre la mentada recuperación del segundo semestre al pedirle que anote a la Región Centro para escuchar sus reclamos desde el 1 de julio.
Pullaro se alineó con el pedido presidencial del orden fiscal y el cuidado de las cuentas. En eso no hay controversia: es tiempo de mostrar esa disposición frente a una sociedad exhausta. Pero también aprovechó para recordarle a Francos el notable aporte económico que hacen las tres provincias que componen la Región Centro y reclamó que Nación evite las desigualdades en el reparto. “Somos el motor del país”, advirtió.

El santafesino planteó la necesidad de discutir un modelo productivo a largo plazo. Es algo que lo inquieta desde que comenzó su gestión, más allá de las peleas que provoca la coyuntura. Quizás se sienten las bases para ello con el promocionado Pacto de Mayo. Libertarios y federales parecen hoy estar más cerca que nunca. Aunque en este país, tan volátil, tan convulso, nunca se sabe lo que puede acontecer mañana.