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Política

Informe de la Mediterránea

Salarios: que se puede esperar en 2024, en particular para el sector público

Docentes en pie de guerra

Por Redacción

El PBI disminuiría un 3% y la masa salarial total (neta de inflación) estaría cayendo en un porcentaje mayor. Los salarios públicos están en el ojo de la tormenta.

Por Jorge Day (Fundación Mediterránea)

Con el sinceramiento de precios de fin de 2023 sobrevino un significativo salto inflacionario, que produjo una disminución abrupta en la capacidad de pago de buena parte de la población. A este fenómeno se suma una previsible dinámica negativa en el empleo privado, dado el contexto recesivo. 

Considerando la masa de ingresos salariales, pública y privada, el escenario que puede bosquejarse para 2024 tendría las siguientes características: el PBI disminuiría un 3% y la masa salarial total (neta de inflación) estaría cayendo en un porcentaje mayor. Mala noticia para el sector comercial.

En periodos de ajuste anteriores, la masa salarial pública en provincias disminuía menos que la privada formal, en buena parte por los mayores recursos percibidos por  coparticipación. ¿Se podrá repetir para 2024? Improbable, porque se reducirían las  transferencias discrecionales a un mínimo, lo mismo ocurriría con la recaudación de impuestos provinciales, habiendo escasez de financiamiento. 

Siendo así, estarían más comprometidas aquellas provincias que dependen más de las transferencias discrecionales (como % de sus ingresos corrientes), y cuya masa salarial pública representa un alto porcentaje de la masa salarial total. En general, las provincias norteñas están en ese grupo complicado.

Luego de varios años de inflación reprimida (vía dólar, tarifas, prepagas, combustibles, etc.), el nuevo gobierno ha comenzado a sincerar los precios de la economía argentina.  Dolorosamente, esa acción de sincerar se ha traducido en una fuerte caída en el poder de  compra de su población. 

En este contexto, surge la pregunta de cuáles son las regiones que están siendo más afectadas. Para responder, es relevante considerar los factores que determinan la dinámica  de esa capacidad de compra. 

Desde una perspectiva “individual”, un indicador de la capacidad de pago es el salario 1. En cambio, la de una población es la masa salarial, que surge de la multiplicación de salario y el número de empleados. Lo lógico es que dicha masa sea mayor, mientras mayor sea el valor de la producción de bienes y servicios en un país. Es decir, en general, la masa salarial (neta de inflación) debería seguir una dinámica similar a la del PBI.  

Como excepción, un caso especial se daría cuando se parte de una alta tasa de desempleo, y que luego comienza a disminuir a ritmo fuerte. Ese desempleo decreciente se traduce en mayores salarios “deflactados” (reales). En ese periodo, es posible que la masa salarial  aumente a un ritmo superior al PBI. Pero es por un tiempo acotado, hasta cuando se estabilice la tasa de desempleo. 

Hechos observados en los últimos años

Con el planteo anterior, analicemos el caso argentino. Partiendo de un nivel alto en el periodo 2001/02, la tasa de desempleo comenzó a disminuir rápidamente, y así la masa  salarial (neta de inflación) aumentó a mayor ritmo que el PBI, hasta 2009, y luego ambos indicadores crecieron a la par. Hasta ahí, lo esperable. 

Cifras elaboradas por Fundación Mediteránea

Sin embargo, la economía argentina se estancó a partir de 2012, pero la masa  salarial continuó incrementándose. En 2014, esa masa dejó de aumentar, y a partir de  2018 comenzó a caer, y más que el PBI. Post pandemia, se ha recuperado, aunque menos  que el PBI. Y el gran temor es que en 2024 caiga más que el PBI. 

Resumiendo, la impresión es que, en algún momento, la masa salarial se incrementaba a un ritmo superior al de la capacidad productiva del país, y posteriormente debió ajustarse,  haciéndose sentir en la sociedad. 

Ahora, dentro de la parte “formal”, desagreguemos esa masa en privada y pública (y ésta última en nacional y las provinciales). La privada tiene un mayor peso en la economía, seguida por la pagada por el grupo de gobiernos provinciales.  

Hasta 2013, los tres segmentos venían aumentando a un ritmo similar. Sin embargo, a  partir de 2014, se resintió la masa salarial privada (generalmente, el sector privado hace primero el ajuste), pero las otras dos públicas siguieron incrementándose hasta 2015, y cayeron a partir de 2018. Es decir, en una economía estancada, no podía sostenerse en  el tiempo el hecho que la masa salarial pública (nacional y provinciales) continuara  aumentando.

Cifras elaboradas por Fundación Mediteránea

De los datos surge una pregunta: por qué el ajuste ha sido menor en el sector público provincial? Una posible explicación es el incremento en los fondos percibidos por  coparticipación en el periodo de estancamiento. Excluyendo Caba y Buenos Aires, esos  fondos (netos de inflación) se incrementaron un 20% entre 2011 y 2018 (El incremento en CABA y Buenos Aires fue superior al promedio de las otras jurisdicciones). Luego cayeron por recesión y pandemia, pero en 2023 volvieron a los niveles de hace cinco años atrás.  Entonces, más recursos implicó más gastos, especialmente en personal. 

Otro punto relevante es cómo se realiza el ajuste. En un contexto inflacionario, cuando  la economía se complica, usualmente el ajuste se hace vía salarios, que se rezagan con respecto a la inflación. En cuanto al empleo, se produce alguna reducción en el sector  privado, mientras que es muy raro observar una disminución significativa en el sector público. 

Cifras elaboradas por Fundación Mediteránea

Antes de pasar al próximo punto, es conveniente hacer un comentario sobre el sector privado informal. Estimando su masa salarial (neta de inflación), se observa lo predecible.  Durante las crisis, el trabajo informal es el más perjudicado, con caída principalmente en salarios. Con inflación en alza, en muchos hogares no se llega a reunir ingresos suficientes  y añaden miembros de la familia al mercado laboral (la esposa, un hijo mayor, etc.), especialmente en el informal. Eso implica tasas de desempleo relativamente estables,  generación de empleo informal y pérdida de salario real. 

 

Visión regional

De lo analizado hasta aquí, se observa que, cuando la economía se estanca, el sector  privado se ajusta, pero inicialmente no lo acompaña el sector público en provincias.  Posteriormente, en ese sector, el ajuste es menor que el realizado en provincias, y se hace  más vía salarios (rezagándose con respecto a la inflación). 

¿Cómo evolucionaron las distintas masas salariales en las provincias? Primero,  consideremos el sector privado “formal”. A nivel global, se había expandido hasta 2013,  y luego, con oscilaciones ha ido perdiendo poder de compra. De esa manera, comparemos dos periodos: expansivo 2011/2013 (aumentaba aún con una economía estancada) y luego  2013/2022 (no se incluye el 2023 porque todavía no están todos los datos disponibles). 

Cifras elaboradas por Fundación Mediteránea

La mayoría de las provincias siguió la tendencia global. Hay dos casos a destacar. Uno es el de San Juan y Tierra del Fuego que, durante el periodo expansivo, su masa salarial  aumentó más que el resto de las jurisdicciones, y luego se ajustaron más que el promedio.  En San Juan, hubo un boom transitorio en empleo y salario por la construcción vinculada a la minería, y luego volvió a la normalidad. El segundo caso es el de Neuquén, cuya masa  salarial se incrementó en ambos periodos, influido por el impulso de Vaca Muerta.

Ahora, consideremos la masa salarial pública provincial. En términos globales, aun con estancamiento económico, esa masa continuó en aumento hasta 2015, luego se estancó y cayó. La diferencia con el gráfico anterior es que se tomará el año 2015, para separar ambos periodos.  

Cifras elaboradas por Fundación Mediteránea

La mayoría sigue la tendencia global. Mendoza, Jujuy y Santa Cruz están entre las que fueron más extremas en expandirse y luego más en ajustarse. Como excepciones, están las  que fueron expansivas en ambos periodos. Vuelve a aparecer Neuquén, utilizando la mayor fuente de ingresos por el boom Vaca Muerta. También San Juan, quizá utilizando sus  ahorros (o reduciendo sus superávits fiscales) conseguidos en un periodo más activo de la minería. Sorprende Salta, y mucho más San Luis.  

Perspectivas 2024

La fuerte devaluación de fin de 2023 generó un importante salto inflacionario, con la consecuente disminución abrupta en la capacidad de pago de los argentinos. A eso se  suma que posiblemente el empleo privado se contraería en un contexto recesivo. 

Sobre lo analizado anteriormente, se puede esperar lo siguiente: 

• Para 2024 se pronostica que el PBI argentino disminuiría un 3%, y posiblemente, la masa salarial total (neta de inflación) lo haga en un porcentaje mayor. Mala noticia para el sector comercial. 

• En periodos de ajuste anteriores, la masa salarial pública en provincias disminuía menos que la privada formal, en buena parte por los mayores recursos percibidos  por coparticipación. ¿Se podrá repetir para 2024? Surgen varias dudas, porque se  reducirían las transferencias discrecionales a un mínimo, lo mismo con la  recaudación de impuestos provinciales, habiendo escasez de financiamiento.

Siendo así, estarían más comprometidas aquellas provincias que dependen más de las transferencias discrecionales (como % de sus ingresos corrientes), y cuya masa salarial pública representa un alto porcentaje de la masa salarial total. En general,  las provincias norteñas están en ese grupo complicado. 

En ese sentido, con una mirada pública de mediano plazo, en un periodo de ajuste, las  provincias económicamente más vulnerables debieran ser las que más asistencia financiera  debieran recibir. La pregunta es por qué eso no ocurre en nuestro país. La respuesta es el  exceso de gasto público en los periodos de bonanza, que no permite acumular ahorros  (fondo anticíclico), para utilizar en las épocas de “vacas flacas”.  

Como comentario final, para ganar más (o para crear más empleo), la producción de  bienes y servicios debe crecer. Transitoriamente, en el sector público se puede lograr que  la masa salarial aumente a un ritmo superior al del PBI, pero no es una tendencia  sostenible, terminando posteriormente en un indeseado ajuste.  

Es mejor que, en los periodos expansivos (que no son eternos), los incrementos sean moderados, para no sufrir en el futuro los indeseados ajustes, y peor, los muy severos.

 

 

 

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