Inversores de un fideicomiso que financió a Vicentin golpean puertas para cobrar

Los inversores de un fideicomiso creado para financiar exportaciones de Vicentín están con los nervios de punta por el default y cese de operaciones de la cerealista, que la semana pasada entró en convocatoria de acreedores. 

Se trata del Fideicomiso Vicentin Exportaciones VII, emitido en abril de 2019 con un máximo de u$s 135 M, que tiene como fiduciario al grupo TMF y en el cual participaron como colocadores  los bancos Itaú, Provincia, de Santa Fe y Bacs (Banco de Crédito y Securitización) y la sociedad de Bolsa Rosental como co colocadora. . 

El fiduciario TMF pilotea negociaciones con el grupo Vicentín para saber cuál es la estrategia del grupo a la hora de hacer frente a estos compromisos que revisten un carácter especial por tratarse de un fideicomiso y cuyo incumplimiento podrían determinar acciones penales. Hasta ahora, según informó TMF en una nota remitida ayer a la Comisión Nacional de Valores, sólo pudieron obtener a modo de respuesta la misma información que circula por los medios de prensa. 

El fideicomiso permite prefinanciar exportaciones de granos de Vicentín. Con esos recursos la aceitera paga la materia prima a sus proveedores de granos y despacha la mercadería a traders del exterior. El dinero le ingresa a Vicentín en una cuenta en el exterior y tiene la obligación de transferirlo a nombre del fiduciario en Buenos Aires.

El punto es que a partir del default de Vicentín todo este circuito fue a parar al frízer. La aceitera con base en Reconquista dejó de recibir, procesar, despachar y cobrar por sus envíos hacia el exterior, para preocupación de los que lo financiaron. Como el plazo de devolución previsto en unas de las fórmulas crediticias establecidas en el fideicomiso vence al cabo de de 12 meses, les preocupa el más inminente de los vencimientos que sería de u$s 12 M. 

La cuestión decisiva es si Vicentín afectará efectivamente los recursos percibidos en el exterior para saldar compromisos con el fideicomiso. A fines de la década pasada se produjo una situación similar en el caso de la convocatoria de acreedores de la casa electrodomésticos Bonesi, que fue obligada por la Justicia a transferir a un fideicomiso que lo había financiado las cuotas que cobraba a sus clientes. Y por los incumplimientos, directivos de Bonesi debieron afrontar una causa penal.  

Aquel conflicto hizo tanto ruido que determinó un cambio en las reglamentaciones que rigen la actividad de los fideicomisos. Al frente de la Comisión Nacional de Valores (CNV) estaba por entonces Eduardo Hecker, hoy ocupado en la presidencia del Banco Nación en cobrarle deudas a Vicentín.