Se quedó con una marca histórica y ahora levanta planta en loteo industrial

Una pyme industrial a veces tiene poca espalda para enfrentar los cimbronazos de la economía nacional y en el extremo sur santafesino hace más de una década que una vieja fábrica de maquinaria para panadería no resistió. En su momento, el cierre de la fábrica Baropor, controlada por la sociedad Barolat y Porta SA, hizo ruido por los años de trayectoria que acumulaba. Lo cierto es que ahora, bajo el ala de nuevos titulares la marca Baropor resurge y sus actuales controladores están en pleno proceso de inversión para una nueva sede fabril.

Con operaciones en la ciudad de Rufino, la marca está controlada por Edgardo Mon, hombre dedicado desde siempre a fabricar máquinas especiales y quien tuvo la idea de reflotar Baropor. “Hablé con los dueños originales que habían cerrado la fábrica y liquidado los bienes de capital, les dije que quería comprarles la marca. Lo cierto es que al estar inactivo el registro, el nombre de fantasía estaba disponible, pague la licencia y me la quedé”, plantea el industrial en contacto con Punto biz.

Aunque fabrica máquinas más tecnologizadas que los antecesores, el mercado es el mismo. “Atendemos al sector panadero, un rubro que es complicado. Hoy venderle a un panadero que lo único que hace es estoquearse de harina ante el temor a que falte trigo por la sequía deja por tierra cualquier propósito de adquirir el equipamiento que nosotros hacemos”, mencionó.

Más allá de lo áspero de un negocio que además sufre la escasez de insumos importados necesarios para la fabricación de los productos, Mon encaró hace unos meses un proyecto para mudar la planta del ejido urbano de Rufino.

“Fichamos un terreno en el Área Industrial de Rufino y ya empezamos a levantar la nave fabril. Es todo un desafío ya que no es el mejor momento para vender equipos como los que nosotros hacemos, pero de a poco el espacio va tomando forma”, agregó.

Bajo la batuta de Eduardo Mon, Baropor fábrica bolleras porcionadoras de masa, diseñadas por el propio industrial. “Tanto las máquinas cortadoras, como las bolleras de molde variable fueron patentadas por mi y están teniendo muy buena salida”, indicó.

El empresario pasa del optimismo demostrado en las inversiones para la nueva sede fabril, a las dificultades actuales que le complican el horizonte de mercado. “Para nosotros es muy importante estar en ferias de alimentación ya que al margen de los negocios que se pueden cerrar en la propia muestra a uno le quedan contactos con los que trabaja todo el dueño. El problema es que ahora vos llamas a alguien que hasta hace unos meses estaba interesado en comprarte un equipo y ahora te dice que tiene otras prioridades. Es un escenario complejo”, puntualizó Mon, que con su marca estuvo presente en un stand de la última Feria Internacional de la Alimentación de Rosario (Fiar).