Para el “Messi” de los granos, los inmigrantes tienen un as bajo la manga

Si bien está hace casi 30 años viviendo en Ginebra, el rosarino Ivo Sarjanovic asegura que tuvo que acostumbrarse a la idea de vivir con la cabeza y el corazón divididos. Enviado a Suiza por Cargill, terminó al mando del negocio global de la soja en la compañía, hecho que lo catapultó al reconocimiento mundial en el mundo de los granos. Actualmente, ya retirado de la multinacional, es reconocido como un relevante consultor y docente especializado en comercio internacional.

Aunque aclara que en un principio su idea era que la experiencia fuera temporal, hoy no reniega de la vida que armó afuera. A los 57 años y con dos de sus tres hijos fuera del hogar familiar uno en Finlandia y otro en Buenos Aires, Sarjanovic considera que el ideario de los que defienden el plan de estar fijos en un sitio para siempre no es el más recomendable. “Admito que la dinámica que terminé poniendo en práctica no me permite estar 100% feliz en ningún sitio. Cuando estoy en Ginebra muchas veces extraño Argentina, y viceversa. Pero entendí que eso no es algo malo, por el contrario, nos permite replantearnos en forma constante nuestro presente”, analizó el contador público egresado de la UNR, en diálogo con Punto biz.

Ingresó a Cargill en 1989 luego de un breve paso por el Centro de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), espacio en el que tuvo una experiencia formativa fundamental junto a Rogelio Pontón. A su maduración profesional, sin embargo, la alcanzó dentro de la multinacional. Ingresó a la empresa como trader de granos, hecho que le permitió primero afincarse en Buenos Aires, luego viajar a Europa y finalmente radicarse allí. “Vine con mi esposa rosarina y mi hijo mayor recién nacido. Hubo chances de regresar, pero en el momento en que hubo un espacio en la filial argentina yo decidí continuar en Suiza, y viceversa. Ginebra fue un buen lugar para criar a mis hijos, hay muy buena atención de salud, estabilidad económica y un horizonte claro”, ponderó Sarjanovic.

Para el consultor, hacer experiencia afuera vale la pena por muchos motivos, y uno de ellos es que “alejarse del terruño te hace mejor ciudadano de tu país”. “Creo que es muy valioso lo que uno lleva de regreso a su lugar de origen, en caso de pegar la vuelta. No hablo solamente de la experiencia profesional al tomar contacto con una dinámica de empleo diferente, sino también de la capacidad para analizar fenómenos que a veces complican la vida diaria de Argentina desde otra perspectiva, de conocer las soluciones que pusieron en práctica otros países”, explicó.

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