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Política

Para abaratar costos

Nación evalúa copiar a Mendoza e importar medicamentos de India

Mendoza importará medicamentos de la India, y Nación evalúa replicar el plan

Por Redacción

El rol de Sturzenegger y su idea de que el ingreso en el país de productos aprobados en Estados Unidos sea casi automático.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, reveló que Mendoza estaba en conversaciones con el gobierno indio para importar remedios de ese país con la intención de abaratar su precio al público. La importación se iniciaría con un grupo de 25 para tratar enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, entre otras.

El gobernador, Alfredo Cornejo, lo confirmó: “Con Sturzenegger estamos trabajando en un proyecto súper ambicioso, tratando de comprar medicamentos en la India que son de la misma calidad que los que se producen en la Argentina y en el mundo, y que cuestan un 10% de lo que se cobra en la Argentina”.

En la India, conocida como la “farmacia del mundo”, operan 10.500 laboratorios que facturan u$s50.000 M anuales, pero sólo el 30% de la población tiene acceso a medicamentos esenciales. Las exportaciones totalizan unos u$s21.300 M. Para poner en contexto la magnitud industrial de ambos países: aquí se produce el equivalente a u$s6.900 M al año y las exportaciones apenas superan los u$s900 M, según cifras de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa), que está en guardia ante la movida patrocinada por Sturzenegger.

Mendoza ya estableció contacto con HRB Global, una compañía india que, según el ministro de Salud provincial, Rodolfo Montero, “cuenta con todos los sellos de la Food and Drug Administration (FDA) de EE.UU. y de su par de la Unión Europea, y cumple con la normativa internacional”. La provincia busca un ahorro del 50% en una canasta de 178 medicamentos. Como experiencia piloto, la importación se iniciaría con un grupo de 25 para tratar enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión, entre otras. El valor nominal no parece mucho, acaso el equivalente a un solo tratamiento de alto costo, entre u$s700.000 y u$s800.000, pero se busca que sí lo sea en términos simbólicos, para que este se convierta en un caso testigo.

“El avance del peso de los medicamentos sobre los presupuestos de salud de los gobiernos o de las obras sociales era del 20% hace 15 o 20 años y hoy está en 40%”, explicó Montero. “En los medicamentos generales, para la misma monodroga hay diferencias de precios de hasta 400%; además, entre enero de 2023 y julio de 2024 en la Argentina hubo aumentos de un 1000%”. Cilfa niega estas cifras y dice que los precios se movieron por debajo de la inflación minorista.

Montero afirma que ya se reunió con directivos de HRB Global en la embajada de la India en Buenos Aires para recibir documentación, tras lo cual pidió la habilitación ante la Anmat para importar y tramita ahora los permisos necesarios ante la Afip. En el organismo de control farmacéutico habían emitido un comunicado el mes pasado aclarando que no había ningún proceso en trámite por este tema. Ante la consulta, dijeron que desde entonces “no hay novedades”.

¿Los nuevos pollos de Mazzorín?

La Anmat jugará un rol clave para zanjar la polémica que ya está instalada. En la industria farmacéutica local no tardaron en alertar sobre los enormes problemas de calidad y control sanitario de las plantas instaladas en la India. Señalan que, entre 2009 y julio pasado, tras inspecciones de la FDA a varias fábricas de ese país, se detectaron 69 violaciones o desviaciones al cumplimiento de buenas prácticas de manufactura. “Los indios hacen bien la química [los principios activos que se utilizan para elaborar los medicamentos], pero son muy desprolijos para el proceso final, apoyan cosas en el suelo…van a ser los nuevos pollos de Mazzorín. ¿Quién firma esa importación?”, advierte un empresario del sector. La referencia es a Ricardo Mazzorín, el secretario de Comercio de Raúl Alfonsín que en 1986 importó pollos de Hungría y otros países, que se echaron a perder en los depósitos.

“Hay mucho desconocimiento. La FDA aprueba plantas para el caso de un solo producto y para el mercado norteamericano, no producen para todos lados; además están con la capacidad instalada completa. Sumale que te pueden decir que lo hacen en un laboratorio aprobado y en realidad lo hacen en el laboratorio de la esquina”, agrega. 

Pero no solo es la salud, también es la economía. El Instituto Universitario para el Desarrollo Productivo y Tecnológico emitió un comunicado en el que calcula que, con una balanza comercial del sector ya deficitaria en u$s7.000 M, por cada incremento adicional del 10% anual de las importaciones, el monto necesario para financiarlas rondaría los u$s7.370 M. Son cuentas hechas por Sonia Tarragona, la exjefa de gabinete de de la exministra de Salud Carla Vizzotti.

Otra fuente de la industria farmacéutica que viaja regularmente a la India, repasa las diferencias en los incentivos que reciben una y otra industria. “El primero es que en la India por toda la exportación no pagás impuesto a las ganancias; exportás el 90% no pagás el 90%. Luego tenés reintegros: si exportás materias primas son de un 7% y si exportás producto acabado, de un 15%. Podés vender al costo y te ganás el 15% y no pagás Ganancias”, relata. “El que produce en la provincia de Buenos Aires, paga tasa de seguridad e higiene. Ingresos Brutos, créditos y débitos, cargas sociales, Ganancias e IVA. Más del 50% del precio son impuestos”, lamenta.

“Allá, la mano de obra es muy barata, no hay sindicatos y podés contratar por días; cuando tenés trabajo pagás, cuando la planta no tiene trabajo no pagás. Hay unas 10.000 plantas que fabrican medicamentos y solo un centenar son buenas, el resto son químicas en lugar de farmacéuticas que ni pueden vender en el mercado doméstico: están hechas para exportar a países pobres de África. La calidad en general es pésima; son los mayores falsificadores de medicamentos”, denuncia.

Montero, en cambio, afirma que “que por un caso no se puede demonizar a todo un país”, señala que la industria farmacéutica argentina importa principios activos de la India y que laboratorios como Pfizer o Astra Zeneca también han sido objeto de investigaciones de organismos de control sanitario.

La Argentina y sus dos modelos

Mientras tanto, en la provincia de Buenos Aires, el gobernador Axel Kicillof busca avanzar hacia el mismo objetivo, aunque por el camino exactamente opuesto. En julio presentó en la Legislatura un proyecto de ley para crear el Centro de Industria Farmacéutica Bonaerense con el propósito de producir medicamentos y productos médicos desde una sociedad anónima con participación estatal mayoritaria. “Debería contribuir a evitar los sobreprecios que aplican los laboratorios privados cuando disponen de un monopolio de producción o una marca que se distinga”, se explica en la iniciativa, que por ahora no prosperó. “Es un divague”, opina el CEO de un laboratorio nacional. “Se necesitan inversiones millonarias en investigación y desarrollo; ¿de dónde va a salir la plata?” Tuvo mejor suerte otro de los proyectos de Kicillof para el sector: la creación de una empresa pública de ambulancias (Empresa Bonaerense de Emergencias en Salud), que ya tiene media sanción en Diputados.

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