Los desafíos de la industria sojera: a quién tenerle miedo

Los técnicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) son claros y calcularon cómo debería haber evolucionado la producción conjunta argentina de soja, maíz y trigo en los últimos 25 años para copiar la curva de Brasil, un gigante que en base a políticas de Estado y buenas prácticas agrícolas creció fuerte en términos de volumen de cultivos.

“Para mantenernos con la misma relación de hace 20 años con Brasil (65%), la producción argentina de los tres cultivos debería ser hoy de 165 millones de toneladas y sólo para marcar una zafra que fue mejor que la última, en la campaña 2021/2002 tuvimos 116 millones de toneladas. Es decir que hay 45 millones de toneladas que no estamos produciendo”, puntualizó hace algunas semanas Julio Calzada, al frente del Departamento de Información y Estudios Económicos de la BCR, durante el Congreso de Aapresid

A la hora del análisis de daños, los números perdidos en términos de dólares abruman. Siempre de acuerdo a la BCR, con un supuesto moderado de un 10% más de producción en 20 años, es decir un 10% de mejores rindes, de mayor superficie sembrada y de mayor intensificación agrícola, “posiblemente hemos dejado de producir 95 Mt de soja, 60 Mt de maíz, 33 Mt de trigo”. Pasados a dólares FOB, de acuerdo a la visión de Calzada, “en 20 años serían u$s77.000 M a partir de un análisis muy moderado”.

Con este panorama, el último jueves el sector productor e industrial vinculado a la soja se reunió en Rosario en el Seminario Anual de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja) y además de destacar el potencial existente entre los actores locales ligados a la oleaginosa, también graficaron cómo el escenario internacional tiene nuevos “gigantes” en el negocio.

“En pocos años, en 2025 o 2026 con todos los anuncios de plantas nuevas de molienda Estados Unidos va a pasar a procesar por encima de 75 millones de toneladas de soja”, anticipó Juan José Blanchard, líder de Louis Dreyfus Company en Latinoamérica durante el panel dedicado a la industria en el seminario de Acsoja. El ejecutivo adjudicó el fenómeno al biodiesel de segunda generación “donde las petroleras directamente entran a jugar y se transforma el aceite de soja directamente en diesel renovable”.

El biodiesel de segunda generación es el HVO (aceite vegetal hidrotratado), que a criterio de Blanchard en pocos años el aceite combustible “va a representar el 25% en cuanto a energía del total de producción de aceite mundial.

“Estados Unidos procesando 75 millones de toneladas va a tener una demanda impresionante de aceite, pero le va a sobrar mucha harina y hoy Estados Unidos solo vende harina apenas en el Caribe”, agregó el referente de LDC, que graficó así que Argentina sumará “un competidor en harina de soja especialmente en el sudeste asiático y para eso Argentina tiene que reaccionar hoy”.

Sin ir más lejos en el mismo día de su ponencia, Blanchard recalcó que acaba de haber un anuncio de inversión para una nueva planta en Dakota del Sur en sociedad con una petrolera.

EL otro cuco es Brasil. “Mientras los puertos en Argentina están parados por falta de mercadería, un barco tiene que esperar entre 65 y 70 días en el puerto de Paranaguá. UNa lógica que se da porque él rinde del poroto en Brasil está en 3.500 kg por hectárea y Argentina está muy por debajo de todo eso”, expuso el referente de LDC.

El panel de industria estuvo integrado, además del representante de LDC, por otros sociso de la Cámara de la INdustria Aceitera Argentina (CIARA) y del Centro de Exportadores de Cereales (CEC): Roberto Urquia -AGD-, Pablo Noceda -MOA-, Alfonso Romero -COFCO-, Pablo Scarafoni -Cargill- y Julian Echazarreta -ACA-.

Ejes de preocupación de la industria

“Este fuerte estancamiento es insostenible, el próximo gobierno debe dar igualdad de condiciones tributarias a la soja en relación con los otros granos, basta de maltratar a la soja que es la única industria que puede traer dólares rápidamente al país. La agroindustria tiene hoy una capacidad ociosa superior al 60% y una pérdida de valor fenomenal. En Argentina se dejo de invertir hace años, mientras que en Brasil y Estado Unidos hay una marea de inversiones en molienda, acopio y producción incluyendo biodiesel”, destacaron. 

“Necesitamos que Argentina, y sabemos que las nuevas autoridades electas en Santa Fe son conscientes, realice políticas públicas pro-exportadoras para llegar a muchos más países con productos procesados derivados de la soja. Hay que abrir mercados y dar condiciones de competencia en Argentina” coincidieron los referentes de las empresas agroexportadoras que compiten entre ellos para comprar los granos e industrializar para exportar. Y agregaron que “es imprescindible liberar la producción y exportación de las intervenciones estatales nocivas. La receta para crecer es con mercados transparentes y libres”.

La logística también fue foco de análisis de la agroexportación. Al abordar esa temática volvieron a hacer hincapié en la importancia de la Hidrovía. Y remarcaron la necesidad de tener una licitación transparente y con un pliego que apunte a un calado de salida en el mediano plazo de 40 pies; el riesgo tiene que ser empresario y sin subsidios con esquemas de peajes y donde el estado sea el contralor de este sistema. Este pedido que es algo de toda la cadena agroindustrial de Argentina tiene que estar acompañado por un serio estudio de impacto ambiental convalidado por universidades prestigiosas en conjunto.

En materia de ferrocarril destacaron la necesidad potenciarlo y poder contar con un esquema open Access; facilitar el uso de bitrenes y camiones escalables con más y mejores rutas y accesos carreteros a las terminales que luego de 50 años sin inversión se requiere avanzar en el plan que diseñó la Bolsa de Comercio de Rosario con obras austeras y escalables en etapas fácilmente financiables con esquemas de fideicomisos atendiendo a la convivencia puerto /ciudad.