Fin de campaña y comienzo del juego de las interpretaciones

Sin promesas ambiciosas, con demasiado realismo y apenas un cúmulo de frases bien intencionadas tan abstractas que podían servir a todos los candidatos, la campaña rumbo a las primarias santafesinas entró en la recta final. La mayoría de las incógnitas que se habían instalado en la previa a la definición de las candidaturas no se han resuelto. Por eso cobra fuerza el juego de las interpretaciones que arrancará la misma noche del domingo 16. Se viene una batalla por la lectura de los comicios entre quien pretende ser el candidato más votado, el frente más elegido y los que sumaron sin tener competencia interna real. Y asoma un escenario abierto para las generales de septiembre, al menos para las categorías ejecutivas entre las coaliciones más fuertes.

La campaña que terminará el próximo viernes a las 8 cuando arranque la veda electoral estuvo signada por la apatía ciudadana, la crisis de representación de la política y un eje vertebrador que atravesó todo: la violencia imparable que azota a Rosario.

No hubo actos masivos, caravanas multitudinarias ni eventos concurridos. Muchas redes sociales, medios, contactos vecinales armados para la ocasión y alguna caminata con los propios. Poco, demasiado poco para todo lo que se pone en juego en una semana.

Una de las claves del domingo 16 será el nivel de participación electoral y los votos afirmativos que se depositen en las urnas. En los comicios que hubo en medio país en lo que va del año creció fuerte el ausentismo y el sufragio anulado. Si en muchas provincias hay descontento y descrédito es verosímil proyectar un fenómeno similar para Santa Fe donde el sistema político hace tiempo no da respuesta a la principal preocupación ciudadana: vivir en paz sin temor a ser baleado, robado o asesinado en cualquier esquina de la ciudad.

La participación ciudadana en las primarias en Santa Fe se viene ubicando históricamente entre el 65 y el 70% del padrón, aún en la pandemia de 2021. Se estima que una menor asistencia a priori debería favorecer a los oficialismos que tiene asegurado su voto fidelizado, mientras que el voto de rechazo al status quo hay que movilizarlo y canalizarlo en alguna opción electoral.

Todas las miradas estarán puestas en la categoría gobernador con 13 listas en carrera, de las cuales 9 tienen competencia interna. Según la mayoría de las encuestas, la primaria del frente de frentes opositor aparece como la más pareja y la que probablemente en la sumatoria de los votos de los adversarios internos sea la más votada en toda la bota. Pero el peronismo buscará mostrar otro trofeo: tener en Marcelo Lewandowski al candidato, individualmente, más votado en la provincia para mantener intactas las chances de llegar a la Casa Gris.

Los sondeos de opinión ven una carrera muy reñida entre la senadora y el diputado provincial, casi un calco del escenario de hace dos años atrás cuando se enfrentaron por la senaduría nacional. En aquella oportunidad Losada tenía como principal activo ser la novedad en la política santafesina y un discurso marcado anti K en una elección nacional a pura grieta. Ambas variables se diluyeron dos años después: ya no es una outsider de la política tras año y medio como vicepresidenta del Senado, y la elección se “provincializó” con los temas locales más en foco.

En esta campaña le sumó además una fortísima avanzada contra su rival interno al que vinculó una y otra vez con el narcotráfico y una posterior advertencia de no acompañar a su adversario para las generales por diferencias éticas y personales. Todo eso, de acuerdo a mediciones efectuadas en focus group parecen haberle jugado en contra.

Pullaro focalizó su campaña en la seguridad, la principal preocupación de los santafesinos en general y los rosarinos en particular. Se ufanó de haber liderado una cruzada contra los principales líderes narco que derivó en su posterior detención y juzgamiento y se defendió de los cuestionamientos por designaciones en sus carteras y escuchas que lo comprometían. Paradojas de la dinámica política santafesina: en plena gestión como ministro de Seguridad padeció en carne propia las marchas masivas bajo la consigna “Rosario Sangra” por los crímenes registrados entre 2015 y 2019. Y ahora como  diputado reivindica ese pasado ante un presente que empeoró desde el regreso del peronismo al poder.

La batalla entre Carolina Losada y Maximiliano Pullaro fue intensa, dejó heridas y varios puentes dinamitados. Pero en paralelo concentró la atención mediática y del círculo rojo de una contienda que además tiene el condimento de ser un espejo de la puja nacional entre los dos aspirantes a la Casa Rosada de Juntos por el Cambio: Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta.

El jefe de Gobierno porteño y la líder del PRO se juegan la última ficha decisiva en el interior a menos de un mes de las Paso nacionales: poder mostrar a su delfín vencedor contra su rival en el tercer distrito electoral del país. El peso santafesino en el concierto nacional se explica no sólo por la cantidad de electores, sólo superado por las provincias de Buenos Aires y Córdoba, sino muy especialmente por haber estado en la tapa de los portales día por medio a raíz de la avanzada narco, las balaceras, extorsiones y asesinatos.

Hasta ahora, en la mayoría de los distritos donde Juntos por el Cambio disputó la gobernación en distintas provincias los candidatos del espacio podían tener más cercanía con Bullrich o Larreta, pero no llegaron a tener un apoyo tan explicito como en Santa Fe de los aspirantes del PRO a la presidencia de la Nación.

No sólo fue sólo. También el mensaje y la forma de involucrarse en la campaña y con el candidato apadrinado fue distinta entre Bullrich y Larreta para con Losada y Pullaro. Para apuntalar a Losada junto al macrista Federico Angelini, Bullrich desembarcó en la provincia con un discurso de mano dura y hasta deslizó que en caso de llegar a la cúpula del Ejecutivo nacional no dudaría en enviar a las fuerzas armadas a Rosario para pacificar el territorio. Y, además, después de una primera incursión santafesina donde hasta tuvo palabras de elogio para con Pullaro, salió luego a cuestionarlo recordando operativos contra el narcotráfico que no prosperaban por supuesta connivencia del ex ministro de Seguridad provincial con los capos investigados.

A su estilo, algo más dialoguista, Larreta hizo lo propio con Pullaro. Prometió dos mil agentes federales de inmediato para Rosario en caso de llegar a la Casa Rosada tras una reingeniería de Defensa: reemplazo de los gendarmes que hay en la frontera por tropas del Ejército y los miembros de Gendarmería que se van de zonas fronterizas derivarlos a Rosario.

En el poco movilizado oficialismo santafesino la historia se presenta más previsible. La mayoría de los sondeos descuenta la victoria de Lewandowski sobre Cleri, Toniolli y Busatto. Tanto por conocimiento e imagen del senador nacional como por el aporte que le dio en aparato y recursos para el centro norte el apoyo del gobernador Omar Perotti tras el intenso cierre de listas. La duda es por cuánta diferencia se impondrá el periodista deportivo sobre los otros aspirantes a la Casa Gris y qué cantidad de votos le suman al espacio del PJ a la hora de comparar entre frentes.

Los armadores de la campaña de Lewandowski van por el premio mayor: ser el candidato individualmente más votado, para de esa forma instalar la idea fuerza de ser el mejor posicionado para suceder a Perotti desde el 10 diciembre.

A días de jugarse el primer tiempo de la batalla provincial, las cartas están echadas como para habilitar un entretiempo con múltiples lecturas. Y dejar abierto un escenario donde todo puede pasar el decisivo 10 de septiembre.