¿Todos Unidos Triunfaremos? 

¿Todos Unidos triunfaremos? ¿Todos? ¿O casi todos? Mientras el país se debate en medio de disputas legislativas, la aprobación de la ley Bases, el Pacto de Mayo diferido ahora para junio, la economía resquebrajada o un gabinete nacional en tensión y revisión, la alianza que comanda en la provincia de Santa Fe inició en las últimas semanas un operativo de seducción para sumar a La Libertad Avanza. ¿Se podría cerrar una coalición tan amplia, que incluya desde libertarios hasta socialistas? Presentado de esa manera, parece una utopía. Sin embargo, hay actores de peso dentro de Unidos que a un año de las elecciones legislativas empezaron a enviar señales. 

El presidente del radicalismo provincial, el influyente senador Felipe Michlig, jugó la carta sin preámbulos. El hombre que, a fuego lento y mano firme, fue central para cocinar la candidatura luego triunfal de Maximiliano Pullaro, ya mandó a avisar que de ninguna manera se le podría cerrar la puerta de Unidos a la incorporación de los libertarios. 

El legislador cree que una propuesta más ancha, con colores ideológicos más variopintos, puede colaborar para resolver los problemas de la sociedad. Hay ejemplos de uniones con fines electorales que desmienten esta idea. 

Algo juega a favor de su argumento: hasta acá, en los escasos seis meses de gestión pullarista, el PRO y los socialistas lograron convivir sin que se expongan de forma hostil las visiones de una provincia que, en muchos temas, son bien distintas. Nadie lo hubiese pensado en el pasado. El presente de la política permite este tipo de cosas, en el pasado inverosímiles. 

No fue la única voz de peso que alentó la chance de sumar a los libertarios. Gisela Scaglia, vicegobernadora, pero además futura presidenta del PRO santafesino, planteó su deseo de incorporarlos. Scaglia cree que la pelea es contra el kirchnerismo, una mirada curiosa si se tiene en cuenta que es un espacio en reconversión, que en este momento no sabe aún hacia dónde, con qué forma y con qué líder saldrá adelante.

Esta semana una tercera voz se sumó con la misma idea. La figura más potente de la política provincial, el propio gobernador, aceptó que la propuesta es atendible, pero aclaró que dar ese paso dependía de una discusión interna en Unidos. Pullaro manifiesta en público que lo que importa en este momento de turbulencias es resolver los problemas que tiene la gente. Que no interesa “discutir el sexo de los ángeles”, sino superar las encrucijadas de este tiempo. 

El gobernador se muestra abierto a recibir a los libertarios, pero también a distintos sectores del peronismo. Con algunos intendentes del PJ ya tuvo algunas reuniones nocturnas y privadas. ¿Habrán hablado de ampliar la coalición oficialista? 

El radical, cuando admite posibles alianzas futuras extra large, pone un límite. Como su vice, le dice no al kirchnerismo. ¿Aliarse con La Libertad Avanza puede tener como único objetivo repartirse el mapa de la provincia para correr definitivamente al peronismo? No es una jugada tan lineal ni tan sencilla. Hay repartos que ofrecen complejidades. Además, hoy no es un tiempo en el que el PJ muestre bríos para volver al poder. 

¿Y si la colación ampliada tiene, en cambio, otro fin? ¿Si las reformas profundas y de peso que muchos alientan –jubilaciones, aportes de capitales privados en empresas públicas, reforma constitucional– requiere de votos y respaldos ampliados?

Y La Libertad, ¿avanza o se aleja? 

Hay muchos interrogantes para concretar un rejunte de este tipo. El primero, ver si a los propios libertarios les interesa la propuesta. A nivel nacional insisten en que jugadas de ese tipo las definen los Milei: Javier y Karina. Si a nivel nacional la figura del presidente sostiene los niveles de respaldo que exhibe hoy, incluso con los severos problemas que atraviesa la economía, es lógico preguntarse porqué no sacaría Milei a competir a alfiles que, con el sólo imperio del sello propio, puedan pelear en una contienda electoral. 

La diputada Rocío Bonacci compartió esta semana una actividad oficial del gobierno santafesino que encabezó Scaglia. Ese gesto alimentó suspicacias. Sin embargo, los referentes de La Libertad Avanza en la provincia callan, tratando de bajarle la espuma.

Hay otro tema que algunos sectores del oficialismo santafesino ven con cierto recelo y temor: ¿qué calibre y poder de fuego dentro de una interna amplia podría tener La Libertad Avanza? ¿Y si el convite termina siendo perjudicial para radicales, socialistas y el PRO? “¿Y si logran imponer a sus candidatos en una Paso y se quedan con todo?”, planten con inquietud algunos dentro de Unidos. 

Hay jugadas que merecen un análisis detallado. Y calma, mucha calma. Cualquier detalle mal leído puede resultar perjudicial. Hay un análisis que no pasa desapercibido dentro de Unidos. Con sus diferencias y similitudes, Pullaro y Milei comparten una porción del electorado. Quienes votaron al gobernador lo hicieron también por el presidente. El sufragio cruzado fue evidente en las elecciones del año pasado. No es un dato menor. Pero tampoco de suficiente peso como para alentar el armado de una alianza que, por ahora, aparece rodeada de interrogantes.