"Rosario necesita más torres premium en la primera fila del río"

Punto biz festejó sus primeros 20 años con la realización de un documental, dirigido por el reconocido Héctor “Nene” Molina, que repasa en relatos la experiencia de 20 empresarios y emprendedores que marcaron el rumbo de los negocios en estas dos décadas. En esta oportunidad, Gastón Gariboldi, CEO de Dunod, nos cuenta sobre el mercado rosarino y la convivencia entre lo nuevo y lo de siempre. Mirá el video.

En 1984, y tras varios años de ser cobrador de alquileres en Funes, Andrés Gariboldi fundó su propia inmobiliaria: Dunod, un nombre de fantasía inspirado en una editorial francesa. Gastón, su hijo y quien actualmente la dirige, es parte de aquel emprendimiento familiar desde los 14: pasaba las vacaciones escolares haciendo trámites, ordenando el archivo, yendo al banco y administrando los depósitos de propietarios. Cuando comenzó Administración de empresas, ya trabajaba en la oficina de 9 a 18, y a las 19 rumbeaba para la facultad. Tenía 21 años cuando se hizo cargo de la Tesorería.

Aún siendo un experimentado conocedor del mercado inmobiliario rosarino, hay características del escenario actual que no registran antecedentes en su trayectoria: “Hubo momentos en los que llegamos a tener más de 300 propiedades en alquiler, hoy apenas se llega a las 20. Se alquilan muy rápido”, contó. También califica de “piso histórico” el valor de los inmuebles, bajísimos a raíz de la abundancia de oferta: “Se encuentran propiedades de u$s25.000 o u$s30.000, no lo había visto antes. El producto que más se vende hoy es el monoambiente”, reveló.

Además, si bien sabe que la expansión de Rosario se está dando fuerte en Funes y Roldán, piensa que en el futuro inmediato la mira debería estar puesta en el Paraná. “La ciudad necesitaría más torres premium en la primera fila del río, con vistas privilegiadas y amenities de categoría. Creo que la oferta tiene que ir para ese lado porque hay un interés concreto en ese tipo de productos”, señaló.

La foto del mercado rosarino

Gariboldi plantea varios aspectos clave para delinear el panorama inmobiliario actual en la ciudad. Por un lado, el comprador inversor no está tan presente como en las últimas dos décadas, hoy al amperímetro lo mueve quien compra inmuebles para vivir. “El inversor se ha ido inclinando por otras alternativas que le den un rédito mayor”, admitió.

Además, explicó que el componente seguridad se volvió crucial a la hora de tomar una decisión de compra. “Quien puede vender una propiedad en Fisherton o en Alberdi está buscando irse a un barrio privado o a un edificio premium para sentirse más seguro”, advirtió.

Y el deseo de estar seguros está linkeado a otra premisa que dejó la pandemia: la idea de vivir tranquilos. Se consolidó fuertemente la zona de Funes y Roldán, donde los consumidores buscan lugares amplios y verdes, ideales para llevar una vida más relajada (y contraria al encierro experimentado durante la crisis sanitaria por el Covid-19). Pero en esos espacios ya hay una oferta nutrida, y están en marcha o ya terminados desarrollos muy importantes de barrios cerrados y abiertos. En cambio, según analiza Gariboldi, todavía hay lugar para productos que puedan ofrecer algo similar dentro de la ciudad. Otra tendencia actual: quienes buscan casa, sopesan el gasto de las expensas, que a la hora de hacer análisis de costos, influyen fuertemente en el total a pagar por mes, sobre todo en emprendimientos de alta gama.

Un mix entre lo nuevo y lo de siempre

“La tecnología va a romper todos los esquemas. Nosotros realizamos fuertes inversiones para robotizar y estandarizar muchos de nuestros procesos, desde la carga de un impuesto hasta el control de las expensas”, relató Gariboldi. Y aunque reconoce que en las últimas décadas la búsqueda de las propiedades se trasladó a las plataformas digitales, “en definitiva, antes de comprar o alquilar, las personas quieren ir a tocar las paredes, probar la cocina y ver en vivo ese balcón que tanto les gustó en el video”.

Otro aspecto que sigue siendo igual de importante es la atención al cliente, que se puede mejorar a través de la tecnología pero aún recae, sobre todo, en el equipo humano. “El cliente se lleva la experiencia que vivió con cada representante que lo atendió. Los mejores profesionales están en las mejores empresas, por eso hacemos mucho hincapié en la capacitación y la formación del personal”, aseguró. “Hoy somos 45 personas que hacemos Dunod, divididos en áreas como alquileres, contratos, ventas, recursos humanos, comunicación, administración, legales y técnica, que es el área de reclamos”, afirmó.

Un camino familiar

En 2006, Dunod se convirtió en la primera inmobiliaria de la Argentina en certificar en todos los procesos de tasación, administración y comercialización de inmuebles y Gastón lideró el proceso. Actualmente, en la empresa trabajan su madre y dos de sus tres hermanos, que coordinan la atención diaria de más de 5.000 clientes.

Con más de 2.100 propiedades en administración y 1.200 inmuebles para la venta (comercializan desarrollos como Arboria, Atardeceres, Ocho Sauces y Vida), Dunod se jacta de tener la cartera más grande de Rosario y la región.

Por ahora, Gariboldi descarta que Dunod se incorpore a la construcción: “Como política decidimos no competir con nuestros clientes”. Y si bien proyectan una ampliación de la cartera de clientes, la expansión geográfica por ahora se ve con cautela: “Acercarnos a Funes fue una primera prueba y analizamos llegar a otras localidades, pero hoy el contexto no es favorable. Estamos a la expectativa de lo que va a suceder”, evaluó.