¿Puede la Argentina convertirse en una nueva Silicon Valley?

El gobierno de Javier Milei tiene el objetivo de posicionar a la Argentina como un nuevo polo de desarrollo de inteligencia artificial (IA), que transforme al país en líder global en innovación. El momento es propicio ya que las grandes compañías tecnológicas cuentan con miles de millones de dólares para realizar inversiones en distintas partes del mundo. Ahora bien, ¿puede Argentina convertirse en una sucursal de Silicon Valley?

Los diferentes viajes realizados por el presidente Milei a San Francisco, Estados Unidos, y sus encuentros con CEOs y líderes de los gigantes tecnológicos buscan, justamente, generar acuerdos comerciales con esas compañías para proveerles desarrollo de tecnología y capital humano aplicado a esta rama de producción y servicio. En este sentido, el desafío es lograr potenciar a los talentos y resultar ser competitivos para el mundo.

El país proyecta un crecimiento del 10% en exportaciones vinculadas a la economía del conocimiento, lo que representaría unos u$s9.000 millones . Con el respaldo del gobierno y la calidad de sus profesionales, Argentina busca posicionarse como hub de servicios tecnológicos hacia el mundo. Sin embargo, para alcanzar esa meta hoy parece falta un largo camino por recorrer en materia de regulaciones e incentivos a la inversión.

“Argentina tiene un montón de potencial para convertirse en un jugador global de relevancia en la industria de inteligencia artificial por varios factores. Tenemos un capital humano muy profesional y educación de primer nivel en Ciencia, Energía, Ingeniería, Física y Matemáticas. Además, tenemos un ecosistema bastante bueno de startups tecnológicas que en la escala argentina son relevantes. Y hay mucha mentalidad de emprendedurismo. Por otra parte, de los argentinos tienen un plus, ya que cuando vamos al mundo estamos acostumbrados a un entrenamiento en las peores condiciones para emprender y cuando salís afuera a un lugar donde las cosas están más preparadas, te sueltan y volás”, opinó Bruno Ruyú, CEO de Teramot, startup rosarina que creó una inteligencia artificial que automatiza la ingeniería de datos y hoy se expande por Silicon Valley.

Pero más allá de los proyectos y las esperadas inversiones extranjeras, lo cierto es que el país se viene destacando por sus desarrollos y la calidad de sus profesionales en toda la región. Esto explica su posición de liderazgo -junto con Brasil y México- dentro de esta industria. “Creo que Argentina tiene muchas condiciones para liderar el cambio tecnológico de la inteligencia artificial. Obvio, el ecosistema es chico y hay que seguir trabajando en fomentar, en crear y ampliarlo. Tiene que haber mucha más participación en polos y clusters de todas las compañías”, dijo Juan Manuel Baruffaldi, CEO de Deep Agro, empresa de inteligencia artificial para el agro nacida en Casilda, Santa Fe. 

El gobierno de Javier Milei tendió lazos con las principales empresas tecnológicas de EEUU para atraer inversiones en IA sobre la base de ejes bien definidos: mínima regulación y las ventajas competitivas de Argentina, que incluyen una población bien educada y una vasta cantidad de tierras para centros de datos. Si bien en el sector, que conoce de primera mano el desarrollo de Silicon Valley, coinciden en que es difícil llegar a esa escala y reproducir la experiencia en la región, sí aseguran que sobran condiciones para generar un polo de innovación. 

“Para mí lo que se necesita es una visión estratégica, hacia dónde queremos llegar como país y eso implica un montón de cosas. Lo primero es definir esa decisión y a partir de ahí hace falta acomodar las políticas del Estado para que eso suceda. Cuando todo eso se acomoda, van a llegar las inversiones que se necesitan. Es importantísimo que haya inversión extranjera, porque el capital que hay en Argentina no es suficiente para apuntar algo tan alto”, afirmó Ruyú, que desembarcó meses atrás precisamente en Silicon Valley con una sede comercial de Teramot.

En efecto, hay otros gobiernos latinoamericanos que también están compitiendo por convertirse en el Silicon Valley de la región y la desventaja que tiene la Argentina es que las empresas tecnológicas que lleguen necesitarán hacer grandes inversiones en infraestructura, como servidores, y estar preparadas para enfrentar vaivenes políticos y económicos.