Industriales invierten en energía solar para no caerse del mapa exportador

Un sistema fotovoltaico es un sistema eléctrico que produce energía a partir de una fuente renovable e inagotable: el sol. En 2022, en Argentina, aumentaron un 46% los usuarios de este tipo de instalaciones pese a que requiere insumos dolarizados. La opción aparece como redituable ante escenarios de sobrecarga de la red eléctrica, aumento de tarifas y quita de subsidios, pero además es funcional a una nueva economía: la ecológica. 

“Hoy es importante evaluar cuánto me devuelve la inversión fotovoltaica en términos de ahorro en la tarifa, pero también en huella de carbono. Si yo no hago algo respecto a mi huella de carbono mis productos se empiezan a quedar sin mercado”, opina Fernando Lombardo, fundador de Energiu, una empresa rosarina dedicada a la fabricación de semiconductores de energías renovables.

El ingeniero explica que en determinadas industrias los productos que usan alta cantidad de energía no renovable pierden valor en la exportación, que es lo que le sucede hoy al sector avícola. Si bien no hay en Argentina ni en Santa Fe legislaciones que fijen limitaciones o exigencias en ese sentido, la tendencia global hace pensar que es sólo cuestión de tiempo.

El mercado de capitales y el sistema bancario internacional y local están teniendo un rol cada vez mayor en el financiamiento de proyectos y actividades orientadas hacia una economía sostenible. Desde la gestión provincial saliente, el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático encabezó un proyecto destinado a potenciar exclusivamente las instalaciones fotovoltaicas con el Nuevo Banco Santa Fe como agente financiero.

El “Programa ERA” es la iniciativa de la provincia para potenciar la generación de energía eléctrica renovable distribuida, financiando proyectos de esta índole hasta un 80%. Está destinado a monotributistas, autónomos, personas en relación de dependencia, microempresas o PyMEs. Se enmarca en el Plan Santa Fe Renovable, un desarrollo conjunto del Gobierno y la Empresa Provincial de Energía (EPE) para incorporar energías renovables al sistema interconectado provincial. 

El programa tiene la línea “ERA Colaborativo”, que permite a los usuarios asociarse entre sí para construir una instalación solar: cada dueño posee su parcela con su respectiva potencia declarada ante la EPE y así la planta inyecta esa potencia a cada medidor. La inversión conjunta posibilita costear equipos de alta potencia que para una firma autónoma serían más complejos de afrontar.

Sin embargo, el escenario de incertidumbre económica incrementada por las transiciones de gobierno pone entre signos de pregunta la continuidad de estas políticas ambientales. “Dejarlo no tiene sentido en lo económico porque con su aplicación se genera un círculo virtuoso”, considera Lombardo, y asegura: “Las empresas ya estamos caminando en este sentido”.

Otro punto clave a considerar en estos tiempos de transición, es qué va a pasar con los subsidios a las tarifas, medida que de retraerse tendría un impacto positivo directo en el rendimiento económico de las instalaciones fotovoltaicas. “Con los subsidios el repago de una instalación está a un plazo mayor que en condiciones normales en el mundo. Uno tiende a pensar que se va a corregir”, manifiestó el empresario durante la actividad “Energías renovables: sistemas fotovoltaicos en la práctica para comercio e industria”, organizada por la Federación Gremial del Comercio e Industria de Rosario.

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