Cuánta agua hay que tomar por día para cuidar la salud del corazón

Mantenerse hidratado no es solo una recomendación general de bienestar: también juga un rol relevante en la salud cardiovascular. El agua participa en funciones básicas del organismo como la regulación de la temperatura, el transporte de nutrientes y oxígeno, la lubricación de las articulaciones y la eliminación de desechos. Pero como el cuerpo pierde líquidos de manera constante al respirar, sudar o ir al baño, la reposición diaria se vuelve clave.

Desde la mirada médica, la hidratación aparece además como un factor a tener en cuenta en el control de la presión arterial. El cardiólogo Ian del Conde Pozzi, especialista en medicina vascular del Miami Cardiac & Vascular Institute, explica que la deshidratación puede generar efectos contradictorios: cuando baja el volumen de líquido en el cuerpo, la presión arterial puede descender inicialmente, pero luego el organismo libera hormonas que contraen los vasos sanguíneos para compensar, lo que puede terminar elevándola. Es decir, la falta de agua puede asociarse tanto a episodios de presión baja como alta.

Si bien todavía se necesitan más estudios concluyentes, algunas investigaciones observacionales ya marcaron una relación entre la ingesta habitual de agua y la regulación de la presión. Un trabajo publicado en 2022 en la revista Cureus observó que personas con hipertensión tendían a tener un menor porcentaje de agua corporal total. En la misma línea, un estudio difundido en Frontiers in Public Health analizó a más de 3.000 adultos chinos y detectó que el riesgo de hipertensión disminuía a medida que aumentaba el consumo de agua natural.

En cuanto a cantidades, no existe una cifra única que aplique a todas las personas. La necesidad diaria depende de variables como la edad, el nivel de actividad física, el estado de salud y el contexto climático. Como referencia general, las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos sugieren una ingesta adecuada de líquidos de unos 3,7 litros diarios para los hombres y 2,7 litros para las mujeres. Esa recomendación no incluye solo agua potable, sino también el líquido presente en alimentos y otras bebidas, como frutas, verduras, sopas e infusiones.

El objetivo es acompañar procesos esenciales del cuerpo y evitar la deshidratación, ajustando el consumo según la actividad diaria o situaciones puntuales, como altas temperaturas u olas de calor, cuando las pérdidas de agua son mayores.

Además del agua, algunas bebidas pueden colaborar con el cuidado de la presión arterial dentro de una alimentación equilibrada. Estudios citan al té de hibisco por su aporte de antioxidantes, al jugo de granada por su contenido de potasio y polifenoles, al jugo de remolacha por su efecto sobre la dilatación de los vasos sanguíneos, y a la leche baja en grasa por su aporte de calcio, potasio y magnesio, nutrientes centrales de la dieta DASH. El té verde también aparece asociado a mejoras en la función vascular. Incluso bebidas con cafeína, consumidas con moderación, pueden sumar a la hidratación diaria.

De todos modos, los especialistas advierten que la hidratación es solo una pieza del rompecabezas. Para sostener una presión arterial saludable también influyen otros hábitos: mantener un peso adecuado, realizar actividad física regular, reducir el consumo de sodio y alcohol, manejar el estrés y priorizar alimentos ricos en potasio, magnesio y fibra. En ese marco, enfoques alimentarios como la dieta DASH siguen siendo una de las estrategias más respaldadas para cuidar el corazón a largo plazo.