Tomó las riendas de una empresa familiar de 25 años y apostó por innovar

El hombre comenzó a vislumbrar este presente hace tiempo, cuando aún iba al colegio. Compartió un viaje en auto con su padre y le preguntó qué debía estudiar para ser empresario. Su papá no le brindó precisiones sobre qué carrera elegir, pero le dijo que tenía que tener sí o sí un título universitario. Román Guajardo se recibió siendo muy joven de contador, construyó su propio camino y, hace siete años, ingresó a la empresa familiar. En la línea de tiempo se anota otro mojón, cuando dos años atrás tomó sus riendas.

JMG es una empresa de 25 años de antigüedad, se dedica a la fabricación y comercialización de diluyentes y removedores para pinturas, y su planta está enclavada en el Parque Industrial de Roldán. Su inicio fue como distribuidora de los productos, mientras que en la actualidad es “una fábrica con mucha proyección y ambiciosos planes”, asegura Guajardo. Está acompañado por su madre en el liderazgo y la opinión de su padre, fundador de la compañía, sigue teniendo valor, pese a que ya no tiene injerencia en el día a día.

Tomar el ejercicio del rol que ocupa actualmente fue natural para el presidente de JMG, dado que en los últimos años la familia le otorgó un lugar de importancia en la toma de decisiones. A Guajardo, quien está acompañado también por sus tres hermanos, se lo escucha siempre hablar en plural, alejado del personalismo y la verticalidad en la conducción. La empresa trazó en su momento un plan que está apuntado a 2030, del que no se quiere despegar, y ha tenido un fuerte crecimiento en el mercado nacional de la mano de “producciones sustentables, valores éticos y una relación amigable con el medio ambiente”, cuenta el mandamás.

Guajardo forma parte de la Unión Industrial Región Rosario (Unirr), la Federación de Industriales de Santa Fe (Fisfe) y la Unión Industrial Argentina (UIA) hace un año y medio; con una inminente renovación, pasó a ser parte de su concejo directivo. Manifiesta que su empresa pudo adaptarse a los avatares de la pandemia por su flexibilidad y no modificó el rumbo.

De hecho, produjo un alcohol sanitizante que entregó a modo de donación a la Provincia y hoy representa una nueva unidad de negocios. El roldanense es un claro exponente de la nueva guardia de empresarios, apuesta a la innovación constantemente y se apoya en la red de compañías de la zona para compartir experiencias. “Levantarse cada día y afrontar los nuevos desafíos que esta profesión impone, te hace sentir reconfortado”, asegura.

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