Punto final a la crisis: tradicional fábrica salió de concurso de acreedores

La historia de Gemplast es un testimonio de resiliencia y crecimiento en el mundo de los negocios. Hace casi diez años, un incendio devastador destruyó por completo la capacidad productiva de la fábrica familiar, y en 2019 la empresa se vio obligada a entrar en concurso de acreedores. Sin embargo, el pasado 18 de febrero, el juez dictaminó el cierre del concurso, lo que marcó el final de un capítulo difícil y el inicio de una nueva etapa para la firma.

Libres de vericuetos judiciales, invirtieron u$s2.5 M en nueva nave para expandir su producción y además, planean un nuevo edificio para oficinas dentro de las 20 hectáreas que tienen en Pérez.

“Para este años tenemos grandes planes. En primer lugar, vamos a ampliar nuestra planta con 1.800 m2. Al mismo tiempo, adquirimos nuevas máquinas inyectoras, sumando un total de 26, con cuatro más en camino”, detalló Edgardo Geminelli, titular de Gemplast, en diálogo con Punto biz. Sobre esa estructura, confirmó que ya está construida pero falta que lleguen las máquinas para equiparla y ponerla en marcha.

 A su vez, comentó que la estrategia es apuntar a la diversificación de toda su matriz productiva. De este modo, barajan distintas unidades de negocio como su línea de productos para bazar y hogar, muebles de jardín y productos térmicos, macetas y envases industriales, con el eje puesto en este último caso en la industria alimenticia.

“Construiremos una nueva nave industrial dedicada exclusivamente a la producción de envases alimenticios, cumpliendo con los más altos estándares internacionales”, indicó Geminelli.

Actualmente, Gemplast abastece a importantes empresas alimenticias en Argentina, incluyendo grandes lácteas y supermercados de renombre. La empresa también tiene presencia en Paraguay y Uruguay, y se encuentra en un proceso de expansión hacia mercados como Estados Unidos y Puerto Rico.

 A pesar de los desafíos que implica competir a nivel global, la estrategia de Gemplast se basa en la innovación y el diseño de productos de alta calidad, alejándose de la simple competencia por precio. “Apostamos a la profesionalización de nuestra estructura. La dirección de la empresa ya no está concentrada en una sola persona, sino que ahora cuenta con un directorio formal en el que participan mis hijos, cada uno especializado en distintas áreas para garantizar un crecimiento sostenible a largo plazo”.

Con una plantilla de aproximadamente 270 empleados y una capacidad de producción en constante expansión, la empresa prepara el terreno para afrontar nuevos desafíos y consolidarse como un referente en la industria del plástico.

 Al recordar el camino recorrido, Geminelli expresó con emoción: "Esto no se pudo hacer sin el apoyo de todo el grupo humano que conforma la empresa. Mis hijos estuvieron a la altura de las circunstancias y más, fueron el pilar de la reconstrucción que hoy consolidamos. En lo personal, tuve el apoyo invalorable de mi pareja en los últimos años, de mis amigos que me acompañaron en los momentos difíciles y de un gran amigo en particular que tomó el rol de padre, hermano y guía. Hoy, la empresa es otra. Estamos preparados para seguir creciendo".